miércoles, 1 de febrero de 2012

WEST SIDE STORY


A Susana.


Hoy os quiero hablar de una de mis películas favoritas, "West Side Story". Sí de pronto tuviese que deshacerme de todas mis películas en dvd y tuviese que elegir cinco de ellas, os puedo asegurar que una de las elegidas sería esta enorme obra maestra que es reconocida como tal en cualquier parte del mundo.

West Side Story es algo más que una película. Según mi punto de vista contiene todos los ingredientes necesarios de lo que debe ser una obra de arte; para empezar contiene una estética definida y trabajada, una labor enorme en cuanto al valor estético y a lo que se quiere buscar con el. Desde los primeros planos de la ciudad de New Yok rodados desde el cielo, hasta los impresionantes títulos del final (pintados sobre las paredes del barrio a modo de pintadas callejeras, grafittis y firmas de personas anónimas), este film es un goce estético para la vista.

Se debería de hacer un estudio sobre la utilización de los colores en los vestidos, los decorados, las luces que utilizó el director de fotografía, e incluso analizar los fundidos y encadenados y los diversos efectos que la cámara y el montaje realizan para unir una secuencia con otra, efectos tan llamativos, pero a la vez tan formales y curioso que uno no deja de preguntarse si en realidad no está asistiendo a un nuevo tipo de género cinematográfico que por desgracia no tuvo continuidad.

Dejando de lado su valor estético, está bien que comentemos su increíble banda sonora, que sino me falla la memoría es la segunda más vendida de la historia del cine, la primera es "fiebre del sábado noche". Hace muchos años, cuando descubrí esta película, pude percibir que su banda sonora, sus canciones, incluso su música instrumental tenían algo especial, algo diferente que en nada se asemejaba a lo que había escuchado antes. Hace dos o tres años, cuando estudiaba en la Escuela de Arte Dramático, mi profesor de música me dijo que lo que hacía especial la banda sonora de este film era que su compositor, Leonard Bernstein, había utilizado un tipo de compás que no era muy habitual en la música de aquellos tiempos, ni tampoco en la música de ahora. Digamos que los dioses se confabularón para dar lo mejor de todos los artístas que han colaborado primero en la creación de esta historia para teatro, y luego posteriormente, en su versión de cine, que es la que nos ocupa.

Si algo llama también la antención de este film son sus poderosas actuaciones; todos están brillantes, sobre todo a destacar Rita Moreno y George Chakiris, que merecieron sendos Oscars a los mejores actores secundarios por las interpretaciones que realizan en esta cinta.

Lo bueno del film es que por primera vez en la historia del cine, y del teatro musical, los números musicales sirven para dos cosas; primero para hacer avanzar la trama, o sea, la historia se cuenta a través de las canciones, no es un mero parón en la acción, y segundo estas canciones contienen referencias a diversos problemas sociales que afectan a los protagonistas de la historia; inmigración, drogas, delincuencia juvenil, prostitución. Las letras de las canciones de West Side Story están llenas de ironías, ácidez e increíble sátira social. De hecho son tan actuales hoy en día que bien se podrían utilizar de nuevo en el caso de que a algún desaprensivo se le ocurriese hacer una nueva versión de este películón.

Hay números musicales míticos entre los que yo destaco "America" y "cool". Fue hace poco cuando me di cuenta de la grandeza escénica de este número, "cool". "Cool" avanza y anticipa, 30 años antes, las corrientes de danza que se fueron produciendo desde finales de los años 70 hasta nuestros días. Mérito absoluto del coreográfo Jerome Robbins, que por cierto ganó el oscar al mejor director por esta película junto con Robert Wise, la primera y última vez en la historia del cine que el Oscar al mejor director se lo llevan dos personas, Wise por rodar toda la película y Robbins por asesorar en las escenas musicales y por la creación de los números.

