miércoles, 22 de octubre de 2008

AUSENTE.

Ausente de todo aquello que me es ajeno. Ausente... Y feliz.

Me he pasado todo el fin de semana rodando un corto con unos amigos. Aislado y ocupando mi tiempo en lo que de verdad me hace feliz. Observando cómo se rueda, estudiando el hecho cinemaográfico desde cerca. Conociendo a gentes y personas que tienen mucho en común conmigo.

Y luego sumergido de lleno en las clases de la escuela. Disfrutando de cada explicación, de cada nuevo reto. La semana pasada estrene la primera práctica de este año. Sólo una semana de ensayos y el absoluto placer de haberme dejado la piel en todo lo que estaba haciendo. De haber conocido a unos actores maravillosos que han confiando en mi historia. De haberme equivocado en algunas cosas de dirección y haber aprendido de ellas. Se estar tolamente obsesionado con un texto que tengo que dirigir dentro de tres meses, en febrero. De pensar en cómo he de hacerlo para que la gente sepa y entienda lo que quiero decir con este texto.

Definitivamente estoy disfrutando sin prisas pero sin pausas de todo lo que estoy haciendo.

Cómo curiosidad de la semana os tengo que contar una cosa que me paso el otro día.

Me encontraba de espaldas a una escalera. Estaba buscando en mi mochila mi MP3. Cuando lo encuentro, me coloco los auriculares en las orejas... Cierro la mochila. Me giro. Y de pronto, en el último peldaño de esas escaleras un recuerdo lejano con nombre, apellidos y cuerpos.

Ese recuerdo me mira... Y os juro que me quedo paralizado. Pero no me quedo paralizado por miedo ni por otro motivo, me quedo paralizado porque no reconozco a ese recuerdo. Tardo algunos segundos en hacer memoria... Miro a ese recuerdo a los ojos... Me parece conocido pero no caigo en la cuenta de quién puede ser.

Al cabo de tres segundos ya se quién es ese recuerdo...

Y he aqui mi reacción.

¡Hola¡

Os juro que jamás me habia pasado esto en mi vida. Pero durante unos segundos no pude reconocer a ese recuerdo. Y no lo pude reconocer porque yacía dormido dentro de mi memoria. Fué una sensación extraña, pues luego caí en la cuenta de que no tuvo que ser muy importante para mi sí tarde tanto en recordar quién era ese recuerdo... Pero así es la vida. Y no os miento, en serio... Jamás me ha pasado esto. No reconoci no esos ojos, ni ese cuerpo... Ni esa mirada. Supongo que todo ello es debido a que cuando alguién tiene una mala experiencia borra de su memoria esa misma experiencia... Pero yo no creía en esto, yo pensaba que el recuerdo, bueno o malo, siempre quedaba en ti... Pero ahora me he dado cuenta que la mente es sabia, lista... Y olvida todo aquello que no merece recordar.

¿La reacción de ese recuerdo?

Un "Hola" menos efusivo que el mío... Y un tono de ira y rencor que me pareció infantil y ridiculo.

Parece que mi recuerdo está más dolido conmigo que yo con mi recuerdo. Con lo cual la sensación fué doblemente placentera pues hacia ya muchas semanas... Quizás hasta meses... Qué esa sensación, la ira, el desprecio... Se había apartado de mi mente para dar paso a la indiferencia total.

Que feliz está uno cuando sabe que ha hecho las cosas bien y está contento consigo mismo. En serio, que feliz... Que feliz no desperdiciar el tiempo con rencores hacia personas o cosas del pasado que ya, gracias a Dios, pasaron.

Pero claro, no todo el mundo es cómo tú. No todo el mundo reacciona cómo tu.

No todo el mundo puede olvidar tan facilmente. O quizás no se trate de olvidar, sino de perdonar... O de pasar, que al fin y al cabo es lo que yo he hecho con este recuerdo.

Un beso amores¡¡¡

No hay comentarios: