viernes, 25 de mayo de 2007

NO SOPORTO EL TEATRO.

Esta tarde he llegado con retraso a una obra de teatro que algunos compañeros de estudios estaban realizando cómo práctica de fin de curso. Cómo entrar tarde es algo de mala educación he procurado no hacer ruido y me he sentado en la última fila.

Mi visión lo abarcaba todo; el escenario, las butacas, el techo... La mesa de dirección, sonido y luces... Durante unos momentos me he sentido cómo Dios; podía observar a todo el mundo, pero nadie podía hacer lo mismo conmigo.

Mi vista se ha detenido en el escenario y lo que estaba viendo allí me estaba dejando algo atónito; más de una docena de actores que diccionaban de una forma exagerada y teatralista... Un texto del siglo de oro que en boca de aquellos interpretes parecía un recital ausente, sin vida. La escenografía de la obra tampoco era nada del otro mundo, y el movimiento escénico brillaba por su ausencia.

Acto seguido he dirigido mis ojos a algunos de los espectadores y estos hablaban con sus compañeros de butaca, estaban mirando al techo ensimismados o en el mejor de los casos dormidos.

Y entonces me ha venido la siguiente pregunta; ¿Esta muerto el teatro?

Esta pregunta la he contestado rápidamente; No, el teatro no esta muerto porque hay gente en la sala. Hay personas que realizan obras de teatro en todas las ciudades del mundo y estás son un éxito. Con lo cual el teatro aún vive. Hay oferta y la gente demanda. Sigue siendo un arte de masas, algo burgues y carcomido, pero un arte de masas.

Mi autocontestación me ha aclaro algunos puntos pero no todos. Entonces no he tenido más remedio que hacerme otra pregunta; ¿Sirve de algo el teatro?

Y de nuevo me he respondido a mi mismo; el teatro es cómo todas las artes... No sirve para nada pero también sirve de mucho. Es la creatividad y el alma humana hecha carne. No todo van a ser guerras, dinero y muertes, también hay una parte del ser humano que vive para crear, para hacer sentir, para hacer soñar.

Después de esta reflexión me he quedado tranquilo y me disponía a disfrutar de la obra... Pero algo andaba inquieto dentro de mi. Me estaba aburriendo mucho, apenas prestaba interés a lo que estaba pasando encima del escenario y sólo pensaba en salir de allí a fumarme un cigarro...

¿Qué me esta pasando? ¿Por qué ese nerviosismo, esa duda... Esa mosca detrás de la oreja? Siempre he dicho a los que me conocen que no me gusta el teatro, que me aburre, y de hecho es verdad... Sólo me gusta hacer teatro. Y sí por mí fuera tampoco sería espectador de mis propios espectaculos porque sí hay algo que no soporto en este mundo es tener que sentarme dos horas en una butaca para ver una historia que huele A FALSEDAD POR TODOS LADOS. Las luces, las voces, los textos tremendamente literarios, los decorados...

¿Por qué esta tan teatralizado el teatro? ¿Por qué se habla de esa manera?... La voz parece que sale del centro de la tierra y se queda impregnada en las paredes y en los oídos de los presentes... ¿Por qué ese modo "ritual y eclesiastico" en muchas de las obras que vemos?

Sí, amigos míos... No soporto la artificialidad de muchas de las propuestas escénicas que veo en los teatros de esta ciudad, de este país, de este mundo... Incluso cuando yo mismo dirijo una obra de teatro trato en la medida de lo posible que todo sea lo más natural posible, pero cuando los actores son conscientes de que el teatro es un acto de representación, incluso cuando tú te das cuenta de esto... La obra cae en la más aburrida TEATRALIDAD, ARTIFICIALIDAD, y aborrezco todo lo que huele o sabe a FALSO.

Esta tarde, amigos míos, me he dado cuenta que el teatro no es lo mío. No quiero ver teatro. No quiero perder mi tiempo y mi dinero en unas historias que en nada me representan. No quiero dirigir una obra y caer en lo mismo de siempre. Me niego. Quiero encontrar la formúla mágica para que el teatro parezca un trozo de vida... NO UNA IMITACIÓN DE UN TROZO DE VIDA.

En la escuela suelo decir que el cine le lleva al teatro 2000 años de ventaja. Muchos acusan a mi afirmación de ser falsa o exagerada. Dicen que porqué mi pasión sea el cine no tengo qué comparar dos artes que siempre han coexistido en profunda armonía... ¿En profunda armonía? ¿En serio? ¿El cine es teatral, falso, mezquino? ¿Las historias que cuentan en el cine no son cercanas? ¿No es el cine el medio de comunicación que más ha influido a los hombres del siglo XX?

No es cuestión de comparar, claro que no... Pero cuando en una obra de teatro un actor declara su amor y en vez de decir TE QUIERO me larga un monólogo de veinte minutos sobre las flores, el cielo, la piel, los besos... o cualquier otra chorrada por el estilo, me pongo negro, me empiezo a impacientar y lo primero que pienso es en salir de la sala para fumarme un cigarrillo... O mejor dicho; pienso en salir de la sala para buscar LA NATURALIDAD. Una naturalidad que sólo la vida real, el buen cine, la buena pintura y la buena literatura poseen en su interior.

Hay que renovar el teatro o dentro de diez años será un arte moribundo... Sí no lo es ahora.

Aquel que siente, percibe o disfruta con la artificialidad escénica de cualquier propuesta dramática esta siendo engañado... La vida no es así. No todo es tan complicado y rebuscado... El pueblo, la gente normal, tú y yo... No somos tan literarios, complejos y/o artificiales.

Esta tarde amigos míos me he dado cuenta de que el teatro es la mayor mentira de nuestro tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pues a mí me encanta el teatro.