viernes, 29 de abril de 2011

UNA COSA DE LOCOS

Hoy he vuelto a ver "la niña de tus ojos", película que relata el rodaje de un film en la Alemania Nazi, y la verdad es que, viéndolo desde fuera, me he dado cuenta que un rodaje es una cosa de locos.

En un rodaje todo el mundo va corriendo de un lado a otro, parece como si todos buscasen algo entre tanto caos. Uno puede estar limpiando un cristal, o moviendo la cámara hacia un lugar que parece absurdo, o bien hablando con la maquilladora y esta, a su vez, hablando con el de sonido porque resulta que sus hijos se conocen y van al mismo colegio.

Sí, lo sé... todo esto suena raro, pero la realidad es así. Un rodaje es la cosa más extraña, caótica y divertida del mundo. Un actor puede estar rodando una secuencia super dramática para segundos después de cortar, volver a ser él mismo y decir aún con lágrimas en los ojos "Bueno... dos horitas más y nos vamos a casa que echan el Barcelona-Real Madrid" Fijaos en la situación; un tipo se ha puesto en la piel de otro tipo que está sufriendo que te cagas, y de pronto, como por arte de magia, el tipo que sufría ha dejado paso al tipo que pasa de todo y sólo tiene ganas de llegar a su casa y tomar una cerveza. El personaje, ha dejado paso al actor.

Con cada CORTEN la gente comienza de nuevo a moverse por todo el set. La maquilladora vuelve a retocar al actor. El director avanza hacia los actores para darle nuevas indicaciones... y los técnicos, béntidos técnicos... ellos se encuentran en su mundo, trasteando aparatos, cables, focos, extraños artilugios que jamás has visto y que por supuesto, rara vez, sabes a ciencia cierta para lo que sirven.

Un rodaje es un lugar de trabajo realmente activo. Un luga de trabajo donde cada uno tiene su especialización. Es lo más parecido a una MINI UNIVERSIDAD de ciencias técnicas o ingeniería. Es un tubo de ensayo, uno de los hangares del área 51.... es, pues eso... una cosa de locos.

Y es por ello que todo el mundo ajeno al cine, cuando va a un rodaje tiene dos sensaciones; primero que nadie está haciendo nada en concreto y segundo que ellos mismos, podrían hacer lo que están haciendo los demás. Gran error este pues el oficio del cine y con ello sus especialidades son artesas y artesanias que requieren mucho tiempo de estudio... y aún más tiempo de práctica. Más o menos como pilotar un avión, o aprender a operar... Si, lo sé, lo anterior parece más importante que trabajar como técnico en un rodaje pero ahora decidme... ¿sabriáis enfocar correctamente y por los medios actuales con una cámara de cine a un actor? ¿A que no, verdad? Pues eso... Un oficio.

De locos.

De maravillosamente locos.

sábado, 23 de abril de 2011

¿Sabías que...?

¿"West Side Story" ostenta algunos records de la historia del cine? Es la única película que tiene 10 oscars, ha sido la única vez en la historia de estos premios que el Oscar al mejor director ha sido compartido; Robert Wise ganó por su trabajo en las secuencias dramáticas y Jerome Robbins por su trabajo en las secuencias músicales, y fué el primer musical dramático de la historia del cine tocando temas como la droga, el racismo o las bandas callejeras.

¿La prenda de ropa que se llama Rebeca debe su nombre a que la protagonista de la película de Hitchcock iba vestida con este especie de Jersey que no era conocido en España y entonces, como era el nombre del personaje femenino de este filme, la gente, a partir de ese momento, empezó a llamar a esta prenda de ropa por el nombre de la película?

¿La primera y única película de la historia con calificación X (Pornográfica) en ganar el Oscar a la mejor película es "Cowboy de medianoche"?

¿La primera película que tenía que rodar Hitchcock en Hollywood era "Titanic"?

¿Louis B Mayer, el poderoso productor de Hollywood, obligó a su hija a casarse con David O Selnizck, productor de cine, porque era la persona que tenía los derechos de la novela "Lo que el viento se llevó" y Mayer quería, a toda costa, participar en la producción de la película? Es por eso que la película, aunque producida por Selnizck, fué distribuida por la Metro.

¿Frank Capra ha sido el único director en conseguir tres Oscars en una sóla década? Lo ganó en el año 1935 por "Sucedió una noche", en el año 1936 por "El secreto de vivir" y en el año 1938 por "Vive como quieras".

¿William Friedkin, director de "El exorcista" iba al rodaje de este film con una pistola cargada y no dudaba en disparar para que los actores estuvieran asustados, tal y como el guión requería?

¿George Cukor fué despedido como director del rodaje de "Lo que el viento se llevó" y "El mago de Oz cuando ya estaba casi todo el trabajo hecho y Victor Fleming se hizó cargo de la dirección de estas dos películas consiguiendo el Oscar al mejor director por "Lo que el viento se llevó?

¿El termino Paparazzi proviene de la película "La dolce vita" puesto que en ella, un periodista que no deja de hacer fotos a la gente de la alta sociedad se hace llamar Paparazzo?

¿El monólogo que recita Brando en "Apocalypse Now" está improvisado por el actor y es por ello que el tamaño del plano apenas varía y se puede observar como el actor, en algunos momentos, se queda en silencio y dice cosas incoherentes?

¿Son 4 los actores que han conseguido el Oscar al mejor director y a la mejor película? Robert Redford por "Gente corriente", Kevin Costner por "Bailando con lobos", Clint Eastwood por "Sin perdón" y Mel Gibson por "Braveheart"?

¿Richard Donner fué despedido del rodaje de "Superman II" siendo sustituido por Richard Lester, aunque la película ya estaba casi rodada en su totalidad?

¿Brando cobró un millón de Dólares por aparecer tan solo diez minutos en "Superman"?

¿Dustin Hoffman se pasó tres noche sin dormir en el rodaje de "Marathon man" porque al personaje que interpretaba en esta película le pasaba lo mismo y Laurence Oliver, su compañero de reparto, le dijo "¿Y porqué no lo finges?"

¿"Drácula" de Coppola calca secuencia por secuencia la versión de "Drácula" de John Badham rodada en 1979?

¿"Los otros" se parece sospechosamente a la película de Jack Clayton "Los inocentes"?

¿El director de cine mudo Murnau murió decapitado en su coche mientras su amante filipino le estaba haciendo el sexo oral?

¿Antonioni y Bergman se odiaban en vida... y murieron con tan solo pocas horas de diferencia en el año 2008?

¿"El estrangulador de Boston" es una de las primeras películas en utilizar la POLIVISIÓN y que la identidad del actor que interpreta al asesino es ocultada durante la primera hora de película?

¿Raoul Walsh, director de cine de los años dorados de Hollywood, sufrió la perdida de un ojo en un rodaje porque una ardilla se lo arrancó de cuajo?

¿"Ha nacido una estrella" tiene cuatro versiones y la quinta estará dirigida por Eastwood y se estrenará el año que viene?

¿Parte de la ciudad de Las Vegas se reconstruyó en estudio para el film de Coppola "Corazonada" y que por culpa de este film el director ha estado arruinado hasta hace bien poco?

¿Michael Cimino, director ganador del Oscar por "El cazador" se ha cambiado de sexo y ahora es una mujer... o eso parece?

¿"El manantial" de King Vidor, tiene el monólogo más largo de la historia del cine, que dura 15 minutos y está interpretado por Gary Cooper?

¿Bertín Osborne estuvo a punto de interpretar la canción principal de la película de James Bond "Nunca digas, nunca jamás?

¿"Indiana Jones y el templo maldito" es en realidad una precuela de la primera película de Indiana Jones "En busca del arca perdida"?

¿La famosa frase de tiburón "Necesitaremos un barco más grande" surgió de una improvisación por parte de los actores y se ha convertido con el tiempo en una de las frases más conocidas y citadas de la historia del cine?

