lunes, 16 de julio de 2007

UNA ROAD MOVIE.

Me gustaría escribir una Road Movie. Una película de carretera.

Me gustaría escribir sobre un hombre que esta cansado de todo y un día hace un viaje muy largo, en un coche viejo, por todo el país.

Un hombre que acaba de dejar una relación amorosa importante y necesita encontrase consigo mismo. O un hombre que acaba de salir de la cárcel y no tiene más remedio que volver a su tierra, a su ciudad... A sus origenes. Por qué todo ha cambiado demasiado.

Una mañana, al amanecer, toma su coche viejo y comienza a recorrer un camino largo. Lento. Imprevisto.

La carretera es infinita y ante él se abre todo un mundo de nuevas posibilidades. En la soledad de su coche y su vida recién inaugurada piensa en la vida que ha llevado hasta ahora. Y no esta contento. No es feliz. Quiere cambiar. Pero no sabe que cambiar, ni tampoco sabe que tiene que hacer para conseguirlo. Sólo sabe una cosa; tiene que andar, recorrer, explorar... Viajar. Y quizás al final del camino, sólo sí este llega a alguna parte, podrá encontrar las respuestas a todas sus preguntas.

El hombre para en bares de carretera y allí se encuentra a otras personas cómo el. Seres desvalidos, anónimos y tristes que huyen de un pasado que ha dejado huella. Y un día conoce en un bar a una chica; ella quiere ser cantante, no tiene buena voz pero sus sueños e ilusiones pueden más que la realidad. Entonces el hombre que huye y la chica que quiere cantar hablan sobre la vida, el amor, la muerte... Y hacen el amor en un cutre motel de carretera. Y después se fuman un cigarrillo a medias.

Y al amanecer él y ella se despiden. Jámas se volveran a ver. Pero tampoco importa demasiado. La noche de amor sólo ha sido un alto en el camino. Un descanso a la soledad que desde hace mucho tiempo vienen sufriendo.

El hombre se sube de nuevo a su coche y sigue recorriendo la inmensa carretera que tiene por delante. El hombre escucha la radio y de vez en cuando emiten una canción que le recuerda algo. Otras veces ponen una canción que le trae recuerdos hermosos y entonces el hombre tararea la melodía cómo si fuera un niño de cinco años. Se siente feliz. El coche, su soledad y su canción favorita. ¿Qué más se puede pedir?

El hombre hace otro alto en el camino y se detiene en un pueblo desierto. No hay nadie en las calles. Las casas y comercios permancen cerrados. Y entonces el hombre se pregunta que sí ha llegado el fín del mundo y no se ha dado cuenta. Pero no, no ha pasado nada, no es el fín del mundo, es sólo qué hace mucho tiempo la gente se canso de vivir en ese pueblo y entonces decidieron marchar a tierras mejores, en busca de un futuro mejor.

El hombre entra dentro de una casa y se encuentra fotos antiguas; un hombre apoyado en su viejo cadillac, una mujer que abraza a un recien nacido, un grupo de niños que juegan a la pelota... Y entonces el hombre se pregunta qué habrá sido de toda esa gente. Pero el no puede deducir nada. No tiene la certerza de nada. El sólo tiene las imágenes que demuestran que en algún tiempo lejano ese pueblo estuvo lleno de vida. Pero ahora sólo hay olvido.

El hombre continua su camino y al caer la noche vuelve a dormir en un viejo motel de carretera. Cuando se levanta al amanecer observa desde las ventanas que han levantado un circo al otro lado de la carretera. Es un circo pequeño, de una pista solamente... Pero hay varias caravanas, y un grupo reducido de artístas y cantantes se han reunido para compartir el desayuno.

El hombre entabla una relación con ellos y poco a poco todos se van contando sus miserias y sus recuerdos. El hombre se da cuenta que el ser humano sufre demasiado. Y se pregunta del porqué hemos tenido que venir a vivir a este mundo. Pero no hay una respuesta. De nuevo el hombre se siente algo desorientado. Cuando termina de hablar con la gente del circo es invitado a ver el espectáculo y entonces se enamora de una trapecista diez años más joven que él.

El hombre ve a la jóven desplazándose por un fino alambre suspendido en el aire, y entonces cae en la cuenta de que ese ser, esa chica que se juega la vida, es el ser más maravilloso que ha visto jamás. Y cuando ella termina de hacer su número, el hombre le habla, le cuenta que quiere recorrer el mundo con ella... Pero ella le dice que esta enamorada de un marinero que conoció tres años atrás. Y que este marinero le prometio amor eterno, que algún día vendría y la llevaría por todo el mundo de viaje. Junto a ella. Y que los dos serían muy felices.

