miércoles, 12 de mayo de 2010

Imágenes y sonidos que nos traen recuerdos de otros tiempos.

A Lucía. A Mar.

Esta noche he vuelto a ver "El paciente inglés", una de mis películas favoritas desde el primer momento que la vi. Película que muchos odian y otros denostan por el mero hecho de haber ganado, en sus tiempos, nueve Oscars de Hollywood.

Volver a verla a sido curioso por dos motivos;

El primero de ellos es que he descubierto cosas nuevas, significados de las tramas y los personajes que se me escapaban por que era más pequeño y no podía llegar a entender todo lo que la película cuenta. Digamos que me cautivo su historia de amor y algunas de sus imágenes, y hoy me han cautivado esas mismas cosas y otras cosas más, como por ejemplo entender que el personaje principal nunca se había enamorado de verdad, pues piensa que el amor es fatal pues implica un sentimiento de posesión, y cuando se enamora de verdad descubre que está dispuesto a amar cueste lo que cueste, a dejarse llevar aunque el dolor y la resignación impregnen el camino del deseo.

El segundo motivo por el cual ha sido curioso volver a verla es que su visionado me ha hecho recordar otros tiempos, volver a momentos pasados que ya están guardados en mi memoria y el tiempo, a pesar del espacio transcurrido, no van borrando... sino que presenta estos recuerdos nítidamente y hace que, simplemente, los añore.

Lucia y yo vimos "El paciente Inglés" hace ya mucho años, creo que allá por 1996, en un sesión matinal, en el Ámerica Multicines, un sábado por la mañana. A los dos nos encantó el film y los dos solíamos hablar de él como una grata experiencia tanto visual como profunda que habíamos vivido. Nunca he vuelto a sentir aquel enorme placer de ir al cine simplemente para descubrir nuevas experiencias y dejarme llevar por la película que estaba viendo. Nunca jamás como en aquella época adolescente. Cada sábado por la mañana, Lucía y yo camino del cine... comprar dos entradas, esperar a que el film comenzasé y ver la película. Salir al mediodía, despedirnos... y volver vernos esa misma tarde para seguir viviendo juntos una existencia que a veces se hacia compleja... hasta solitaria, por mucho que estubiésemos acompañados por nosotros mismos... o por otros más.

Tiempo después volví a ver "El paciente Inglés" con Mar. Jamás pensé que aquellas escenas fílmicas de tardes amorosas en habitaciones de hoteles, tal y como se ve en la película, con atardeceres extraños y melódicos, y sonidos del exterior, se pudieran llegar a hacer realidad en mi vida propia. Así que, por un lado, lo que estaba viviendo lo había visto ya en la pantalla, y por otro lado, entendía, gracias a esa película... que el amor en la intimidad se disfrutaba mejor, que dos personas pueden llegar a amarse y a odiarse entre cuatro paredes... que un gesto desnudo y una mirada... puede ir a acompañada de una risa y una caricia. Y que para amar debemos estar dispuestos a renunciar a muchas otras cosas. Que un corazón solitario lo es hasta que se da cuenta que está preso en otro... y ese día, por mucho que no queramos, ya no hay vuelta atrás. La pasión se desata. Los sentidos se pierden. Bailas al mismo ritmo. Todo, todo, todo... es como una hermosa película que ya, con la distancia y el tiempo asumidos, puedes volver a vivir una y otra vez en tu memoria. Cómo un secreto que solo tu conoces.

Desde estas veces he vuelto a ver muchas mas "El paciente inglés", y siempre me han acompañado las mismas sensaciones, asi que esta noche, no iba a ser menos.

Hay grandes secuencias de "El paciente inglés" que me ponen literalmente los pelos de punta. Pero hoy, sólo hoy, he entendido que el amor que cuenta y narra la película existe de verdad, pues yo lo he vivido en un par de ocasiones con la fuerza poderosa de un terremoto que lo descolocaba todo, para, después de un tiempo gozoso de amor, dejar escombros y un recuerdo imborrable de aquello que fué.

"El paciente inglés"... que gran película. Y cuantos recuerdos de momentos y personas que a veces hecho de menos.

Hoy me siento un poco más mayor, la culpa la tiene el recuerdo y el haberme dado cuenta que soy el mismo... pero mis ojos ya no lo son. O mejor dicho; mis ojos son los mismos de siempre, pero ya veo y observo con la perspectiva de un tiempo pasado, con la mirada plácida y segura de aquel que se da cuenta que todo tiene un momento y un porqué. El significado siempre se encuentra después, siempre...

Aún espero a Hana para hacerle un camino de velas. Para que solo ella y nadie más, pueda observar la belleza de unos frescos pintados en las paredes de una vieja iglesia.

Por "El paciente inglés".

2 comentarios:

luz y materia dijo...

¿QUE OPINAS DE LA MUEVA PELICULA DE JULIO MEDEM? ¿La has visto? Me interesa tu opinión, me podrías dedicar un post no? Di que siiii anndaaa!

Un beso corazon!

fuegoensagitario@hotmail.com dijo...

Hola Guapissima¡¡¡

Pues mira, no he visto la nueva película de Medem y creo que no la veré... Lo último que vi de él fué LUCIA Y EL SEXO, que por cierto, la vimos juntos en el cine. Luego la volví a ver y pensé ¡Dios... pero, ¿esto que es?!, jajaj... y no he vuelto a ver nada de Medem porque me he dado cuenta que... NO LO SOPORTO¡¡¡¡ Cosas de la edad, no se...

Cuenta con ese post dedicado...

Un abrazo¡