martes, 19 de mayo de 2009

ALGO EXTRAÑO.

"Hay algo extraño en la realidad y nadie sabe explicarlo"

El desierto Rojo. Michelangelo Antonioni. 1964.

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Pues sí, hay algo extraño en la realidad y nadie sabe explicarlo. Algo extraño e invisible que nos conecta con los otros cuando menos lo esperamos, y que nos vuelve a desconectar de estar personas con la misma rapidez.

Hay algo extraño en los pasos propios, en el caminar del día a día... En el caminar de los demas. En los pasos que se pierden en una calle o en un bar donde estos pasos se cruzan con los tuyos.

Hay algo extraña en las miradas. En esas miradas que se callan cientos y cientos de palabras que están deseosas de salir, angustiadas por explicar aquello que, verbalmente, y por mucho que insistamos, no tiene explicación.

Hay algo extraño también en las noches y en los bares. En esos ojos que durante un segundo te radiografían haciéndose ideas preconcebidas o no sobre lo que posiblemente están viendo delante de sí. Miradas perdidas, alegres, asustadas, ausentes, miradas llenas de cariño... O llenas de rencor.

Y en estas miradas extrañas hay gestos... Algunos parcos, otro extensos y barrocos que denotan cierta calma mortecina que espera una señal de salida para lo que durante mucho tiempo estuvo escondido en la mente de esa piel pueda salir a la superficie.

Hay algo extraño en el pasado, en ese pasado que día a día tratamos de olvidar pero que siempre vuelve a nosotros. Un juego entre tú y el recuerdo, las experiencias vividas que pudieron ser felices o dolorosas... Da igual el carácter de estas, son vivencias, recuerdos... Imágenes con sonidos, palabras y gestos, rostros e intenciones que hace ya milenios no están con nosotros, pero que se agarran a nuestros trajes cómo viejos fantasmas en pena que se niegan a abandonarnos, y que nos siguen donde quiera que vayamos, siempre en silencio, agazapados lentamente bajo la novedad de una época que dentro de poco, cómo siempre pasa, dejará de ser novedad para ser rutina... U olvido.

Hay ilusiones que se alimentan de los deseos que sabemos nunca jamás podrán ser. Deseos de amor, de amistad... De perderse para no volver a encontrarse nunca más. De las tardes perdidas dónde una piedra, un lapiz... Una persona, eran la misma cosa. Sin más dilación que la de estar por estar, bajo la tez inmensa de un decorado preparado sólo para nuestros ojos, ojos ávidos de conocimientos que siempre, por mucho que lo negemos, se quedan en la superficie, en el color de las cosas, en lo exterior... Y nunca entran a saborear esa textura cromática que todos y cada uno de nosotro llevamos dentro. Porque el naranja es verde más amarillo... Porque el blanco son todos los colores... Porque el negro es la ausencia de color... no por eliminación de este, sino por absorción del mismo... Todo se pierde en un abismo... En una superficie exterior que nos recuerda brevemente el lienzo oscuro y sin sentido del que a veces, la vida, hace gala.

Y la realidad es extraña. Y las preguntas que cada día, al amanecer, o antes de dormir, por la noche, nos solemos hacer en compañia de nosotros mismos, en nuestra intimidad más intima que a veces traicionamos por miedo a pensar demasiado, y entonces es cuando, en vez de pensar, en vez de vernos realmente reflejados en el espejo propio de lo bueno y de lo malo, inventamos miles y una excusas para evitar tan temido momento de autojuicio... Y los días pasan, y evitamos la mirada dentro del fondo de nosotros ocupando nuestra existencia con trivialidades y banalidades que poco a poco hacen mella... De nuevo nos llenan exteriormente, pero interiormente, estas cosas, estos momentos despercidiados en los que nos traicionamos a nosotros mismos por miedo a ver la verdad, se vuelven pesados, y nuestra espalda no puede soportar el peso de todas aquellos horas en las cuelas nos negamos a pensar lo que de verdad somos.

Definitivamente hay algo extraño en la realidad... Y nadie sabe explicarlo.

4 comentarios:

Saray Díaz García dijo...

Y que me dices de los olores, de los sonidos...que te conducen al pasado, a recordar a aquellos que quisiste y ya no están... En todo lo que nos rodea hay algo extraño, un halo de nostalgia quizás...

Un beso!

Anónimo dijo...

Desde luego Salva que es lo mejor que has escrito, te prometo que se me ha erizado el vello, hasta el corazón.... Esa sensación me persigue siempre, siempre allá donde voy, hay veces que pienso ¿porqué no dejaré de darle vueltas a esto? Parezco una chalada!!! Pero he de asumir que es algo inherente a mí.
De veras, me has dejado fuera de juego... siempre has sido un genio.

Anónimo dijo...

Se me olvidaba, el mensaje anterior es mío, soy Susana!!!

Anónimo dijo...

antropoideo.