miércoles, 16 de mayo de 2012

VITTORIO DE SICA, ESE GRAN VISIONARIO

Yo amo el cine italiano por encima de todas las cosas. No el de ahora, aunque de vez en cuando nos regale películones, sino el de antes, más concretamente el que va desde los años 1940 al 70. Sinceramente son películas maravillosas, y me atrevo a decir que el talento que tenían sus directores no lo tenían, ni siquiera, muchos de los más afamados directores de Hollywood. Principalmente por dos motivos; primero porque los italianos trabajaban con menos dinero y eso se notaba en la imaginación, y segundo porque como Europeo, las historias italianas son más reconocibles para nosotros que las historias norteamericanas.

La cuestión es que si me tuviese que ir a una isla desierta y me obligasen a elegir entre llevarme películas italianas, españolas, norteamericanas o inglesas (que más o menos son las que más me gustan, y casi me las he visto todas), yo eligiría sin lugar a dudas las películas italianas.
Hace tres semanas asistí a una conferencia de Alex De La Iglesia, y entre otras cosas, dijo que el cine italiano tuvo una época maravillosa y que sin lugar a dudas, era el mejor cine mundial que por aquellos tiempos se estaba haciendo. Y yo estoy más que de acuerdo.

El cine italiano tiene creadores inmensos; Fellini (que para un servidor es Dios), Antonioni, Visconti, Germi, Rosellini.... etc, etc. Hoy os quiero hablar de uno de estos directores, y su nombre es Vittorio De Sica.
De Sica era de familia de pasta, (creo recordar que de la alta aristrocrácia italiana), pero el jovencito con futuro prometedor en la empresa de Papá salío rana, y se dedicó a actuar cuando era joven. Mucho tiempo después se percató de que lo suyo era el cine y decidió hacerse director.

De Sica es el director italiano que más Oscars tiene, (junto con Fellini), y recibió 4 estatuillas más que merecidas, y un buen puñado de nominaciones a mejor guión original, lo que no deja de ser curioso, ya que Hollywood en aquellos tiempos era reticente al cine extranjero, pero Fellini y De Sica siempre encontraban su lugar entre las estrellas.

De Sica tiene dos etapas; la neorrealista (aquella en la cual pretendía hablar sobre la realidad de Italia en aquellos tiempos, durante y después de la segunda guerra mundial), y la etapa COMEDIA A LA ITALIANA, donde filmó maravillosas comedias que a día de hoy se encuentran, casi todas ellas, entre las mejores películas de la historia del cine. Al final de su vida mezcló el cine serio con la comedia y nos regaló sus obras más desconocidas "El jardín de los Finzi Continni" y "Los girasoles".

Pero me voy a entretener en su etapa neorrealista.

No hay que ser muy listo para saber que actualmente vivimos tiempos más que jodidos, pues bien De Sica nos habla de estos tiempos y de estas situaciones en sus películas de antes.

En "Ladrón de bicicletas" (quizás una de las diez mejores cintas de la historia), De Sica nos relata la historia de un hombre que no tiene trabajo y está desesperado por encontrarlo, puesto que su familia se muere de hambre y tiene dos hijos, uno de ellos pequeño y enfermo. El protagonista de nuestra historia encuentra un trabajo; "pegador de carteles", pero para realizarlo necesita una bicicleta. Así que no tiene más remedio que encontrar el dinero para comprarse una bicicleta. Cuando ya la tiene se pone a trabajar pero otro hombre se la roba... A partir de este momento el film de desarrolla con una línea drmática muy simple pero efectiva; la desesperación de este hombre recorriendo las calles de Roma con su hijo inentando encontrar la bicicleta que le han robado. La película dura apenas hora y media, pero os puedo asegurar que se te ponen los pelos de punta en más de la mitad del metraje. Es una fina y astuta reflexión sobre la sociedad en la cual vivimos, sobre las necesidades de nosotros como individuos y de la supervivencia en un mundo donde lo material, desgraciadamente, significa vivir.