Y entonces el protagonista de nuestra historia se ve obligado a dejar escapar de nuevo a la felicidad, y prosigue su camino, en su viejo coche.

Más carreteras, más paisajes, más música... Días en soledad. Días sin fin.

El hombre se encuentra días después con un equipo de rodaje que esta haciendo una película. El hombre se queda a mirar. Pero no pasa nada. Nadie rueda un solo plano. Nadie dice acción.

El director de cine tiene una crísis creativa... No tiene nada que decir, y ni sabe explicar por medio de las imágenes y el sonido que no tiene nada que decir. Y entonces el hombre de nuestra historia habla con él... Y le cuenta su vida. Le dice que se encuentra haciendo un viaje para poder encontrar o reencontrarse con lo que un día fué. Y entonces, el director de cine, lo ve todo claro... Tiene que hacer una película sobre un hombre que viaja más allá del amanecer, más allá del tiempo y del espacio, más allá de la vida...

Y el director comienza a rodar una película cuyo título es "Carretera a ninguna parte". Y de pronto siente que por fín tiene algo que decir. Y se siente feliz. Y dice acción. Y rueda planos y planos maravillosos sobre la historia de un hombre que se dedica a viajar para encontrar lo que jamás ha encontrado.

Pero para cuando el director empieza a rodar, el protagonista ya esta de nuevo en marcha... Y sigue viajando y recorriendo unas carreteras infinitas que parecen no tener fín. Y vuelve a pasar las noches en moteles de mala muerte. Y vuelve a escuchar canciones tristes y alegres en la vieja radio de su viejo coche.

Y un día, sin apenas darse cuenta... La carretera termina. Y llega a su destino.... Ha llegado a la meta. La meta puede ser una ciudad, una persona o un sentimiento... Eso es lo de menos. Lo importante es encontrar algo. Pero cuando nuestro personaje se haya ante ese algo, siente que de nuevo no es feliz y entonces decide volver a meterse en su viejo coche y dar marcha atrás.

Busca al director de cine pero no lo encuentra. Busca a la chica del circo pero tampoco la encuentra. Busca el pueblo abandonado pero tampoco lo encuentra. Busca a la chica que quería ser cantante y tampoco la encuentra... Y busca, busca y busca hasta que de nuevo vuelve al punto de inicio. Al lugar de dónde partió.

Y se queda allí. No hace ni dice nada. Pero al cabo de mucho, mucho tiempo, vuelve a echar de menos la carretera infinita, las noches en moteles cutres, los personajes que se iba encontrando por el camino. Y entonces decide volver a partir... Volverá a viajar por la misma carretera que tantos buenos recuerdos le trae.

Y de nuevo se mete en su coche... Y este comienza a andar. Y van pasando las horas, los días... Los años.

Nuestro hombre pasa una noche en un motel de carretera. Y de pronto piensa en la muerte. Piensa que morir quizás sea una buena solución para sus problemas. Y entonces se compra una botella de wyskey y un bote de pastillas. Y se las toma. Se tumba sobre la cama... Y espera a que la muerte se lo lleve para siempre.

Antes de morir fija su mirada en lo que tiene alrededor; ve que esta en un cuarto cutre y feo de un hotel aún peor, ve que sobre la pared hay colgado un cuadro horrendo de no se qué lugar... Sobre la cama descansan unas gafas de sol, un viejo mapa y un paquete de cigarrillos que sólo contiene un pitillo. El último pitillo.

Y entonces, el hombre de nuestra historia enciende el pitillo y comienza a fumar. Y de pronto se da cuenta que es feliz. Eso es lo que quería. Eso es lo que llevaba toda la vida buscando. Poder fumarse un cigarrillo antes de morir, en el momento del último suspiro. Y el cigarrillo se consume poco a poco, cómo se va consumiendo la vida de nuestro protagonista... Pero él se siente bien, porqué dentro de nada se va a convertir en nadie y ser "un don nadie" es ser algo... Por qué eso te diferencia de los demás. En la última calada el hombre ve pasar fugazmente su vida por delante de sus ojos. Ve rostros conocidos, oye voces que antaño fueron habituales para él... Y de pronto cierra los ojos.

Y se muere.

Pero es feliz.

¿A qué sería una magnifica película?

Ojalá algún día se pueda hacer realidad.

PD: ( AVISO A GUIONISTAS, COPIONES O DIRECTORES PLAGIADORES; ESTA HISTORIA, CONVERTIDA EN GUIÓN, YA ESTA REGISTRADA. OHHHHH, LO SIENTO)

Un abrazo amigos.

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