miércoles, 28 de marzo de 2012

"La dolce vita"... mi película favorita



Algunos historiadores cinematográficos afirman que el cine moderno comienza con "Ciudadano Kane", de Orson Welles, en el año 1940.


Yo estoy en contra de esta afirmación y daré los motivos. No creo que este film sea el inicio del cine moderno, ya que su modernidad no es tal, años antes, en películas de Lang ("Spione", "Las tres luces") y Murnau ("El último", "Amanecer") se observa el mismo estilo, la misma forma narrativa y estética que predomina en la ópera prima de Welles. Por lo tanto, más que el inicio del cine moderno, "Ciudano Kane" sería una revisitación de los códigos que han hecho del cine lo que es; el séptimo arte.


Para mi el cine moderno tiene su nacimiento en los años 1959 y 1960, con cuatro filmes de vital importancia que renuevan el arte cinematográfico y lo amplia por terrenos pocos explorados, terrenos que abriran de par en par un nuevo modo de entender este arte, y por supuesto, trayendo con estos modos nuevos filmes que se pueden incluir dentro de la vanguardia cinematográfica. No es, por tanto, la mayoría de edad del cine, sino su post-modernismo, o lo que viene a ser lo mismo; otra forma totalmente nueva de entender este arte.


Estas películas son "Los 400 golpes" de Truffaut, "El apartamento" de Billy Wilder, "La aventura" de Antonioni y "La dolce vita", de Federico Fellini.


"Los 400 golpes" representa una ruptura de tono con todo lo que se ha hecho anteriormente. Heredera directa del neo realismo italiana, el film de Truffaut explora los terrenos temáticos de la autobiografía fílmica y utiliza para ello una nueva forma de rodar, lo que se conoció como "Nouvelle Vague". La política de los autores. El director como autor total. "El apartamento", inicia la edad madura del cine norteamericano; los personajes ya no son buenos ni malos, sino que tienden hacia la bipolaridad y hacia la no auto-compasión. Ya no se juzga. Se ve y se actúa en detrimiento de unas situaciones dadas, enfatizadas por el deseo de sobrevivir en un mundo que se ha hecho inhabitable. "La aventura" presenta sin lugar a dudas el cambio más drástico en cuanto en fondo y forma... "La aventura" es un relato sin historia, un espacio fílmico detenido en el tiempo, un tiempo que se expande hacia la nada... y por lo tanto, "la aventura" es un film sobre la observación de otras realidades, los tiempos muertos... la historia es lo de menos, ahora lo que importa son los huecos de la historia... ¿Qué ocurre cuando no ocurre nada?.


"La dolce vita", he aqui la última de las cuatro películas que yo considero inicio del cine moderno. ¿Qué hace a "La dolce vita" ostentar este honor? Pues las mismas constantes que tienen las otras tres anteriores películas, sólo que aqui están juntas, van unidas en una sucesión de secuencias y escenas que llenan la pantalla durante tres horas.


"En la dolce vita" No hay relato. Hay trozos de relato. No hay historia. Hay trozos de historias. No hay tiempos. Hay tiempos entre los tiempos. Momentos muertos de increíble belleza, de increible violencia, de increíble melancolía, de increíble desazón. No hay personajes buenos ni malos; hay personajes que el espectador no puede juzgar porque no hay nada que juzgar... el director sólo muestra, NO DEMUESTRA, y es por eso que en el film ningún personaje goza de nuestra simpatía, pero del mismo modo ninguno de ellos nos resulta antipático. Como en un enorme lienzo barroco; los personajes se presentan ante nosotros cómo máscaras de un teatro Balinés; los personajes son uno, ninguno y todos. Así por tanto Marcello Rubini, el protagonista interpretado por Mastroianni, se presenta ante nosotros como una persona al borde el abismo, y por eso mismo, puede analizar, pensar, discutir y vivir dos vidas sin que una de ellas interfiera en la otra; La vida de un periodista que quiere ser como aquellos que entrevista... y la vida de un personaje de entrevista que vive como un personaje normal, un alma más entre la multitud, alguien que simplemente se puede transformar según el ambiente, el tiempo y el lugar. Meta vida; la anulación del YO para hablar del super YO como UNIVERSO TOTAL, cambiante y transfigurado según aquellos con los cuales colisionamos y nos relacionamos.