¿Wes Craven considera PESADILLA EN ELM STREET 3 como la verdadera secuela de su película "Pesadilla en Elm Street" y de hecho salen los mismos actores y la historia continúa por donde se quedaba en la primera parte?

miércoles, 20 de abril de 2011

EL PAIS DE NUNCA JAMÁS

No hay que tirar la toalla cuando las cosas valen la pena.

Y eso es lo que pensamos Wendy y Yo.

Aunque a veces la soledad y la distancia nos pueden, siempre hay momentos para el cariño y la risa. Yo creo que estas son algunas de las cosas que nos mantienen a flote, y nuestras formas de ser. Cuando ella está nerviosa e insoportable yo estoy calmado y realista. Cuando yo estoy nervioso y borde a más no poder, ella se muestra cariñosa, me habla con toda tranquilidad y de pronto me hace darme cuenta que siempre hay un motivo para no decir NO, y simplemente seguir disfrutando de una historia que empezó con un sueño de un estornino, una foto de facebook y algunos paseos en moto con la brisa de verano de Barcelona dándonos en la cara.

Con la edad (y supongo que también la experiencia) aprendes a vivir el día a día, y disfrutas de todos los momentos, sin pensar que estos pueden terminar de la noche a la mañana. Yo siempre, antes, hace mucho... pensaba en cuando el fatal momento de la despedida iba a llegar, incluso me anticipaba a él haciéndome conocedor de un maleficio extraño, una desasogante sensación que me hacia pensar, y luego certificar, que la relación no valía la pena por algún u otro motivo y que yo y esa persona debíamos tomar caminos completamente diferentes...

Pero ahora vivo el día a día y no me imagino a nadie más que a Wendy volando junto a mi. Como una canción de Laura Pausini de hace muchos años "ya no tengo miedo de ti..."... Pues eso, ya no tengo miedo de ti, Sr Amor. Ya sé apostar todas las cartas, sin miedo a perder.

Wendy y yo hemos pasado (y seguimos pasando, a veces) momentos complicados; la distancia, el tiempo, el maldito dinero que nos impide hacer muchas de las cosas que deberíamos... Pero es curioso comprobar como faltándonos algunas cosas, hacemos de nuestra capa un sayo... y si falta el dinero y el espacio nos sobran las palabras, la confianza y las risas, las risas desde siempre... de eso nunca nos ha faltado.

Así que tenemos arenas en los bolsillos pero unos labios extensos abiertos al cielo y a todo lo que nos envuelva por un momento en el dulce aroma de lo divertido, lo nuevo, los sorprendente... el amor y la locura. Sí, tenemos muchas cosas en contra... pero las que tenemos a favor bien valen su peso en oro.

Lo mejor de estar y querer a Wendy es saber que ya no quedan ni atisbos de fantasmas del pasado. Ahora Wendy es presente, ojalá mi futuro... pero también mi pasado. Ya no hay otra. Como por arte de magia, este amor, ha hecho escapar por debajo de una puerta invisible y como el humo, otras historias de amor del pasado que en algún que otro momento condicionaron (aunque de manera inconsciente) mis relaciones presentes de aquellos días.

Cuando me voy a dormir pienso en Wendy. Cuando me levanto pienso en Wendy... y cuando miro a otras.... pienso en Wendy. Ninguna es como ella. Ninguna, ni otra... Wendy sólo es Wendy para mi, lo que viene a ser todo un regalo del cielo y de la tranquilidad; "nadie, nadie, nadie... como tú".

Wendy se planteó lo nuestro en diciembre y yo me planteé lo nuestro en Febrero. Los dos lo sabemos. Quizás eso es lo bueno; que sabemos cuando hemos estado en la cuerda floja, sabemos los motivos y como hemos actúado... pero también sabemos que hemos hecho todo lo posible para sopesar las cosas buenas entre las malas... y para saber que nuestra segunda estrella a la derecha aún brillaba, sólo era cuestión de apartarla de las tinieblas que en aquellos tiempos impedían verla.

