"Una jornada particular"... y una de mis películas favoritas.
Esta noche, después de casi dos años sin verla, me he vuelto a reencontrar con ella, y las sensaciones han sido las mismas que tuve la primera vez que la vi, en mi época de Barcelona, cuando tarde tras tarde no dejaba de descubrir buenas películas, ya fuera en la sala de la filmoteca de Cataluña o en el dvd de mi habitación.
Esta noche he vuelto a disfrutar y de nuevo me he emocionado con la historia de estos dos personajes que un día cualquiera se encuentran, se cruzan... y a raiz de ahí sus vidas van a cambiar para siempre.
Ella, (increíble Sofía Loren en uno de sus pocos papeles dramáticos), es una madre de familia con seis hijos y un marido, que está cansada de la vida que lleva y se siente presa de una existencia anodina y sin aliciente alguna.
El, (Marcello Mastroianni, en una interpretación que debería ser asignatura obligada de estudio en las escuelas de arte dramático, su segunda nominación al oscar al mejor actor principal...), es un hombre de mediana edad, homosexual y antifascista... que espera un exilio forzado provocado por sus "inadmisibles" condiciones personales.
Ella se queda sola en casa porque su marido y sus hijos van a un desfile de las fuerzas fascistas, (Hitler visita Roma y todos los habitantes quieren estar presente para ver a Mussolini con el dictador alemán), y él está disfrutando de sus últimas horas de libertad haciendo repaso de su vida y pensando en que quizás la mejor solución sea terminar con la misma.
De pronto a ella se le escapa un pájaro y da a parar justo a la ventana de él. Ella va en busca del pequeño pajarillo, él abre la puerta... y a partir de aquí la película se convierte en una de las reflexiones más lucidas y profundas que he visto en mi vida sobre la amistad... y el amor.
Poco a poco los dos se van abriendo a sus miedos y entre muchos silencios y miradas esquivas van confesando todo aquello que jamás pudieron decir a nadie.
Sé que todo esto que estoy diciendo aquí puede parecer a película ya vista mil veces, pero hay que asistir a este tremendo trozo de cine auténtico para apreciar la increible grandeza que tiene este pequeño filme.
Grandeza que se puede ver en muchas de sus secuencias, siendo, según mi punto de vista, la secuencia de la terraza, (ella va a recoger la ropa tendida y él la acompaña), una de las más profundas, dolorosas y sinceras que he visto en toda mi vida. Ahí no sólo los actores hablan, sino también sus movimientos, sus miradas... de un momento a otro vemos cómo el llanto esconde una risa... un beso una renuncia... y una broma inocente e infantil un momento de libertad entre tanta opresión y oscuridad.
"Una jornada particular" es una película memorable en todos los sentidos. Un filme que no se averguenza de la pequeñez de su propuesta y que sabe jugar una mano brillante con las cartas que tiene sobre la mesa.
Estás son las películas que me hacen recordar mi amor por el cine y mi ilusión por dedicarme a hacer películas. Sería maravilloso hacer algo parecido y descubrir, entre 24 fotogramas por segundo, un trozito de la verdad que todos llevamos dentro.
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