"La dolce vita" es mi película favorita. Aún hoy, casi 17 años después de haberla visto me pregunto porqué esta y no otra, es la película que sin lugar a dudas me llevaría a una isla desierta... y porqué esta, y no otra, me puede llegar a definir, no ya como persona, sino como artísta que tiene un modelo a seguir, quizás a imitar.... cuasi imposible de igualar.


El film se abre con la imagen de un Helicóptero que lleva una estatua de Jesús al Vaticano. Dentro del Helicóptero un periodista y su fotógrafo, trabajando para informar del evento, ven que en una terraza de un inmenso edificio tres mujeres toman el sol ligeras de ropa. El helicóptero se acerca y las mujeres, con el ruido de las hélices ensordecedoras, se ponen a hablar con los pasajeros del aparato... En menos de 2 minutos de film, Fellini, director visionario, artísta total, deja clara sus intenciones; el film trata sobre lo profano, lo real, lo humano... la miseria... Ya no existe Dios... (delante de Dios no se seduce a señoras ligeras en Ropa), y si existe Dios simplemente es una figura de Mármol, algo muerto y carcomido que sólo sirve para aparentar.


Termina la secuencia con el Helicóptero que se acerca a la ciudad del Vaticano para dejar la figura en la plaza de San Pedro... A partir de aquí, corte rápido a una extraña máscara; estamos en un Night Club lleno de personas ociosas que fuman, miran divertidas a otras que bailan y muchas de ellas parecen muertos vivientes... apenas se mueven... no comunican.... En pleno siglo XX y con las necesidades satisfechas el hombre deja atrás sus problemas reales de supervivencia... Ahora sólo tiene tiempo para el ocio... para aquellos pensamientos que enmarañan la mente entre el tedio, el aburrimiento y la necesidad de jugar a las apariencias.


A partir de aqui, el film se divide en diversos relatos, todos ellos llevados a cabo entre una noche de comienza y su amanecer. Hay tiempo para satirizar el mundo del cine y sus habitantes, para hablar de Roma, aquella ciudad (cualquiera que sea, la que amemos), que nos acoge y nos regala, sólo para nuestros ojos, momentos brillantes de poesía auténtica y extraña verdad (La fontana de Trevi).


Hay espacio para hablar del amor, aquel que nos da curiosidad y aquel que nos agobia, el amor marital versus el amor prohibido. He aquí por tanto que la mujer ya no es mujer (siempre desde el punto de vista del hombre, claro), sino hermana, madre, amiga, puta, señora, actriz, confidente, novia... La mujer representa aquello que el hombre no puede llenar, por tanto la mujer, es el contenido.... el hombre es la excusa para apropiarse de una verdad que sólo ella conoce. La verdad que lo hará libre. Completo al fin. Ya sea de manera sexual, o de manera divina... La mujer controla lo que siente el hombre. Ella es el TODO. El alfa y el omega. El principio y el fin.


Hay tiempo para la familia. El padre ausente visita a su hijo después de muchos años de incomunicación. Padre e hijo son dos desconocidos que no tienen nada que decirse, y por tanto se comportan como dos actores, cada cual interpretando el papel que le corresponde. Al final, cuando se anuncia la luz del alba, el padre se revela auténtico, cae la careta... No es más que un viejo asustado e impotente que se arrepiente de no haber estado con su hijo cuando este más lo necesitaba... y por tanto, el hijo, no tiene más remedio que ver partir al fantasma de lo que él pensaba era su padre... Caído el mito, nacido la comprensión.