Así que entre llamadas, viajes, llantos, peleas, risas, cigarrillos, más risas, tiendas de ropa, películas antiguas, estrenos, festivales, paseos en moto, obras de teatro, más viajes, redes sociales, llamadas que se cortan cada minuto en skype, más viajes, nada de dinero, canciones y mails.... Seguimos estando. De momento, al pie del cañón.

No es más feliz el que se da cuenta lo que perdió, sino el que sabe, día a día, lo que tiene.

Para ti, mi amor.

martes, 12 de abril de 2011

LOS TACONES DE LETICIA ORTIZ

Esta tarde me he pasado por la Escuela de Arte Dramático para devolver algunas cosas (películas, un guión, un libro), a una profesora que me dio clases durante los seis años que estuve allí. La verdad es que no tenía ningunas ganas de pasarme por aquel lugar que tan malos (y a la vez tan buenos) recuerdos me traé, pero debía devolver esas cosas pues hacia ya mucho tiempo que estaban en mi poder.

Al llegar a la escuela lo primero que he hecho es saludar a Manolo, eterno conserje y verdadero conocedor de todas las intrigas palaciegas de ese lugar y a continuación, sabiendo que se encontraba allí, he ido a saludar a Pilar; la que fué, sin duda, la mejor profesora que tuve y he tenido en mi vida. Pilar daba (da) escenografía y a veces iluminación. Además de ser una actriz como la copa de un pino tiene grandes conocimientos prácticos sobre todo lo que rodea a una obra de teatro, y sus clases eran un auténtico placer.


Tenía (tiene) una santa paciencia, dispuesta a ayudar a todos los alumnos y la recuerdo siempre a mi lado, explicándome como se tenían que dibujar los decorados en perspectiva, dándome una visión amplia y profesional sobre todos los elementos que intervienen en una escena... Y por supuesto dándome unos sabios consejos que en gran medida siempre he seguido, puesto que las grandes personas, cuando dan consejos... son los mejores.


Cuando me ha visto entrar se ha levantado inmediatamente de la silla y nos hemos dado un gran abrazo. Pilar es una persona cálida, que se alegra de verdad por nuestros éxitos, y una persona tremendamente sincera, honesta y cariñosa.



Después de las preguntas de rigor, ha habido un momento de silencio y como era de esperar (aunque sinceramente pensé que no me iba a sacar el tema pues para ella es algo doloroso), ha empezado a hablar de Carlos.


Viajemos al pasado. Al año 2004.


Recién llegado de Barcelona, hago las pruebas para entrar en Arte Dramático y las apruebo. Después del verano, en Octubre comienzan las clases.


A las dos semanas, más o menos, viene un alumno nuevo; Carlos. Carlos era un artista. Y lo mejor de ello es que se notaba. En cuanto entraba a una habitación todas las miradas eran dirigidas hacia él y cuando comenzaba a hablar tu atención era anulada; sólo existian sus palabras. Y nada más.


Carlos venía de haber estado dos años estudiando teatro en Argentina. Allí había conocido a los más grandes y en cualquier momento podía recitar de memoria las técnicas de todos los directores argentinos que se estudiaban en ese momento en todo el mundo, o bien comenzaba a hablar de la ciudad de Buenos Aires, de las personas que había conocido... de su experiencia. Además de eso, Carlos era director de cine. Había rodado un cortometraje en 35 mm y estaba metido de lleno en la finalización de su segundo cortometraje en formato cinematográfico. Ahí era nada. Nosotros allí para aprender a mover actores encima de un escenario y Carlos ya se sabía eso... y mucho más. Carlos era Leo y yo Sagitario.


Las dos primeras semanas yo era el rey de la clase. En cuanto vino él ocupo mi puesto rápidamente. Yo, que por aquel entonces era aún un chico inmaduro y lleno de complejos, hice ver que no me importaba para nada en absoluto que Carlos hubiese ocupado mi lugar, pero en cuanto pude ver su primer corto (me lo dejó él para que le echará un vistazo), mis dardos fueron lanzados a modo de crítica cinematográfica... y delante de todo el mundo.


