jueves, 24 de diciembre de 2009

martes, 22 de diciembre de 2009

2009... SERÁ HISTORIA

Pues sí... dentro de una semana y dos días, el año 2009 será historia.

No ha sido un año fácil ni redondo, al menos en cuestiones personales. En cuestiones profesionales no me puedo quejar, parece que ya he conseguido arrancar y aunque voy poco a poco me noto con fuerzas para sacar adelante proyectos, poco a poco voy creyendo más en mi, quizás por que otros creen cuando en realidad pensaba que nadie creía... pero ha sido un año algo confuso y complicado en cuestiones personales, en el sentido de que han habido muchos cambios en mi modo de percibir mi vida real... o sea, algunos desengaños amistosos... dudas y miedos que me han hecho remplantearme muchas cosas de mi modo de ser y de vivir... he abierto los ojos en algunas cuestiones cuasi-sentimentales que me tenían ya muy rayado... así que lo mejor fué ser sincero conmigo mismo y con los demás... cerrar puertas... pasar duelo en soledad... y volver a sentir que, aunque nada es fácil, todo tiene un porque.

En pocas palabras; siento que me he hecho mayor de la noche a la mañana... y lo que es mejor, pensaba que me iba a dar más miedo del que me ha dado, que me iba a costar mucho más enfrentarme a problemas y cuestiones que hasta hace nada para mi eran un mundo... pero será por resignación o por madurez que me he dado cuenta que todo tiene un cómo y un porqué... y sobre todo unas consecuencias... consecuencias que serán malas o buenas depende de cómo te las tomes. Así que, cómo se diría en una mala película americana... he aprendido de mis errores y de mis aciertos... cuando estaba a punto de caer en el abismo algo me ha salvado... y ese algo ha sido la sensación de saber que, para bien o para mal, he cerrado una etapa y ha empezado otra.

También ha sido un año de re-encuentros; cómo deseaba desde hace casi seís años, pude regresar a Barcelona en dos ocasiones. La primera de ellas en unas mini-vacaciones, la segunda de ellas para trabajar en un proyecto de cortometraje. La primera vez fué menos dura de lo que pensaba... tenía miedo de encontrar la ciudad muy cambiada y que los recuerdos me jugaran una mala pasada... al final entendí que la ciudad de Barcelona no ha cambiado, ni lo que siento por ella... soy yo el que he cambiado. La segunda vez que visité Barcelona este año, en Agosto, me lo pasé muy bien... comencé una historia de amor que por diversas cuestiones no pudo llegar a nada... pero ha sido una derrota amorosa que me ha hecho aprender a enfrentarme a mis miedos e inseguridades. La próxima vez todo será más fácil.

En Málaga la cosa ha oscilado entre mis dudas sobre continuar o no con mis estudios... y saliendo y entrando cómo todos los fines de semana a los mismos bares. Han sido unas noches divertidas y otras aburridas... momentos realmente geniales con otros momentos dónde creí que me volvía loco... o bien por incapacidad... o por aburrimiento. En cualquier caso me alegra saber que poco a poco he encontrado mi espacio... amigos de verdad... un circulo pequeño que me quiere tal y cómo soy... un círculo dónde me puedo mostrar tal y cómo soy sin miedo... y sobre todo sin mentiras ni malos rollos.

Cómo nota discordante del año la semana que pasé en Valladolid... la horrenda semana que me hizo entender que ya no tenía edad para ir empezando y terminando cosas a la misma velocidad con la que se enciende y se fuma un cigarrillo. Pero no hay mal que por bien no venga... volví a Málaga que es, sinceramente, el sitio dónde ahora mismo me encuentro más a gusto... y para viajes y nuevas ciudad ya habrá tiempo en un futuro... no es momento de pensar en nuevas aventuras ni en nuevos retos que no tengan a mi ciudad cómo principal personaje protagonista.

Entre tanto noches magnificas en casa de mi prima Estela, bénditas veladas que he pasado con amigos cercanos y lejanos... esos amigos que siempre están ahí aunque el tiempo nos haga el roce algo complicado.

Y a finales de año nueva energía... sentimientos de que todo irá a mejor... una corazonada de esas que de confirmarse será una alegría constante, segura... paz. Un premio del público al mejor cortometraje, un viaje a Jaén dónde lo pasé de puta madre.... un cumpleaños genial que pasé con la única gente que merece la pena... la gente a la que quiere.

