Estos días me ronda una pregunta por mi cabeza; ¿Por qué escribir... por qué rodar?
Os aseguro que a veces no es nada agradable tener que vértelas con la hoja en blanco y hacer volar tu imaginación para que esta cree imágenes y estas imágenes palabras que describen lo que estás viendo en tu mente. A veces esas imagenes aparecen lenta y tortuosamente después de un proceso doloroso y solitario dónde lo único que está en juego es tu tiempo... La cosa más valiosa que tenemos.
Así que me paso horas, horas y horas, delante del ordenador. Sí contase todas las horas que me he pasado escribiendo desde los quince años... En realidad empeze antes, sumarian un buen puñado de meses, quizás hasta dos años, y no exagero, de verdad.
Dos años de tu vida encerrado en una habitación creando historias que de seguro, la mayoría de ellas, empezadas, no terminadas, terminadas, esbozadas, perfiladas... jamás verán la luz. Entonces, ¿por qué "perder el tiempo"?
Pues porque a día de hoy puedo decir que esta cuestión se ha convertido con el paso del tiempo en una necesidad. Una necesidad de contar cosas, importantes o no, que creo vitales en el proceso personal que tengo para entender el mundo y todo lo que me rodea. Supongo también que hay una parte personal mía, muy íntima, que sólo sale cuando estoy escribiendo y es por ello que la necesidad de decir, de escribir, aunque jamás se lea lo que escribo, es algo que poco a poco se ha ido convirtiendo en un "modus operandi" que me hace sobrevivir cuando las cosas se ponen feas... que me hace soñar cuando las cosas no están mal pero deseo que esten mejor... que me hacen elevarme hacia ciertos lugares "sensitivos" que la realidad me niega. En pocas palabras; la ficción se ha convertido para mí en una parcela de la no-realidad que a veces es más real para mí que la realidad misma.
Y entonces... ¿por qué rodar? ¿Por qué pasar semanas y semanas con un nudo en el estómago preparando planos, hablando por teléfono cómo un loco, quedando con actores, explicando tu visión del mundo, aceptando miradas de otros que te ven cómo un loco que sólo sabe soñar, viviendo cientos y cientos de desengaños que en menos de un minuto te bajan de la nube dónde estabas asentado, comprobando y dejando en evidencia ciertas carencias técnicas o artísticas que tienes y que pensabas que no tenías...?
Por que cuando creo un encuadre, cuando hago un plano y cotejo en él todos los elementos que he creido esenciales para contar lo que quiero contar, me siento en mi mundo, cómo un pequeño Dios que quiere contar lo que hay en la realidad, en mi realidad... una realidad que quizás no es semejante a la de los demás, pero quizás sí muy parecida. Trato de componer en la ficción un puzzle lleno de piezas inconexas que poco a poco, encuadre a encuadre, gesto a gesto, objeto a objeto, mirada tras mirada, palabra tras palabra; hablan de mi mismo y de yo con respecto al mundo que me rodea.
Existe en esto de la creación un sentido egocéntrico que debemos reconocer. Un sentido egocéntrico que cuando fué reconocido por mí me libero de ciertos prejuicios que tenía ante ciertas visiones de la realidad que en ningún momento, en ninguna arista, se correspondía con mi visión de las cosas. Así pues, con mi ego reconocido, con mi visión del mundo cómo realidad absoluta dentro de mis coordenadas, de mis margenes, de mis experiencias, de mis mentiras y mis verdades... el acto de crear se presenta cómo una acción vital para poder sobrevivir en un mundo que me cuesta controlar, por lo tanto, la elección más sensata es crear un mundo "virtual" dónde mis piezas encajan perfectamente, y encajan perfectamente porque yo, y sólo yo, nadie más... O mejor dicho; yo, en colaboración de otros muchos que creen en lo que estoy haciendo y quiero contar, nos ponemos en acción para demostrar que el gris no es gris, quizás es blanco y negro... y que detrás de una sonrisa se encuentra el más triste de los llantos... y que detrás de ese llanto se encuentra la más hermosa de las sonrisas.
Así pues; en la ficción me reencuentro con amigos a los que perdí de vista. En la ficción pido perdón por mis errores amorosos cometidos. En la ficción me atrevo a decir a mis cercanos que me dejen en paz para seguir con mi vida... en la ficción me permito luchar contra lo establecido sin por ello terminar en la cárcel... en la ficción puedo y debo verme a mi mismo desde el punto de vista que nadie, jamás, me observo.
Muchos pueden decir que es cobardia, neurosis o simplemente la elección de no enfrentarse al mundo real y solucionar este por medio de la ficción... No sé, puede ser, no digo que no... Pero sea una cosa, sea otra... Este más cercano o más lejano a la realidad... Sin escribir... y supongo que sin rodar... mi mundo, lo que soy, lo que siento... estaría muerto de por vida.
Quizás mucha gente acabe loca, matando, robando.... porque no ha encontrado su medio de expresión para decir abiertamente lo que quiera decir, sin que por ello, al no ser realidad, te puedan juzgar, condenar... obviar.
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