Carlos me respondió de manera igualmente "ácida" y me hizo recordar que "por tener un ridículo programa de cine en una televisión local no podía emitir juicios sobre un trabajo que, a años luz, estaba muy por encima de mis posibilidades como mero estudiante que sólo había rodado prácticas de un minuto en una escuela de cine". Ahí es nada. Me dejó K.O delante de todo el mundo. Me puse rojo. Lo odié con toda mi alma en ese preciso instante. Su sola presencia me incomodaba. Durante una semana más o menos no cruzamos palabra alguna. Yo en mi sitio, y el en el suyo.


Recién llegado de la escuela de cine de Barcelona, mis heróes eran Antonioni, Godard y todos aquellos directores que me hacian sentir superior al resto de la gente... Los héroes de Carlos eran Almodóvar, Amenabar, Cukor y una larga lista de directores que me habían obligado a odiar en la escuela. Por lo tanto, Carlos para mi era un hereje.... un inculto cinematográfico que no merecía mi respeto. Mientras yo me enfurecia más con tan solo notar su presencia, Carlos, que era 12 años mayor que yo, no se mostraba molesto y pasaba por delante de mi como si no hubiese pasado nada.


El seguía hablando de sus cosas y todo el mundo escuchaba atentamente... Yo escuchaba con la absurda prepotencia de aquel que cree sabe más que un maestro.


El día de mi cumpleaños, y para mi sorpresa, Carlos entró a la clase de Antropología llevando una tarta que había comprado para mi. Comenzó a cantar el "cumpleaños feliz" y yo me quedé totalmente descolocado. Yo que siempre me había quejado de que siempre tenía que pedir perdón yo primero, yo que siempre había odiado arrastrarme ante amigos que quería de verdad... Y ahora, un absoluto desconocido para mi no sólo había olvidado mi metedura de pata infantil, sino que me había comprado una tarta para sellar nuestra amistad.


Una hora más tarde me dijo - Es mejor que seamos amigos. ¿No lo notas? Tu y yo somos el centro de atención. No podemos dejar que la clase de divida en dos, Salva... Juntos, más fuertes. Que razón tenía el jodido. A partir de ahí comenzamos una larga y entrañable relación de amistad.


Carlos era la persona más sincera que había conocido en ese momento, y para bien o para mal, siempre me decía las verdades como puños.


- Déjate de tonterías y rueda algo ya... No te acojones o serás un pobre profesor... O peor aún, uno de esos críticos cinematográficos que tanto te gustan.


- Tienes mucho talento pero necesitas vivir aún más, Salva... No te encasilles... No definas. Definir, limita.


-Eres alto, resultón... Esas ropas no te ayudan nada...


Lo anterior es una muestra del carácter sincero y a la vez divertido de Carlos.


Carlos sabía de todo y hablaba de todo, y lo mejor de aquello era que podía relatar una cosa super importante, ya fuera de teatro, cine o política, para a continuación hablar de cosas banales; personajes de la prensa del corazón, cotilleos sobre la gente de clase... Hasta de los tacones de Leticia Ortiz, uno de sus temas favoritos. Carlos era el rey de cualquier fiesta.


Sus chistes, sus risas, su agudo sentido de la crítica y de el tempo dramático convertian cualquier velada con el en una autentica obra de teatro. Aún recuerdo una noche en su casa; el imitando a una profesora de la escuela mientras cantaba y bailaba con playback el "Más bonita que ninguna" de Rocío Durcal.


Os juro que jamás, pero jamás he visto nada más divertido que aquello. Aún duran las risas cuando de vez en cuando recuerdo aquella noche y mi mente tiene la imagen de Carlos moviéndose al ritmo de esa música tan Hortera y a la vez entrañable.


Carlos y yo nos reuniamos con toda la gente de la escuela en cenas, fiestas y demás... Pero siempre teníamos tiempo para hablar de nuestras cosas... En realidad yo siempre escuchaba... Al lado de Carlos, cualquier conversación que no fuera la de él parecía inocua.