Y en una semana y dos días el año nuevo....

Otra oportunidad no para ser lo que siempre has querido ser... sino para continuar siendo lo que ya eres.

Un abrazo.

Feliz navidad.

martes, 8 de diciembre de 2009

TRES DIAS EN FAMILIA




"Tres días con la familia", así se llama mi película favorita de este año... y quizás también la película más reciente que ha entrado en mi lista de películas favoritas de todos los tiempos.


"Tres días con la familia" es una película asombrosamente sencilla que desde el primer día que la vi, en el pasado festival de cine Español de Málaga, me ha dejado con la boca abierta.

El film narra la historia de Léa, una joven perteneciente a la burguesía catalana, que vuelve a reencontrarse con su familia por motivo del fallecimiento de su abuelo paterno, el patriarca de la familia Vich y Garbó.


Es una historia en la que apenas hay diálogos, es un film de miradas y silencios que cuentan muchas cosas, pequeños detalles que se van uniendos con otros para crear una radiografía certera y directa sobre la institución familiar.

En esta historia hay hermanos que se odian en silencio, amores que no son tal, gritos silenciosos y siempre disimulados que demandan una leve atención por aquellos que están más cerca de nosotros, momentos de alegría efímera dónde una canción nos invita a alejarnos de la sucia falsedad que nos rodea.

En esta película los padres son figuras ausentes y lejanas, cómo si en realidad padre e hijos hayan sido obligados a convivir por el mero hecho de haber nacido en la misma familia. En esta película unos se ríen de otros, anteponiendo su seguridad y su "grandeza" por encima de otras visiones y otros modos de vivir.


Hay tres secuencias de este film que literalmente me ponen los pelos de punta;


- Una de ellas es cuando Léa habla con su novio francés por teléfono y este le dice que ya no quiere seguir con ella. Léa rompe a llorar. Inmediatamente cortamos a un plano del padre de Léa que en su habitación, y sentado a los pies de la cama, escucha el llanto silencioso de su hija al otro lado de la pared.


- La otra secuencia es cuando Léa y su madre hablan claramente y dan por finalizado un tiempo de silencio. Una conversación que encierra ira y desconfianza por estar tanto tiempo fingiendo que todo iba bien... en esta conversación madre e hija se atacan mutuamente y cada una, a su manera, trata de hacer daño a la contraria. En realidad las dos necesitan ayuda, sólo que el paso del tiempo ha forjado su relación en un orgullo cerrado.


- Y la última secuencia es cuando Léa, al final de la película, rompe a llorar delante de todos los suyos, cuando están comiendo, antes del entierro se su abuelo... Ya no puede más y el grito silencioso se convierte en un llanto de dolor. Ya no hay nada que perder. Ella se siente extraña en su propio círculo, quiere salir de ahí pero no sabe cómo.


En sólo 75 minutos la directora de la cinta, Mar Coll, haca una disección seca y sin tapujos de todos los problemas y conflictos que la institución familiar encierra. Con el añadido de que esta familia es de clase alta, por lo tanto, los conflictos están más soterrados que en una familia de clase media, aquí importan primero las apariencias... lo ajeno, lo extraño, lo feo y lo sordido siempre está soterrado bajo una capa extraña de falsa tranquilidad y quietud.


Destacar aquí la soberbia labor de todos los actores entre los que sobresalen los dos protagonistas de la cinta, (ganadores de sendos premios a la mejor interpretación en el pasado festival de cine Español de Málaga), Padre, interpretado por el siempre impresionante Eduard Fernandez, e Hija, interpretada por una actriz debutante (Nausicca Bonnin), que da toda una lección interpretativa al encarnar con increible dureza y seguridad un personaje dual, con varias caras... y que en manos de otra actriz menos acertada hubiese quedado en agua de borrajas.


"Tres días con la familia" es una de esas películas que te acerca más a la verdad, a esa verdad que en el cine (por ende en la ficción) suele estar mejor explicada que en la realidad misma que vivimos día a día.

Por último recomendar su visión en versión original, (catalán) con subtitulos en castellano.

Una gozada y una obra maestra.

Sin más.