Todo lo anterior que he descrito anteriormente en realidad son explicaciones técnicas que carecen de importancia sino cuento de verdad porque me apasiona tanto esta película. Pues bien, decía Samuel Fuller, otro director de cine, que el cine debía ser en pocas palabras; acción, emoción, amor y muerte. Pues bien, todas estas sensaciones, adjetivos o estados es lo que yo siento cada vez que me pongo a ver este film. No puedo apartar los ojos de la pantalla. Todo me emociona, desde una secuencia donde el personaje principal intuye que conocerá a la mujer de su vida (bajo unas ropas que yacen en los tendederos de unos edificios colindantes, y que son mecidas por el viento), hasta el baile solitario y tremendamente bello que Natalie Wood se marca en la azotea de su casa cuando está esperando a su amado. Joder, seamos sinceros... ¿no hemos sentido eso cada vez que nos hemos enamorado? ¿No hubiesemos salido corriendo de felicidad o cantando cada vez que hemos sentido la llamada del amor correspondida? Pero en este film no todo es amor, también hay ira, soledad, venganza... muerte. Todo ello perfectamente representado. La primera parte del film es una increíble historia de amor. La segunda parte del film se vuelve oscura y siniestra, casi expresionista... sus luces se vuelven amenazantes y con ellas el ambiente que durante hora y media nos ha acompañado. Ahora el amor deja paso a otra cosa... y esa otra cosa, excelentemente puesta en escena y contada, nos hace darnos cuenta de que en "West Side Story" hay dos películas distintas pero perfectamente complementadas entre sí.

En una palabra; es cine puro.

Para terminar quiero comentar una cosa que siempre he dicho y nadie me tomó en serio hasta que un catedrático de Literatura Dramática me dio la razón; desde siempre, al ver la película, dije a todo el mundo, que aunque basada en Romeo y Julieta de Shakespeare, este film supera el texto original, y no sólo que lo supera, sino que elimina errores de estructura, tiene un final más creíble y sobre todo un giro final en el último acto que hace creíble la historia de amor, no así en la obra original de Shakespeare. Pues bien, muchas veces discutí con supuestos eruditos de la obra de Shakespeare porque decían que nada ni nadie podía superar al maestro, ni mucho menos una película norteamericana musical que trataba sobre pandillas callejeras.

Pues bien, hace algunos años, en una conferencia con este catedrático, donde se estaba charlando sobre Shakespeare, no sólo me atreví a decirle que este autor tan afamado cometía muchos errores en sus textos, sino que "West Side Story", mejoraba su obra y era, de lejos, la mejor adaptación de Romeo y Julieta que el cine había rodado. Pues bien, no sólo este catedrático me dio la razón, sino que comentó el giro final de la película, haciendo hincapié en lo que yo siempre había dicho; que ese añadido de última hora por parte del adaptador era, no sólo mejor que el original en la obra de Shakespeare, sino que enfatizaba y recalcaba una idea que en la obra de Shakespeare estaba pillada por los pelos: el destino, y de como no somos dueños de él porque siempre hay cosas exteriores que toman las decisiones por nosotros.

Cuando mis compañeros escucharon los mismos argumentos míos en boca de este catedrático ya jamás volvieron a tomarme el pelo, y no sólo eso, sino que empezaron a descubrir por su propia cuenta que Shakespeare no es tan perfecto como los ingleses nos han querido vender desde hace 500 años.

En fin, amigos... Que "West Side Story" es un viaje hacia ese lado mágico que el cine parece haber perdido. Un alo mágico y romántico que encima respeta al espéctador, puesto que si hay algo que hacían bien antes era considerar al público como lo más importante.

Las luces se apagan... Se escucha un silbido... aparece la ciudad de New York vista desde arriba... la cámara se va acercando más y más a un barrio... y allí, empieza la función.

Maravillosa metafora (la de la cámara a vista de pájaro), para enfatizar la idea de que WEST SIDE STORY, en realidad, puede ocurrir en cualquier parte, y que el ojo de Dios, o del destino, o de aquello que no entendemos, se detiene simplemente un momento para observar, cómo nosotros, hormigas en el universo, nos entretenemos en hacer lo fácil, complicado.

Enorme film. De los mejores que he visto jamás.

1 comentario:

Franklin Padilla dijo...

Muy bueno tu artículo. Novedosa la tesis de superioridad de final de WSS sobre "Romeo y Julieta". La menciono en última entrada de mi blog que te invito a visitar. Saludos desde Caracas. http://micolchaderetazos.blogspot.com/2012/03/cumple-51-y-se-ve-igualita.html