martes, 31 de enero de 2012

No volverán

Aquellos veranos no volverán. Ni tampoco su brisa marina. Ni sus reflejos en aquellos cristales, cuya rugosidad deformaban la luz hasta hacerla parecer un resplandor ausente y extraño, tan alocado y transparente que viajaba entre los objetos intentando posarse sobre aquel lugar donde su recuerdo fuese capturado para siempre.

No volverán aquellas noches con luz de velas. Ni esas canciones antiguas que surgían de alguna pregunta furtiva, bajo la tierna danza de una copa de vino tinto barato, sí, de aquel que en paladares inexpertos suele convertirse en dulce elixir lleno de lujo. Palabras desencadenadas... convertidas en caricias desesperadas.

Tampoco volverán las mañanas frescas llenas de fulgor de esperanza. El tiempo suspendido entre las once y la una, cuando se oía por la ventana el sonido del afilador, y juntos, quizás solos, da igual el estado, solíamos acariciar melodias improvisadas con aquel sonido indefinido, sonido muerto pero vivo que salía de una extraña moviola; aquella que estampa los sonidos en el silencio.

Tampoco volverán los amigos que se fueron. Aquellos a los que viste llorar una vez, cuando sin verguenza ni miedo te confesaron tus secretos. Aquellos que amaste más allá de la palabra ambigua, el sentimiento sexual que todo lo estropea, la misma libertad de tener, de poder dar sin miedo a no ser correspondido. Aquellos amigos que un día desaparecieron de tu libro... y ahora no forman parte más que de un indice lleno de tachones y páginas falsificadas.

No volverán esos bailes ni esas miradas. Las luces apagadas, los sonidos simplificados... las miradas de barra en barra, bajo aquella excusa de la risa falsa, la sonrísa perfecta y sincera que escondía el miedo del rechazo. Ni volverán aquellas madrugadas donde tu cuerpo es perfume de ron, y un beso es extrañamente dulce cuando todo el mundo se detiene, y allí en medio, fugaz, bajo mirada de decenas de desconocidos... dos y dos son uno. La noche los unió. La mañana los separará. La tarde los olvidará.

No volverán las risas por el simple placer de reír. Sin esperar nada a cambio. Ni tampoco un llanto, aquel llanto que separaba la verdad de la mentira, en realidad el abismo que todo lo hacía posible. La verdad de uno mismo, la fuerza de la palabra... el huracán de lo que nunca dijimos a nadie... pero siempre estuvimos a punto de confirmar.

Tampoco volverán aquellos amores rotos, fragmentandos, olvidados, amados, quebradizos, odiados, sepultados bajo recuerdos que fueron inventados, amores ocultos con otros amores, trampas en la cama, como dice la canción, para intentar olvidar cualquier nombre o cualquier rostro... con prisas pero sin pausas.... borrón y cuenta nueva.

Nada volverá porque todo se fue con la marea de la vida.

Hoy

Hace 7 años me pasaba las tardes entre las cuatro paredes de la Escuela de Arte Dramático. Había clases que me encantaban, otras no tanto, pero daba igual... ero lo único que tenía que hacer. Me despertaba al mediodía, comía, pillaba el autobús, me tomaba algo en el bar de Diego (fente a la escuela), y a las cuatro de la tarde entraba a clases, y no salía hasta las diez.

De jueves a sábado estaba de marcha. O sea, después de las clases, a eso de las diez, ni pasaba por casa. Dejábamos las carteras y las mochilas en casa de algún amigo y nos íbamos a tomar copas al centro.

Pensaba que mi vida era lo más. Apenas me costaba trabajo estudiar y hacer los trabajos, estaba formándome en lo que me apasionaba y encima no dejaba de conocer gente interesante tanto en la escuela, como fuera de ella, por las noches, cuando todos recorríamos el centro de bar en bar, hasta las tantas de la mañana.

Llevo días pensando y ahora sé que dejé de estudiar porque al final terminé aburriéndome de esa vida. Al final no conocía a tanta gente interesante, muchos de los profesores eran un coñazo... y no me apatecía tener que estar 6 horas al día en una escuela donde día tras día me sentía menospreciado por algunos docentes que no permitían ningún tipo de cuestionamiento sobre las materias (y modos de enseñanza), que impartían.

