domingo, 10 de agosto de 2008

EN BUSCA DE LA SEÑORITA KUBELICK.

Cómo bien sabe Lucía, llevo desde los treces años intentando buscar a la señorita Kubelick.

Muchos han sido los intentos pero poco óptimos los resultados. Al principio parece que es ella, siempre me pasa lo mismo, pero luego resulta ser todo un espejismo, una ilusión despersonalizada de alguién a la que creí conocer cómo a mi mismo pero a la que en realidad jamás conocí, nunca.

Y la busco en bares. En tiendas de discos y de películas. En trabajos de mierda que engrosan mi lista de fracasos laborales. En rincones perdidos... En parques abandonados y carcomidos por el paso del tiempo. En librerias dónde personas extrañas y anónimas hojean la primera y última hoja de libros ya descatalogados. En aeropuertos y estaciones de trenes a rebosar de gente. En fiestas y cenas de amigos. En ciudades lejanas... Y en pueblos cercanos.

Pero ella, la señorita Kubelick, no aparece. Nunca.

A veces y tras una rápida mirada creo dar con ella... Pero luego viene el desengaño. Y nada; a buscar otra vez.

En otras ocasiones no me atrevo a empezar la busqueda. Y tras una mirada rápida y furtiva creo ver a una Eva Harrintong, a una Norma Desmond... a una Carrie de "sexo en new york"... A una Natalie Wood en sus tiempos mozos de "Rebelde sin causa", y eso amigos míos, no es lo que busco.

Una vez, hace un par de años la creí encontrar en un bar de Málaga. Y durante muchos meses soñe con su mirada, su forma de andar... E imagine su voz. Palabra por palabra. Gesto por gesto.

Meses después la supuesta "Señorita Kubelick" y yo quedamos. Y bajo el cielo de Madrid, una noche de invierno y tras numerosas horas de charlas, risas entrecortadas y alguna que otra mirada de interés por ambas partes me di cuenta que aquella chica, la que tenía frente a mi, no era mi tal reliquia soñada.

Así que sigo buscando... Pero nada. Nada. Nada.

La señorita Kubelick debe de estar escondida en algún lugar. Y no voy a parar hasta encontrarla. Cueste lo que cueste. Por mucho dolor, muchas mentiras... Y muchos comienzos y finales.

Sí, definitivamente esa es mi misión.

- Señorita Kubelick, la quiero.

- Cállese y reparta, señor Baxter.

THE END.

http://www.youtube.com/watch?v=GfDwuv2_9dQ

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