Antes de "Ladrón de bicicletas", De Sica nos regaló "El limpiabotas", una maravillosa película donde dos niños; uno adolescente y otro de uno 10 años, vagabundean por la calle sin nada que hacer, ya que o bien no tienen familia o bien ésta no los puede mantener. El sueño de estos chicos es tener un caballo blanco y por medio de un "chanchullo" logran conseguirlo, pero desgraciadamente son metidos en un centro de menores, bueno, centro, centro.... parece una cárcel con todas las de la ley. A partir de este momento el film nos cuenta las peripecias de estos chicos por sobrevivir en el centro de menores y por ser algo en la vida. Pero lo tienen jodido, muy jodido. El final es uno de los finales más sobrecogedores que he visto jamás en mi vida. Mitad realista y mitad mágico, ya que de pronto uno de los chicos muere y el caballo blanco sale de la niebla con paso firme... como indicando que el chico muerto ahora es el caballo, y ya puede cumplir su sueño de libertad.

El siguiente film a tener en cuenta es "Umberto D", la historia de un jubilado que vive en una pensión al cual le bajan (o le quitan), no recuerdo ahora mismo, la pensión que percibe por haber sido toda su vida funcionario. La única esperanza que tiene este abuelito es un perro que lo cuida y le la compañía. El abuelito, sin apenas nada que comer y en la calle, se las tiene que arreglar para sobrevivir, y he aquí que el personaje está tratado de una manera humana, sencilla, real y directa... Cuando se tiene que poner a pedir le da verguenza porque hay gente que le conoce por la calle, y el abuelito no quiere pasar verguenza, entonces decide enseñar al perro a tomar su sombrero a modo de "cajita" para que cualquiera le eche una moneda. Juro por Dios que la mejor secuencia del film es cuando el perro se pierde y el abuelito se entera de que va camino de la perrera donde será sacrificado. Son quince o veinte minutos de auténtico cine, donde el corazón se te pone en un puño, puesto que ese perrito adorable es para el abuelo como un hijo, el único ser vivo que sabe entenderle, protegerle y hacerle reír.

El otro film más que actual es "Milagro en Milán" una deliciosa obra de realismo mágico donde unos vagabundos y sus familias crean una comuna en un solar cerca de Milán. Allí cada cual vive como puede, pero lo importante es que se ayudan unos a otros. Las cosas se complican cuando el dueño del solar, un especulador asqueroso, se da cuenta que debajo del suelo hay petróleo. Total, pasa lo que tiene que pasar, que el especulador intenta echar a los mendigos... pero estos son ayudados por una paloma mensajera que tiene el Don de conceder todos los deseos. La película es más que curiosa porque combina muchos géneros; comedia, drama y cine fantástico, pero sinceramente es digna de ver. Puede parecer que al director se le va la olla en un par de momentos, pero si te dejas llevar, disfrutas y sientes, el film regala momentazos de cine auténtico y da esperanzas al pensar que un mundo mejor es posible.

Lo curioso de De Sica es que se autodefinía como comunista y católico. Muchos pueden pensar que una cosa es incompatible con la otra, pero yo creo que no, sobre todo si nos damos cuenta de que el comunismo y el catolicismo de sus films, si fuesen así en la realidad, serían más que perfectos.
A mi me gusta De Sica porque sus películas me apasionan y me emocionan, me enternecen y me entristecen, me hacen pensar que el ser humano es maravilloso cuando quiere... y muy hijo de puta cuando también lo desea. Pero si algo me pirra de De Sica es que su cine es directo y sencillo, humilde en planteamientos y en ejecución, pero inmenso en trascendencia .

Muchas veces he soñado con hacerme Ministro de Cultura y enseñarle a mis compañeros de gobierno o de partido algunas de sus películas, de seguro que más de uno caería en la cuenta de que no hay necesidad de joder al personal.

Dicen que el arte es importante cuando cambia el mundo. Yo creo que nada cambia el mundo, pero por el contrario siempre he pensado que si el arte sirve para cambiarte a ti mismo, ya está todo el trabajo hecho.

Esa es su grandeza.
Es usted un genio Señor De Sica.

Se le echa de menos en estos tiempos.