Llegó un momento en el cual pensé que todas esas horas de estudio, de marcha y de cafés estaban quitándole tiempo a lo que podía ser mi vida profesional. Y entonces, sopesándolo mucho, tuve que tomar una decisión.

A día de hoy tengo que decir que no me arrepiento. De vez en cuando me pagan por lo que hago, tengo un corto terminado que ha estado en muchos festivales, dos más en pre-producción, no tengo que aguantar a ningún "profesor" de turno que me dice esto se hace así o esto no se hace así... y encima, cuando me encuentro con algún petardo, simplemente tengo que mandarlo a la mierda, ya que al no tener que convivir con él entre cuatro paredes, pues eso... adiós muy buenas.

El otro día un ex compañero de la escuela me preguntó que si no añoraba estos tiempos; por supuesto le dije que SI, ¿Quién no es capaz de añorar su época de estudiante universitario, cuando la ciudad era para uno mismo, cuando no había obligaciones y todo era vivir el día a día. Este compañero también me pregunto, ¿volverías? Mi respuesta fué tajante; ni por todo el oro del mundo querría perder lo que tengo ahora para volver a lo que tuve antes. No. Definitivamente, ni loco.

Es más, de haberlo sabido antes no me hubiese matriculado en arte dramático, simplemente me hubiese puesto a currar en esto mucho antes, o al menos a intenterlo, sin tener miedo ni presión porque me faltaba formación.

¿Por qué este post? Pues porque estos días estoy trabajando en casa, escribiendo el tratamiento de un guión cinematográfico (que me han pagado¡¡¡), y cada vez que me siento en la mesa de trabajo sólo puedo repetirme a mi mismo una cosa; tengo mucha suerte, estoy haciendo lo que me gusta, y encima me pagan por ello.

Ni en mis mejores tiempos me hubiese podido imaginar que cierta parte de la felicidad consistía en eso; en escribir en pijama, en escribir fumando, en escribir haciendo lo que te gusta, sin preocuparte de nada más que no sea entregar un buen trabajo... y sobre todo, de saber y entender que si has conseguido ese trabajo es porque ya has dado un paso más allá; ahora aprecian mi manera de hacer las cosas. Ya no tengo que defenderme ante nadie, al menos no haciendo este trabajo.

Hace siete años, mientras algún profesor daba explicaciones del temario, yo miraba por la ventana de la clase, al exterior... y me preguntaba, ¿qué estaré haciendo yo dentro de siete años?

Pues el post de hoy es la respuesta.

viernes, 27 de enero de 2012

SOS

La gente está muy mosqueada. Y con razón.

Hoy se han conocido los datos del paro; más de 5.200.000 personas no tienen trabajo. Y esto contando sólamente con las personas que están apuntadas al paro. O sea, esto significa que a esta enorme suma le tenemos que añadir, al menos 2.000.000 de personas más. Algo insostenible para una economía y un país que se viene a pique.

Yo, como todos sabéis, no suelo ser o hacer aquí apología del sentimiento revolucionario, pero hoy me he hecho la siguiente reflexión; ¿Es justo que sigamos en esta situación sin al menos intentar un golpe de efecto que haga llamar la atención de nuestros "queridos políticos" con el fin de que puedan solucionar esta situación?

Si España no fuese España, sino Francia, los coches y los contenedores de basura arderían milagrosamente en las largas noches de invierno. Miles y miles de personas recorrerían las calles pidiendo justicia. El gobierno sería consciente de la situación... y algo harían.

Rajoy está desaparecido. Las primas de riesgo, a pesar de lo que nos han dicho, siguen subiendo peligrosamente. El precio del petróleo también. ¡A la mierda! Excusas, noticias para perder el tiempo, argot de iniciados políticos y económicos que buscan confundir y atontar a la gente normal. A nosotros, las personas de a pie de calle, sólo nos preocupa que cuando nos quedamos sin dinero el banco nos echa a la calle y tenemos que seguir pagando. A nosotros, nos preocupa que mientras los sueldos bajan de forma vergonzante nuestros queridos políticos y banqueros se ven incapaces de hacer un sacrificio y bajarse sus sueldos, con el fin de dar ejemplo.

