Todo director de cine tiene su "ocho y medio" particular. Esto vendría a ser cómo una película dónde el director habla más o menos de sí mismo y de sus experiencias. Cómo bien sabéis el cine es ficción y por tanto, en base a esta premisa, los momentos reales pueden ser ficcionados hasta el máximo... esto, para nosotros, es más real que la vida misma, ya que la impresión de lo que fue o percibimos que fue es más grande y persistente de aquello que fué u ocurrió en realidad. Al fin y al cabo a todo el mundo le pasa lo mismo, sólo tenéis que recordar algún momento de vuestra vida y os daréis cuenta que aquel recuerdo se ha ido transfigurando en vuestra memoria cómo una película que escapa a vuestro control... ya no sabéis que fué cierto y que no... pero en realidad da igual... un sólo apice de verdard interna, por muy mentira que sea, es más verdad que una realidad aplastante.
SECUENCIA 1Un personaje va siguiendo por las calles de una ciudad a una mujer. Da igual quién sea esta mujer, lo importante es que lleva un abrigo largo y rojo y al personaje principal esta imagen le es lo suficientemente evocadora cómo para seguir a esta mujer por las calles de una ciudad que aún no conoce demasiado. En esta parte serían muy importante los sonidos de la ciudad; coches, voces de personas anónimas, algún que otro sonido incoherente que se va colando en la banda sonora y que acompaña a los dos personajes mientras recorren las calles de la ciudad. De ella no haría falta un contraplano, en realidad su rostro nos daría igual, es sólo su presencia... su ir y venir entre el ritmo de uan ciudad que se percibe a ratos cercana y a ratos cruel... cómo aquel amigo que desconfía de nosotros pero disimula sabiendo que el solo percibimiento de su sensación nos haría terminar con él para siempre.
Así por lo tanto los sonidos de la ciudad y los planos del personaje que persigue a la chica con el abrigo rojo se irían intercalando con el devenir de unos barridos que a cámara rápida realizan los demás peatones de la ciudad y los vehículas, que literalmente, y en el encuadre, cortan el rostro del personaje principal o lo sacan del entorno en el que se encuentra descubriéndolo cómo un objeto más entre la despersonalización de todo lo que vamos viendo.
Sería interesante que al final de esta secuencia la chica del abrigo rojo descubriera que está siendo seguida por el personaje principal. Acto seguido ella se giraría y en ese mismo momento pasaríamos a un primer plano del personaje que sorprendido porque la mujer se ha dado cuenta que está siendo seguida por él, la mira fijamente. Pero ahora nos interesa el plano del rostro del personaje, tenemos que ver lo que está mirando... que es a ella... pero ella nos da igual... lo importante es él.
Así que una leve sonrisa para luego dejar paso al estupor o a la indiferencia más absoluta. Y después de tanto sonido una frase;
- Pensé que eras tú... ella llevaba un abrigo cómo el tuyo.
Y el personaje comenzaría a caminar y se iría por el mismo sitio dónde ha venido.
SECUENCIA 2Filmar una escena de sexo sólamente captando el devenir de una mano temblorosa que acaricia una espalda desnuda. Unos gemidos, respiraciones entrecortadas... y la mano acariciando esa espalda mientras unos tímidos rayos de sol se van colando por las rendijas de una persiana.
Acto seguido cortar hacia el plano de una calle estrecha y dónde unos niños pasan corriendo canturreando una canción. Este plano en picado, desde muy arriba... A continuación la cámara iría subiendo hasta que enfocamos unas ropas tendidas sobre un tendedero... y un viento suave y calmo las mece sin sentido.
Volvemos a la mano que acaricia la espalda y esta vez se detiene. A encontrado un lunar que redondear con uno de los dedos. Y ahora pasamos a unos ojos, ojos de mujer que poco a poco se van cerrando.
De nuevo el canto de unos niños. Ya en off. Fundido a negro.
SECUENCIA 3Esto sería algo así cómo que alguién está sentado en una silla y lo vemos desde lejos. Poco a poco, en lento travelling nos vamos acercando a esa persona... en el recorrido que va de plano a general a plano medio podemos escuchar unas respiraciones suaves pero constantes, y el sonido de un reloj que enfatiza aún más la sensación de espera.
Ahora ya hemos llegado al personaje. Tenemos su rostro en primer plano. Pero no mira a cámara, está mirando el suelo.
En fuera de campo una voz en off:
- Sé que quieres dejarme. Así que ten valor y dímelo ya.
Y de pronto la cámara se volvería a alejar dejando entrar en plano a una mujer, en el margen derecho de la imagen, que frente a un espejo se mira asi misma. En el lado central de la imagen el que no se atreve a poner fin a la historia de amor. Ya separados por el espacio del encuadre sobran las palabras.
SECUENCIA 4Una go-go que baila frenéticamente en lo alto de unos de esos pedestales que hay en las grandes discotecas. De pronto ella miraría a un punto fijo y sus movimientos se harían cada vez más lentos, (utilización de la cámara lenta), hasta que el ritmo rápido de la música no tiene nada que ver con el ritmo lento del cuerpo que estamos viendo bailar.
De la mirada de la go-go pasaríamos al plano de un hombre que la mira desde abajo. Ni que decir tiene que los dos se conocen. Pero una multitud los separa... en realidad son ellos mismos los que viven haciendo posible este distanciamiento. El siempre la ha visto a ella desde abajo... y ella a él desde arriba. Ninguno de los dos cambiaran sus posiciones, por lo tanto la luz se ha de difuminar hasta que el espacio y lo que percibimos de él queda delimitado por una suave luz azulada o blanquecina. Lo único que se escucha ahora es el sonido del latido de un corazón... que se ha fundido lentamente tras los últimos coletazos de la canción que ha ido impregnando toda la escena.
SECUENCIA 5La secuencia comienza con la imagen de la copa de un árbol. Un viento suave y constante mueve las hojas. El sonido de este acto acompañaría toda la escena. La cámara bajaría con la ayuda de una grúa hasta el rostro de un hombre que está sentado en una silla, frente al árbol, y tiene los ojos cerrados.
En ese momento una racha de viento acariciaría su rostro y por tanto el sonido de las hojas meciéndose por motivo del viento se tendría que amplificar.
En ese momento escucharíamos decir;
- Siempre me gusto oír el sonido del viento sobre las hojas del árbol que había en tu jardín.
Y rápidamente, con movimiento de grúa ascendente, volveríamos a la copa de los árboles dónde súbitamente, las hojas habrían detenido su danzar.