Carlos me dio los mejores consejos que me han dado jamás. Sobre todo uno en especial que siempre recuerdo; "Debes creerte que eres el mejor, puesto que ya vendrán cientos de personas para decir todo lo contrario". Para Carlos el arte tenía que salir del corazón y las entrañas, nunca de la mente... Y el tema más importante eran las personas, la gente de verdad... A ser posible aquellas personas que nos encontramos en casa, en nuestros grupos de amigos, en los supermercados...


La amistad con Carlos continuó hasta que problemas externos (intrigas palaciegas de la escuela), me hicieron apartarme de él en algunas cuestiones que por aquellos entonces dividian a la clase; Yo estimé que él hizo dos o tres cosas que desde mi punto de vista no estaban bien con respecto a estos problemas que nos afectaban a todos, y entonces la clase, como él había dicho, se dividió; a un lado los PRO CARLOS y a otro lado los PRO SALVA.


Os juro que jamás fué esa nuestra intención, pero parece que algunas personas nacen para ser las voces de otras y eso fué lo que a Carlos y a mi nos pasó factura. Yo metí la pata con él semanas más tarde (en vez de hablar con él en persona por algo que no me parecía correcto, informé de ello a un profesor pensando evitar males mayores...), y ese golpe le dolió mucho.


Dos semanas antes de terminar el curso arreglamos las cosas o eso pensaba yo... Hasta que un mes más tarde, en Madrid, volvimos a las andadas del principio... A mi me sentó algo mal de él y allí estaba yo, para demostrarle que podía devolverle el golpe. Ahora que lo pienso fué una de las cosas más tontas que he hecho nunca. Y me arrepiento. Pero como he dicho era un niño... demasiado orgullo.


Aquel año no me matriculé en la escuela de arte dramático y me fuí a vivir a Madrid. Necesitaba un año de descanso y quería probar las oportunidades de la capital de España. Carlos, cuando nos llevábamos bien, me había advertido de las cosas buenas y malas de Madrid, (él vivía entre Málaga y Madrid y ya estaba bastante metido en el mundo del cine...) y efectivamente todo lo que me dijo fué verdad, para lo bueno y para lo malo.


A los 7 meses ya estaba de vuelta en Málaga y me fuí a tomar un café al bar frente a la escuela... Y de pronto entro Carlos. Casi un año sin hablarnos por una tontería.... Mi sorpresa fué mayúscula cuando de nuevo se acercó a mi y me dijo; - Mira Salva, yo te quiero mucho y sé que tu también a mi... Esto de no hablarnos es una tontería. Desde que ha pasado esto una parte de la clase no se lleva bien con la otra. Los lideres tenemos que velar por nuestra gente.... No se merecen eso. Y de nuevo nos volvímos a dar las manos... y de nuevo charlamos.


Nos volvímos a ver en más de una ocasión y de nuevo compartimos risas y confesiones... Aunque ya no era como el principio, aún había esa chispa que nos conectaba de manera absoluta en muchas conversaciones e ideas... Y de nuevo sus consejos me fortalecian como persona... y también como profesional... aunque de esto no me he dado cuenta hasta hace relativamente poco.


En el mes de Junio del año siguiente, Carlos estrenaba su obra final de carrera y me invitó al estreno. "Sonias", que así se llamaba el montaje, es una de las obras de teatro más fantásticas y profesionales que he visto en mi vida. Con texto propio "sonias" era 100% Carlos Rico; o sea; espectáculo, sentimiento, ácidez, crítica, revista, banalidad, transcendentalismo... Todo y más. Fueron dos horas maravillosas que aún recuerdo con mucho cariño.


Al terminar la obra todo el teatro Cervantes se puso de pie para concederle a Carlos una ovación de varios minutos... Cuando salió a saludar me emocioné mucho, y aunque lo oculté a mi acompañante por verguenza, sentí las lágrimas cayendo por mi rostro... y la alegría de saber que aquello, lo que acababa de ver era, sin lugar a dudas el trabajo de un genio... Un genio que era amigo mío.


No pude ver a Carlos esa noche para decirle en persona lo mucho que me había gustado su obra... Aunque le mandé un sms.