Hace unos meses pensaba que estas medidas eran demagógicas. Ahora pienso que de perdidos al río; hace falta una buena revolución. Que sepan quien tiene el poder. Tendríamos que tener los cojones suficientes para ocupar todas las casas vacías, para robar la gasolina de los surtidores, para no pagar la hipoteca... para no acudir al trabajo en masa... Un día si y otro también. Cojones y cabeza para colapsar este país. Para que nadie produzca. Entrar en los centros comerciales y tomar todo aquello que necesitemos sin pagar por ello nada... simplemente hacer valer nuestro poder y demostrar que el pueblo puede.

No hago apología del robo ni de desorden social... simplemente hago apología del sentido común. De la libertad. De la supervivencia.

Cómo llevo diciendo aquí desde hace muchos años la cosa se irá a poner peor; la unión europea creará leyes para subir las horas de trabajo, para unificar los sueldos a 400 euros al mes, mientras las cosas no dejan de subir. Dentro de pocos años los bienes básicos que ahora son asequibles costarán el doble. Un bote de cola-cao será un lujo que sólo se podrá permitir aquella persona que gane el suficiente dinero.

Este es el mundo que quieren crear. No hay más. Esta es la realidad. Llevan años tratando de hacerlo y están a punto de conseguirlo. Con el rollo de la crisis económica conseguirán que millones y millones de personas acepten trabajos de mierda por menos de lo que se pagaba hace un año, por menos de lo que se pagaba hace dos... por menos de lo que se pagaba hace diez. La unión europea se ve empujada por los poderosos y los poderes ocultos, a una época oscura y siniestra... una copia certera y exacta de los paises latinoamericanos. Ahora el tercer mundo será Europa. Esperen y vean. No miento.

Las desigualdades aumentarán creando guetos de poblaciones. Haciendo tremendas la diferencias entre clases. La élite lleva años intentando borrar de enmedio a la clase media, y a punto está de conseguirlo.

Sólo existirán ricos, pobres y asalariados... que serán aquellos funcionarios que acepten vigilar, entorpecer y someter a las personas pobres (que serán la mayoría), por el precio de pequeños caprichos que serán incomprables en esos tiempos (una botella de vino, un buen filete de ternera, un apartamento de 50 metros cuadrados).

No hay vuelta atrás. El reloj ha empezado a marcar la hora. Todo se agravará con la invasión (o ataque militar) a Irak, que está a la vuelta de la esquina. Nadie dice nada, ni en las televisiones ni en la prensa, pero la nueva guerra se prepara con cautela y silencio. ¿Donde está Obama? ¿Dónde está Rajoy? ¿Donde está Merkel? ¿Qué hacen todos los políticos desde hace un mes y medio que no salen en los medios? Mirad las noticias de cualquier telediario; humo. Simplemente humo. El cierre de megaupload, el precio del petróleo, las muertes, los asesinatos... pero nuestros políticos parecen escondidos, sabiendo que un nuevo golpe de timón está a la vuelta de la esquina.

Irán será el catalizador de todas las revueltas sociales que nos esperan. Irán y el paro. ¿Por qué pensáis entonces que el gobierno de Rajoy se ha gastado más de diez millones de euros en gases lacrimógenos? Pero no sólamente en España, también en Francia, Italia, Inglaterra, Estados Unidos. Ellos saben que la gente está a punto de estallar, y cuando estallemos la ley será basura, y nos podrán confinar en pequeños campos de internamiento con el fin de proteger, según ellos, la ley y el ordén. Unos pocos darán ejemplos a los demás, y asustados, la gente sumisa acatará las ordenes del poder, ordenes que serán "tienes que ser pobre. Vienen tiempos difíciles. Acepta la limosna. Trabaja para nosotros gratis".

