jueves, 26 de enero de 2012

Los 400 golpes

Hace un par de días me compré en la fnac el pack de "las aventuras de Antoine Doniel", las 5 películas de Truffaut que marcan un hito en la historia del cine. ¿Por qué? Pues porque Truffaut hizo un experimento a lo largo de 25 años que sin lugar a dudas merece un lugar entre lo más selecto y maravilloso de la historia del cine.

El "experimento" consistia en hacer 5 películas con el mismo actor, interpretando al mismo personaje, desde que es niño hasta que es adulto, y con esta excusa hacer un análisis de las relaciones humanas en todas las épocas que nos toca vivir.

La saga comienza con "los 400 golpes", ópera prima de Truffaut basada en su infancia donde fué maltratado por sus padres y abandonado a su suerte en un correccional. El personaje (y el actor) tenía en ese momento 14 años.

Años más tarde vendría "el amor a los 20 años", que cuenta la historia del mismo personaje y la primera vez que se enamora. Unos años después rodó "besos robados", donde podemos ver al personaje un poco más mayor, ya con novia e intentando buscarse la vida.

Las dos últimas son "Domicilio conyugal", donde el personaje se casa y vive la dura aventura del matrimonio y "el amor en fuga", donde el personaje se separa de su mujer, ya tiene un hijo e intenta educarlo de la manera en la cual él no puedo estarlo... y por supuesto, al tratarse de la última parte, repasa toda su vida, sus recuerdos, sus sueños perdidos... y con ellos trata de escribir un libro.

Esta noche he visto "los 400 golpes", la primera parte de la saga. Hacía ya unos diez años que no visionaba el film, y tengo que deciros que esta noche me ha emocionado de una manera especial. Es inmensa esta pelicula, sencilla en su ejecución, pero grande en sus intenciones, en lo que significa, en lo que aporta.

Me he emocionado viendo a un niño de 14 años leyendo por las noches a Balzac, intentando que sus padres no se den cuentan que pasa las noches en vela soñando con historias que lee. Me he emocionado viendo como los padres de este niño lo ignoran, y como poco a poco se va sintiendo más solo y es por eso que decide escaparse de casa.

Me he emocionado al ver la secuencia en la cual el niño es llevado por un furgón policial en las calles de París y como, mirando a través de los barrotes, mientras el coche se aleja de su casa, este niño rompe a llorar.

Y por supuesto me he emocionado al ver de nuevo ese final. Un plano secuencia del chaval que corre sin rumbo fijo, corre muy fuerte, dejando atrás su pasado... hasta que llega al mar que nunca ha visto, y allí, tras mojarse los pies, mira fijamente a cámara y la imagen se congela. La palabra FIN aparece en la pantalla y tenemos la sensación de que hemos visto algo grande, muy grande.

Reconozco aqui que las películas de Truffaut me enseñaron a vivir, me prepararon para el futuro, me hicieron amar a las mujeres, querer a los libros, sentir pasión por el cine, admirar a los amigos... y volver la vista atrás pensando que, pasase lo que pasase, lo mejor estaba a punto de llegar.

Truffaut en sencillo, claro, limpio. Su cine habla de las personas, trata de las personas... él amaba a las personas y no se cansó de decirlo. Por eso, cuando hizo de actor en "encuentros en la tercera fase" (él era el cientifico francés), una y otra vez le decía a Spielberg; "Yo sería incapaz de rodar las películas que tu haces, Steven, porque tu sueñas con las estrellas, con otros mundos... pero yo sueño con este mundo, con lo bueno que hay en él... con las personas, con mi amor hacia ellas".

Truffaut nos dejó en el año 1984, en la mitad de su vida, aún cuando tenía mucho que decir sobre nosotros. Su hueco aún no ha sido llenado por nadie en el mundo del cine, de hecho nadie se atreve a coger su testigo porque saben que nadie como Truffaut para hacer películas limpias, sinceras, honestas... donde el drama y la comedia, como en la vida, se mezclan para hacernos ver que somos los protagonistas de nuestra propía película.

Cuando vaya a París, iré a la tumba de Truffaut y dejaré sobre ella un ejemplar de una obra de Balzac. Es un deseo que he tenido desde siempre... y aunque os parezca una tontería, sé que él desde el cielo sabrá en ese mismo momento que ha sido, desde hace mucho, ahora, y de seguro por siempre, uno de los mejores amigos que he tenido jamás.

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