viernes, 9 de septiembre de 2011

¿QUÉ ES HACER UNA PELÍCULA?

Irving Thalberg fué un productor de cine que trabajó en los años dorados de la Metro Goldywn Mayer. Dicen los que le conocieron que fué el mejor productor que Hollywood ha tenido jamás y debe ser cierto, puesto que hasta hoy día, el máximo galardón que se le puede otorgar a una figura del séptimo arte, lleva su nombre. Casi 70 años después de su muerte repentina, (murió con apenas 40 años), Thalberg sigue siendo una figura de referencia en el cine estadounidense, una auténtica leyenda.

Pues bien, cuenta la historia de Hollywood que Thalberg había contratado a un escritor de teatro para que se sumara a la cantera de guionistas de la MGM. A este guionista se le asignó un proyecto y durante dos meses Thalberg no pudo ver nada de lo que había escrito, según el guionista, se sentía bloqueado, puesto que no llegaba a entender de que iba el cine y como se debían escribir las historias en este medio.

Mes tras mes Thalberg se preguntaba que estaba haciendo este guionista, ya que el rodaje se retrasaba y las páginas de guión prometidas nunca veían la luz. Thalberg estaba acostumbrado a supervisar la labor de los escritores y llevaba un tiempo pensando en que quizás su olfato le había fallado, y este escritor recién contratado sólo servía para dedicarse a la escritura dramática, no a la cinematográfica.

Un día, Thalberg lo mandó llamar a su despacho. El guionista entró, se sentó y se mostro realmente confuso.

- ¿Qué problema tiene? - Preguntó Thalberg.

El guionista no dejaba de sudar. Encendió un cigarrillo y nerviosamente comenzó a fumarlo.

- No sé como se debe escribir una película. No entiendo nada.... no me sale ninguna frase, ninguna palabra... no sé que es lo realmente importante y lo que no lo es.... Definitivamente voy a dejarlo. Me vuelvo a Broadway.

Thalberg no dijo nada. Se limitó a observar al guionista. Al cabo de unos instantes, Thalberg caminó hasta la puerta del despacho. La abrió. Salió del despacho y cerro la puerta. Segundos después Thalberg abrió de nuevo la puerta y entro en el despacho. Comenzó a hablar;

- Imagine que soy una mujer de unos 30 años. Llevo un bolso colgado del hombro, y unos guantes negros.

Thalberg comenzó a realizar los movimientos por toda la habitación como si fuese un personaje inventado. El guionista no daba crédito a lo que estaba viendo.

- Pues bien... - Siguió Thalberg - Soy esta mujer. Entro en esta habitación. Cierro la puerta con un gran estruendo. Me apoyo en ella y suspiro. Camino rápidamente hasta llegar a esta mesa. Dejo mi bolso sobre la mesa. Lo abro. Saco del bolso un paquete de cigarrillos, dos monedas; una de diez centavos y una de cinco. Me guardo la moneda de diez centavos y dejo sobre la mesa la de cinco. Me quito los guantes negros. Me acerco a la chimenea. Enciendo la chimenea y tiro sobre las llamas los guantes negros.

El guionista estaba absolutamente pendiente de Thalberg. El cigarrillo que tenía entre sus manos se consumía lentamente.

Thalberg siguió hablando.

- ¿Donde nos hemos quedado? Ah, si.... Tiro los guantes negros en la chimenea. Estos comienzan a arder. De pronto suena el teléfono. Me acerco a él y espero un instante. No deja de sonar. Lo descuelgo. Escucho. Me torno serio y digo "¿Guantes negros? ¡¡¡¡Jamás he tenido unos guantes negros!!!!". Cuelgo el teléfono y de pronto me giro... en el otro extremo de la habitación un hombre me está observando.....

De pronto Thalberg dejó de hablar, se quedó mudo, en un silenco sepulcral que llenó toda la habitación de una tensión extraña. Durante medio minuto se pudo oír el aleteo de una mosca que volaba por la habitación. Thalberg se limitó a sentarse en su sillón y a encenderse un puro.

El guionista, totalmente ensimismado, dejó caer la colilla de su cigarrillo al suelo. Se incorporó sobre la silla donde estaba sentado. Sus ojos estaban como platos.

- ¡Qué más pasa, Señor Thalberg! ¿Por qué se ha guardado la moneda de diez centavos? ¿Quién es ese hombre que está en la habitación? ¿Por qué ha quemado los guantes negros en la chimenea....? ¿Quién le ha llamado por teléfono?

Thalberg sonrió.

- No tengo ni idea. - Dijo. - Querido amigo; sólo estaba haciendo una película.

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Jamás en mi vida he visto una explicación tan sencilla y a la vez tan compleja y verdadera sobre lo que es hacer una película. Sobre lo que es hacer cine.

Definitivamente Thalberg era un genio.

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