La sociedad tal y como la conocemos ha llegado a su fin. El comunismo resulto inutil. El capitalismo da sus últimos coletazos. El fin del segundo será más traumático y peligroso que el fin del primero. Una vez desaparezca el capitalismo tendremos dos caminos; o la anarquía o un nuevo sistema de gobierno y ordén que será como empezar otra vez de cero, con los problemas y las retenciones que esto supone.

Pase lo que pase, ocurra lo que ocurra, vienen tiempos complicados y difíciles. El documental "Colapso" explica lo que está a punto de ocurrir. Su narrador recomienda hacerse con una parcela lejos de las ciudades, en el campo, y aprender a cultivar la tierra, o en su defecto a sacar beneficios y alimentos de la situación tan desastrosa que se avecina.

Mientras la élite vivirá en pequeñas ciudades alambradas y protegidas (pequeños jardínes del Eden), el resto tendremos que vivir en ciudades mega inmensas donde la falta de comida y de recursos hará estragos entre la población.

Al final la ley de Darwin será cierta y sólo vivirán los más fuertes. La propia naturaleza hará su selección natural.

¿Moraleja? Antes de que esto ocurra, demostremos a esta gentuza que no somos tontos, que tenemos nuestros derechos y que vamos a luchar por ellos cueste lo que cueste.

jueves, 26 de enero de 2012

Los 400 golpes

Hace un par de días me compré en la fnac el pack de "las aventuras de Antoine Doniel", las 5 películas de Truffaut que marcan un hito en la historia del cine. ¿Por qué? Pues porque Truffaut hizo un experimento a lo largo de 25 años que sin lugar a dudas merece un lugar entre lo más selecto y maravilloso de la historia del cine.

El "experimento" consistia en hacer 5 películas con el mismo actor, interpretando al mismo personaje, desde que es niño hasta que es adulto, y con esta excusa hacer un análisis de las relaciones humanas en todas las épocas que nos toca vivir.

La saga comienza con "los 400 golpes", ópera prima de Truffaut basada en su infancia donde fué maltratado por sus padres y abandonado a su suerte en un correccional. El personaje (y el actor) tenía en ese momento 14 años.

Años más tarde vendría "el amor a los 20 años", que cuenta la historia del mismo personaje y la primera vez que se enamora. Unos años después rodó "besos robados", donde podemos ver al personaje un poco más mayor, ya con novia e intentando buscarse la vida.

Las dos últimas son "Domicilio conyugal", donde el personaje se casa y vive la dura aventura del matrimonio y "el amor en fuga", donde el personaje se separa de su mujer, ya tiene un hijo e intenta educarlo de la manera en la cual él no puedo estarlo... y por supuesto, al tratarse de la última parte, repasa toda su vida, sus recuerdos, sus sueños perdidos... y con ellos trata de escribir un libro.

Esta noche he visto "los 400 golpes", la primera parte de la saga. Hacía ya unos diez años que no visionaba el film, y tengo que deciros que esta noche me ha emocionado de una manera especial. Es inmensa esta pelicula, sencilla en su ejecución, pero grande en sus intenciones, en lo que significa, en lo que aporta.

Me he emocionado viendo a un niño de 14 años leyendo por las noches a Balzac, intentando que sus padres no se den cuentan que pasa las noches en vela soñando con historias que lee. Me he emocionado viendo como los padres de este niño lo ignoran, y como poco a poco se va sintiendo más solo y es por eso que decide escaparse de casa.

Me he emocionado al ver la secuencia en la cual el niño es llevado por un furgón policial en las calles de París y como, mirando a través de los barrotes, mientras el coche se aleja de su casa, este niño rompe a llorar.

Y por supuesto me he emocionado al ver de nuevo ese final. Un plano secuencia del chaval que corre sin rumbo fijo, corre muy fuerte, dejando atrás su pasado... hasta que llega al mar que nunca ha visto, y allí, tras mojarse los pies, mira fijamente a cámara y la imagen se congela. La palabra FIN aparece en la pantalla y tenemos la sensación de que hemos visto algo grande, muy grande.

Reconozco aqui que las películas de Truffaut me enseñaron a vivir, me prepararon para el futuro, me hicieron amar a las mujeres, querer a los libros, sentir pasión por el cine, admirar a los amigos... y volver la vista atrás pensando que, pasase lo que pasase, lo mejor estaba a punto de llegar.