Hay espacio para la amistad. La amistad verdadera y la falsa. Aquella que nos mata y aquella que nos da vida. Y aquella que nos da vida para después quitárnosla. Marcello admira a Steiner, él quiere ser como él. Steiner, su amigo representa todos los valores por los que, en principio, merece luchar; La familia, el trabajo, el arte, los principios... la calma de un hogar que sobresale por encima de una vida llena de mentiras. El personaje de Steiner se presenta (no casualmente) en una iglesia mientras toca en un órgano la "Tocata y fuga" de Bach. Marcello observa a Steiner y por un momento siente creer que está asistiendo a la revelación de Dios... si Dios existe debe de ser Steiner, pues su música sabe a cielo, su paz calma la ira, su rostro denota éxtasis.... Es Steiner, quizás, el padre que Marcello nunca tuvo.


Al final del relato, Steiner dejará ver su mentira... Su tremenda miseria escondida. Miseria que ha tapado de la manera más fácil; haciendo ver que era feliz. Que él controlaba el mundo, no el mundo a él... Y cuando Marcello cae en la cuenta de que todo ha sido una mentira... Otro mito muere, ya no tiene la menor duda; hay que actúar... ya no buscar la verdad, sino acoplar la realidad y hacerla mil pedazos... siendo uno y otros... perderse y encontrarse.... cada día.... aún cayendo derrotado en playas desiertas tras noches absurdas donde los espejos deforman la imagen de uno mismo... El recuerdo. El sentir.


Otros relatos nos hablan de la religión... de la necesidad que el hombre tiene para creer. Y si no hay nada algo habrá... por lo tanto. No es Dios quién crea al hombre, sino el hombre quién crea a Dios.


Un relato nos hablará de otros mundos; los mundos de aquellos que parecen tenerlo todo, que juegan con el dinero y con la ausencia de tiempo, o lo que es lo mismo; con todo el tiempo del mundo. Así que Marcello paseará por estas vidas primero para informar y luego para poco a poco difuminando los perfiles de aquellos que representan lo que él jamás podrá ser; pues Marcello en realidad es un provinciano que juega a ser alguien.... Por tanto necesita de la aceptación de aquellos que, aparentemente, lo son todo.


A mitad del film hay un intermedio a modo de pequeña historia. Marcello escribe en un bar, junto a la playa, y una joven adolescente, camarera del lugar, le sonríe abiertamente. Esa jóven es la inocencia personificada, aquello que no está corrompido porque aún no tiene nada que esconder y que aparentar, y por tanto se muestra tal y como es. Marcello entiende entonces que el problema del hombre no es el tiempo, ni siquiera la edad, sino el conocimiento y el dolor. En una palabra; la verdad.


Tras tres horas de filme Marcello acaba en una orgía donde poco a poco su rostro se va desfigurando y deja entrever aquello que has escondido; Marcello es otro más.... no es diferente. Juega, se esconde, se humilla y humilla.... está a punto de morir para renacer de nuevo... Pero Marcello ya no será Marcello, sino otro Marcello nuevo. Y ese Marcello se unirá al anterior, y así hasta que de una vez por todas... no tenga que esconderse de nada ni de nadie, pues nada ni nadie podrán decir entonces que Marcello miente. Siendo uno y ninguno. Esa es su salvación.


Al final del film, ya amaneciendo, Marcello está en la playa y se separa del grupo porque ve que al fondo, al otro lado de la playa, a unos metros, la bella adolescente lo saluda con la mano. Marcello mira a la bella joven, está le hace una señal que parece decir "Ven".


Marcello abre las manos y hace una mueca de resignación. Sonríe entendiendo que ya está contaminado. Y que por lo tanto no quiere mentir a la adolescente.... Ella, como él, tendrá que aprender a vivir... Tendrá que aprender a sobrevivir. Uno y otro mundo ya no coexisten. No pueden convivir en paz, pues son dos planetas completamente diferentes.


La película termina con Marcello dando la espalda a la joven y caminando hasta el agua, mientras la adolescente, sonriendo ampliamente, se despide de Marcello en un gesto que sin lugar a dudas ninguno de nosotros podremos olvidar.


Por esto... y por muchas cosas más, es "la dolce vita" mi película favorita.








1 comentario:

Anónimo dijo...

100% de acuerdo contigo. Las películas que hicieron que el cine sea "ARTE" con mayúsculas.