Después de la tormenta siempre viene la calma...
Poco a poco la irá y la pena van dejando paso a la tranquilidad. Y esa tranquilidad te da por pensar en lo que eres y en lo que quieres ser. A veces son la misma cosa, cómo ahora, y entonces sientes que todo el trabajo acumulado sobre esa dualidad ya no vale la pena, ya que has entendido que ser "como hoy soy" es lo que quieres continuar siendo.
La soledad aparece por momentos.... Pero es bueno no dejarse asediar por ella. Algunos momentos son buenos, y otros no tantos, pero aún quedan esperanzas de cosas que hacer, de personas por conocer... Los buenos deseos y las ganas que perdiste o que estaban dormidas porqué no te hacian falta, vuelven a aparecer, y entonces te sientes cómo en casa.
Hablas con gente a la que habias olvidado o simplemente echado de tu vida por un tiempo, y también te sientes cómo en casa. Ellas te perdonan, o simplemente aceptan que tu ritmo y tus circunstancias son esas y entonces todo se vuelve a retomar donde se dejo.
Al principio todo es negro.. Luego grís. Ahora el blanco y la claridad aparecen de vez en cuando. Cuando ves el abismo de cerca te entra el vértigo... Y es muy importante no dejarse arrastrar hasta el fondo ya que sólo tu conoces la respuesta a todos tus malos y entonces, cuando te preguntas, hallas la respuesta.
Ahora, todo es paz. Vas y haces sin prisas, sin condicionamientos, sin apenas pensar en lo que deberias o no deberias... Ya que es un nuevo comienzo, y los comienzos no se conocen.
La esperanza también vuelve, no, nunca se fué, es solo que cuando estás acomodado y feliz te olvidas de que tu alma también tiene que alimentarse de vez en cuando de deseos nuevos y recuperar aquellos que hace tiempo dejaste atrás.
Hay tanto por hacer y tanto por sentir que ni un solo momento te puedes permitir estar a oscuras.
El duelo deja paso a la libertad. Y la libertad deja paso a ti mismo.
Poco a poco... Me voy reconociendo.
¿Por qué apuntan a Sirio?
Hace 6 años
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