Truffaut en sencillo, claro, limpio. Su cine habla de las personas, trata de las personas... él amaba a las personas y no se cansó de decirlo. Por eso, cuando hizo de actor en "encuentros en la tercera fase" (él era el cientifico francés), una y otra vez le decía a Spielberg; "Yo sería incapaz de rodar las películas que tu haces, Steven, porque tu sueñas con las estrellas, con otros mundos... pero yo sueño con este mundo, con lo bueno que hay en él... con las personas, con mi amor hacia ellas".

Truffaut nos dejó en el año 1984, en la mitad de su vida, aún cuando tenía mucho que decir sobre nosotros. Su hueco aún no ha sido llenado por nadie en el mundo del cine, de hecho nadie se atreve a coger su testigo porque saben que nadie como Truffaut para hacer películas limpias, sinceras, honestas... donde el drama y la comedia, como en la vida, se mezclan para hacernos ver que somos los protagonistas de nuestra propía película.

Cuando vaya a París, iré a la tumba de Truffaut y dejaré sobre ella un ejemplar de una obra de Balzac. Es un deseo que he tenido desde siempre... y aunque os parezca una tontería, sé que él desde el cielo sabrá en ese mismo momento que ha sido, desde hace mucho, ahora, y de seguro por siempre, uno de los mejores amigos que he tenido jamás.

lunes, 16 de enero de 2012

Bob Fosse

Bob Fosse era el pequeño de muchos hermanos chicos.

Tenía una hermana tres años menor que ella y un día la acompañó a clases de Baile. Sus padres querían que la chica estudiase Ballet, pero la chica no quería. Así que Bob la acompañó el primer día de clases. El profesor indico dos o tres pasos básicos, su hermana era incapaz de repetirlos, pero él probó, no tenía nada mejor que hacer.

Los tres pasos salieron en menos de dos segundos y luego más y más pasos. Al terminar el primer día de clase Bob había descubierto el baile. Le encantaba. En realidad no tenía nada mejor que hacer. Convenció a su madre para poder asistir a las clases, esta le dijo que tendría que sacar buenas notas. Bob asentió.

A los pocos meses el maestro lo estaba flipando con aquel niño masculino y fuerte que se avergonzaba de decirle a sus compañeros de instituto que bailar era su pasión.

El profesor junto a Bob con otro alumno para hacer números de claqué y así estuvieron recorriendo buena parte de los Estados Unidos durante un buen montón de años.

Al cumplir los 20 años Bob quiso probar suerte en la Gran Manzana. Dejó su casa, sus amigos, su familia y anduvo en New York haciendo castings y más castings, hasta que una compañía de teatro musical lo cogió.

Un día el director faltó. La compañía necesitaba urgentemente alguien que diera las indicaciones. Bob se puso a ello. Fué en ese momento cuando descubrió que su pasión no sólamente era bailar, sino también hacer coreografías.

En pocos años se convirtió en uno de los mejores coreografos de Broadway y quisó probar suerte dirigiendo su primera película musical. No salió bien, así que volvío al teatro. Pero que no saliera bien no significó que Bob no hubiese descubierto lo que llevaba buscando toda su vida: quería ser director de cine.

Bob siguió dirigiendo musicales de Broadway y haciendo coreografías que todo el mundo ponía por las nubes. El suyo era un estilo raro, extraño... sus coreografías eran modernas y a la vez clásicas. Movía los cuerpos de los bailarines como si fuesen máquinas perfectas, y amaba los clubs nocturnos donde tantas veces actuó cuando era joven, y es por eso que sus coreografías tenían ese aroma a vodevil, variedades... cabaret.

En el año 1970 se propuso dirigir la que sería su segunda película; "Cabaret". Año y medio más tarde estrenó el film. Esa misma noche, en la sala de estreno, había un espectador muy famoso y a la vez muy importante en el sector del cine musical; Vicente Minelli, el mejor director de musicales de todos los tiempos.