Estaba invitado a la fiesta del estreno pero sentí que Carlos, al igual que yo, y aunque éramos amigos y los dos sabíamos que nos apreciábamos mucho, sabía y sentía dentro de su ser que nuestros mejores tiempo ya habían pasado... y que como en las películas que tanto nos gustaban cada cual debía seguir su camino.


Carlos se fué a Madrid y yo me quedé en Málaga. Sabía de él por amigos, y de vez en cuando (internet es muy sabio), yo me metía en su blog y me deleitaba viendo sus escritos, o sus trabajos audiovisuales.


Durante un año o así muchas veces estuve a punto de llamarle por teléfono, pero de nuevo pensé que nuestros mejores tiempos habían pasado.


Carlos siempre me había dicho que había amigos que iban, había amigos que se quedaban, había amigos que iban y venian todo el tiempo y había otros que aunque nunca se llamaban, ni se veían... estaban conectados por siempre y que el destino, sin forzar nada, los pondría en contacto para una nueva tanda de confesiones, charlas y fiestas. Así pues seguí su consejo.


El pasado 22 de noviembre nuestra amiga en común me llamo por teléfono. Cuando descolgué la oí sollozar...


- Salva, tengo que darte una mala noticia... Carlos ha muerto esta mañana de un ataque al corazón. Me quedé helado.


Pensé que era broma... Pero de pronto supe que no. No supe que decir. No salieron palabras de mi boca. Nuestra amiga en común hablaba y yo escuchaba. Cuando colgué todo me parecía una mentira. Imposible. Un mal sueño. No, "Carlos es eterno, la gente así no se muere", pensaba yo....


Decidí no ir a su entierro y recordar a Carlos como la última vez que lo ví; Feliz, en lo alto del escenario. Recibiendo una ovación de un público que sabía estaba delante de uno de los mayores artístas que ha dado este país en muchos años.


Desde el día 22 de noviembre ando algo tocado, lo reconozco. No sé como explicarme pero es una rara sensación. La vida sigue, todo sigue y a veces olvido que Carlos ya no está, en realidad no olvido, pero me es más fácil pensar que todo es menos grave si simplemente no pienso en ello.


Hoy, Pilar y yo hemos hablado de Carlos. Y los dos hemos estado a punto de llorar.


Y hoy he escrito este post... 5 meses me ha costado lanzarlo desde mi corazón y mis entrañas.


Así lo hubiese querido Carlos.


Va por ti, amigo.


Una de las personas más mágicas que he conocido jamás.


Gracias por todo.


PD; Lecitia Ortiz sigue llevando tacones.