Al terminar la película Minelli se levantó, fue hasta Bob y le dijo; "Mira niño... acabo de ver la película más jodidamente perfecta que he visto jamás. Ni yo en mis 40 años de carrera he sabido hacer lo que tu has conseguido. Te deseo toda la suerte del mundo".

Bob ganó el Oscar al mejor director por "cabaret". Se lo arrebató a Coppola por EL PADRINO y cuando subió a recoger el premio se disculpó como si hubiese conseguido algo malo. En realidad Bob pensaba que era un falsante, pues nada de lo que hacía le costaba realmente trabajo. No había estudiado nada... simplemente se dejaba guiar por su intuición, por su corazón. Nadie le perdono en Hollywood que un recién llegado se hiciese con el Oscar más codiciado.

Luego vinieron "Lenny" y "All thaz jazz", dos obras maestras impresionantes que de nuevo le hicieron merecedor de una nominación al oscar al mejor director.

Bob no podía dormir. Llevaba casado más de veinte años con su mujer pero en realidad él le habia dicho a ella que necesitaba follar con todas las mujeres del mundo, que él no era de nadie. Su mujer aceptaba, así que Bob bailaba, follaba, escribia, dirigia cine... y hacía el amor con todas las mujeres que podía.

Bob tomana tranquilizantes para poder dormir. Y por la mañana estimulantes. Apenas comía. No tenía hambre. Si dejaba de trabajar un solo día entraba en una depresión profunda. Le gustaban los focos, las bailarinas, el teatro... el público.

La tarde antes del estreno de su última obra se pasó por el teatro para ver como iban los ensayos. Bob reunió en el escenario a todo el equipo y les dijo "gracias por hacerme soñar. Gracias por haberme convertido en lo que siempre desee ser".

Bob y su mujer salieron del teatro de camino al hotel pues tenían que vestirse de gala para el estreno de esa noche.

Al cruzar la calle, Bob sintió un dolor agudo en el pecho. Detuvo sus pasos. Miró a su mujer y le dijo "creo que me está dando un infarto, amor. Sé que me he portado como un cabrón contigo pero tienes que creerme, en el fondo tu has sido la única. Siempre supe que moriría joven".

Bob cayó fulminado al suelo.

Cuando vino la ambulancia sólo pudo certificar su muerte.

Y esta es, en pocas letras y frases la vida de un genio.

Bob Fosse.

miércoles, 11 de enero de 2012

De recuerdos y viajes en el tiempo

Primer post del año 2012.

Hace apenas una semana que volví de Barcelona. Lo he pasado genial. En realidad Júlia y yo no hemos hecho gran cosa, ver muchas películas, frikear en tiendas de cine... pero hemos estado juntos que es lo importante, y su compañia y presencia me basta para hacerme feliz.

Ayer por la tarde me di una vuelta por Málaga en busca de chollos cinematográficos, o lo que es lo mismo; algunas películas para comprar, buscar algo interesante... aprovechar las rebajas.

Saliendo del centro comercial Vialia me acordé que en el centro comercial Larios, que está al lado, hay un Eroski y que ese Eroski tenía una sección de películas a la que iba hace ya muchos años a pasar horas y horas mirando ofertas, haciendo batidas, comprando películas que aún conservo con mucho cariño. Tuve dos estapas Eroski; la primera de ellas cuando era un adolescente y solía visitar el centro comercial los sábados, primero el Urende y luego el Eroski. Recuerdo que en el Urende me compré hace ya la tira de años, creo que en el 1996 un recopilatorio de todas las películas de James Bond que aún conservo y escucho de vez en cuando. Recuerdo hasta el precio 1995 pesetas de aquellos tiempos, casi nada... la paga de dos semanas.

La segunda etapa fué cuando compartí piso por primera vez. Vivía en la calle Ramón Alarcón y el centro comercial que pillaba cerca, así que de vez en cuando me acercaba al Eroski y buscaba algún chollo en dvd, ni que decir tiene que encontré unos cuantos, como por ejemplo DOBLE CUERPO, de Brian de Palma, a tan sólo 4,95 euros, cuando en el Corte Inglés, creo recordar, valía 20 euros.

En fin, no divagaré más... el caso es que ayer volví a la sección de películas del Eroski y tuve un viaje en el tiempo, o lo que es lo mismo recordé cuando esa sección estaba petada de gente, había muchas películas para vender y yo y mi mejor amigo por aquellos tiempos nos pasábamos horas y horas buscando algún chollo. El de música y yo de películas.

Ayer la sección estaba vacía. No había nadie. Había cambiado de forma y distribución. Apenas la reconocía. Parecía un lugar fantasmal, arrasado por una hecatombe extraña y sin nombre que en tan solo un momento había quitado todo el encanto a aquel espacio. Después de reflexionarlo durante un momento caí en la cuenta de que esa hecatombe no era otra cosa que el paso del tiempo. Y entonces, allí estaba yo ayer... como hace 13 años, como hacía 8... buscando algún chollo pero extraño, algo perdido.... sin reconocer aquel lugar como uno de mis sitios de evasión cuando era un adolescente.

Ni que decir tiene que me acordé también del que por aquellos entonces era mi mejor amigo. Un pensamiento me llevó a otro y entonces caí en la cuenta de que en realidad las relaciones humanas, ya sea amor o amistad, son extrañas... puesto que son las únicas que empiezan siendo algo y pueden terminar siendo nada, sin apenas dejar rastro. Un edificio, al ser destruido puede dejar un hueco en la tierra. Un árbol al ser talado puede dejar en el suelo hojas o restos de madera... pero algunas relaciones humanas no dejan nada, sólo recuerdo, pero el recuerdo sólo existe en tu memoria y entonces es como si en realidad no tuvieses nada.. pues la memoria y los recuerdos pocas veces se pueden explicar con todo lujo de detalles a alguien, entonces... ¿qué nos queda?

Recordé también los tiempos de la ESAD, cuando todos éramos amigos y nos queríamos comer el mundo. Eso me llevó a recordar algunos rollos o ligues que tuve, de los que ahora no sé absolutamente nada, bien porque no acabamos muy bien o bien porque, sin dar más explicación, me aparté de sus vidas y les negué una contestación a sus llamadas.

En cualquier caso todas las personas que vamos conociendo, sigan estando con nosotros o no, nos dejan recuerdos buenos y malos, a cada uno de nosotros les corresponde poner estos recuerdos en el lugar que les corresponde.

Pero una cosa es bien cierta... ¿quién devuelve "el tiempo perdido"? ¿a donde van los buenos momentos?

El destino me tenía otra sorpresa preparada para cuando volvía a casa. Estaba en el bus escuchando música con mi MP4 cuando de pronto un impulso extraño me hizo mirar por la ventanilla... a pocos metros de mi, en la otra acera de la calle, estaba el que hace muchos años fué mi mejor amigo, estaba entrando en un portal, el portal de la que antes era su casa y ahora supongo seguirá siendo la casa de sus padres.

El no me vio a mi pero lo observé los apenas diez segundos que el bus estuvo en su trayectoria y entonces pasaron por mi mente todos los buenos momentos que había vivido con esa persona. Y ahora viene lo extraño... lo único que quedaba de esa persona cuando la estaba viendo eran sus recuerdos, porque la imagen física de esa persona me resultaba ajena, ausente... borrada.

¿Cómo es posible que apenas 20 metros de calle separen el futuro del pasado? ¿Los buenos momentos del olvido? ¿La amistad del extrañamiento? ¿Lo conocido de ayer... y lo extraño de hoy?

¿Se debería de mantener una amistad aunque sólo se alimente del recuerdo?

Esta semana me veo viejo. Echo de menos a mi amor, a mis amigas de Madrid... Echo de menos las juergas en casa de Estela, echo de menos cuando mi amiga Tania venía a casa y nos tomábamos un zumo hablando de como sería el futuro... echo de menos las tardes en la escuela de arte dramático, cuando entre té y té nos preparábamos para el siguiente examen o Carlos nos contaba sus aventuras en su último rodaje.

Y por eso mismo, porque echo de menos algunas cosas que tuve, desde hace alguno meses procuro hacerles saber a las personas que me importan que, las vea o no, aún siguen estando en mi recuerdo... y por supuesto en mi vida.