lunes, 11 de abril de 2011

AMARCORD

Ahora que ha pasado mucho tiempo... Recuerdo las tardes de los viernes. Salir del instituto y volver a casa en el autobús, con los rayos de sol del mediodía, filtrados por los cristales dándome en la cara. Llegar a casa, comer y echarme una siesta, y antes de conciliar el sueño, imaginar una vida genial y perfecta; millones de aventuras y amores en ciudades lejanas. Imaginar tener 30 años... Cuando me despertaba, ya bien entrada la tarde, caminar hasta el barrio de al lado de casa y juntarme con mis amigos, aquellos de los que ya apenas sé nada... y dejar que el tiempo, entre risas y más risas, se escurriese entre todos nosotros, creyéndonos eternos. Recuerdo los matinales de los sábados y los nervios al comprar la entrada. Recuerdo a Susana y a Paco escuchando mis argumentos para ver tal o cual película... Y entrar en la sala 2 del America Multicines con la fascinación que se entra a una iglesia gótica o a las pirámides de Egipto... sabiendo que por dos horas el mundo se haría inmenso... y con él, nosotros. Recuerdo el sonido del proyector y el rayo de luz blanca y cegadora que proyectaba sobre la pantalla. Mi vista a veces se detenia en este detalle y por segundos, quizás un minuto, apartaba mi visión de la pantalla blanca y prefería ver lo que había detrás; la luz del proyector, los rostros que atentos miraban la película... la sala llena. Sueños. Recuerdo la casa de mi primera novia. Una habitación llena de discos... dos gatos subiendo y bajando de muebles y sillas... jugando con tus pies. Una habitación llena de ropa, libros, más libros... todo desordenado, sin orden aparente. Y recuerdo paredes llenas de cuadros... Y olor a café frío. Recuerdo la calle pequeña y estrecha, y todos reunidos en el portal debatiendo el plan de la tarde. Y recuerdo a Susana y a mi siempre apartados del resto, hablando de nuestros temas, pensando en salir de aquellas reuniones y buscar la verdad en libros, películas y conversaciones transcendentales. Recuerdo la casa de campo de la tía de Paco. Aquella casa a medio construir donde me fumé uno de mis primeros cigarrillos mientras mirábamos el atardecer de un día de diciembre. Recuerdo la chimenea, las escaleras de madera y el suelo marrón. Recuerdo mi exilio a Madrid, en casa de mi hermana, durante dos semanas (mintiendo a mis padres al decirles que los exámenes finales ya habían terminado...), y volver a esa casa de campo cambiado... sabiendo que mi destino, tarde o temprano, no iba a estar en la ciudad que me había visto crecer. Y entre llamas de la chimenea hablar con Paco... y sentir que ya nadie hablaba mi idioma. Que sólo yo había visto las grandes oportunidades que una ciudad grande y desconocida podía ofrecerle a alguién como yo. Recuerdo la última noche en Málaga antes de mi partida a Barcelona. El pellizco en el estómago, el miedo y el entusiasmo. La increíble sensación del tren en movimiento dejando atrás lo que para mi era una pequeña prisión... Y sentir, minutos más tarde, que a partir de ahora mi vida iba a cambiar radicalmente. Que ya no volvería a ser el mismo de antes. Exactamente lo que pasó. Recuerdo una fiesta en el garaje de la casa de Tania. Toda la noche de risas, hablando... y mi pequeña y torpe declaración de amor, a las puertas de un verano. Recuerdo canciones del disco de George Michael día después, y pensar que había hecho el ridículo... puesto que Tania no me dijo nada. Yo iba buscando una cita y me encontré con una mirada de comprensión, a la vez que de cariño.... incluso de admiración... pero no esa llama de amor que tantas veces había visto en las películas americanas. Ya sabéis; chico le pide salir a chica y esta dice que sí. Meses después, ya entrado Septiembre, recibí una llamanda de ella. Quedamos para ir al cine. Pero nunca lo cumplimos hasta años más tarde. Recuerdo los discos de vinilo por el suelo, mi té con canela y las tardes de domingo escuchando viejas canciones. Y sentir esa nostalgia rara y extraña de los domingos por la tarde. Una nostalgia de nada, pues nada había... pero una nostalgia al fin y al cabo. Recuerdo los silencios raros entre conversación y conversación. Las cartas anónimas de amor y los días de semana Santa. Recuerdo recorrer Málaga a toda prisa para asistir a mi primera cita oficial con una chica, pero como había muchas procesiones... no poder pasar por ninguna calle... y llegar dos horas tardes a un portal de al lado de la catedral.... Sentir que acababa de vivir una aventura cual James Bond. Apunto de no llegar a mi primera cita.... Recuerdo las clases del instituto. Las risas y la pasión en las clases de historia o literatura. Recuerdo un verano con San Juan quemando apuntes... Y un amanecer extraño e inquieto... Despertar del sexo en un saco de dormir. Volver a casa y pensar... "qué extraño es todo esto... yo pensé que era como conectar dos almas...." Recuerdo las noches de marcha con Paco. Nuestras peleas absurdas llenas de orgullo infantil. Mirar a las niñas e intentar por todos los medios que alguna de ellas se fijara en nosotros. Misión imposible. Siempre fuimos los niños buenos.... los amigos de todas.... O al menos eso pensamos. Años después el orgullo infantil se fué haciendo orgullo adulto... e igual que empezamos a vernos e igual que nos hicimos amigos... igual nos dejamos de ver. Y recuerdo muchas más cosas que algún día os contaré...