Vaya, con esto de mi obra de teatro y los ensayos estoy aprendiendo muchas cosas que había escuchado de oídas alguna que otra vez, pero que me resistía a certificar que eran verdad.
La cuestión es que me he dado cuenta que es en realidad un director de teatro; Es un "pisicólogo", un confesor de las almas de los actores... Un confidente amigo y leal que debe urgar en la herida con el fin de que los actores sepan cuales son sus problemas, sus bloqueos... Y tratar de que estos problemas reales o bloqueos no afecten a los personajes que están interpretando.
Siempre supe que había dos métodos para dirigir actores; El primero de ellos, aprenderse el papel cómo el padre nuestro y fingir los estados de ánimo del personaje. Y el segundo método; trabajar el personaje desde la persona real. Tengo que decir que siempre había sido muy fiel al primer método, pero he de reconocer que, en contra de lo que yo había creido, lo quieras o no utilizar, el segundo método, el urgar en la vida personal de actor es el método más efectivo para sacar lo mejor (y lo peor) de ellos mismos.
El caso es que ayer tuvimos un nuevo ensayo... Después de verlo entero me di cuenta que la actriz se siente insegura con su personaje, que cuando tiene que acercarse al protagonista masculino, se bloquea, no lo hace de verdad, tiene miedo... Cómo sí supiera o intuyese que se va hacer daño, cómo sí de pronto, cuando tiene que tocarlo o rozarlo, sintiera que hacer eso es superior a sus fuerzas.
Cuando terminamos el ensayo los senté a los dos y les hablé claramente; Vuestra vida personal está influyendo en los ensayos. A ella; tienes pánico a acercarte a él, tienes miedo de que te haga daño. A el; solo piensas en ti mismo, eres un egoista, estás jugando con ella, te aprovechas de su debilidad.
Los actores se quedaron blancos. ¿A que te refieres, Salva?, me decian... ¿A los personajes? No, dije yo; a vosotros mismos... A vosotros cómo personas. Yo nunca me he metido en este tema, chicos, pero creo que vuestra vida personal está influyendo a vuestros personajes y entonces no tengo más remedio que trabajar con vosotros desde ese lado.
Yo se que problema tienen, (no lo cuento aqui porque es privado), pero el caso es que este problema real afecta de lleno al trabajo ficticio, y a menos de un mes para el estreno no me puedo permitir estas cosas.
Hoy hemos tenido un nuevo ensayo. Les he dicho que empezaran a actuar... Que no les iba a dar indicaciones de ningún tipo. Sólo les he dicho una cosa; hacer lo que queráis. Pues bien; la obra tiene algo de violencia... Pues ellos, hoy, se han metido hostias de verdad, se han tirado del pelo, se han insultado... Se han hecho daño. Yo desde fuera, estaba tentando de parar el ensayo, tenía miedo de que la cosa se fuera de las manos, pero he dejado hacer.
Cuando han terminado he preguntado.
A la actriz; ¿Que te ha pasado hoy que has interpretado a tu personaje muy bien? Hoy no tenias miedo de acercarte a él.
La actriz me ha dicho; No se... Me he dejado llevar.
Yo; Muy bien.... Eso está bien. Pues me tienes que hacer lo mismo, pero en la ficción. Sentir ese odio y esa ira que has sentido hoy, igual... Pero no desde ti, sino desde tu personaje.
Conclusión; la actriz ha actuado según lo que de verdad siente por el actor... Me refiero a que la parte de ira que siente hacia el actor, Franco, le ha servido para desbloquearse,pues ha utilizado este sentimiento y lo ha transformado en arma interpretativa.
La obra trata sobre una pareja que odian, y se maltratan... Pero que también se aman loca y apasionadamente. La violencia estaba, pero no el amor.
Así que no tenía más remedio que trabajar la parte amorosa y pasional de los personajes. ¿Cómo? Pues desde los actores, desde ellos mismo en la realidad.
He puesto dos sillas frente por frente. Los he sentado a los dos. He bajado la luz hasta muy poca intensidad. He puesto música y he dicho... Hacer lo que sintáis. Al principio ninguno de los dos hacia nada, estaban quietos, hieráticos... Fríos... A los dos minutos he tomado la mano de mi actor, Franco, y la he llevado hacia el rostro de la actriz haciendo que esta acariciara lentamente la cara de la chica.
La actriz ha tardado en reaccionar, pero después de un momento, ha tomado las manos de Franco... Y ha seguido con estas acariciando su rostro. Han estado así al menos cinco minutos... Luego, la chica ha besado el cuello del actor y el actor ha retrocedido hacia atrás... Se ha apartado.
Yo he dicho en ese preciso momento; FRANCOOOO, NO PUEDES RECHAZAR ASI A UNA CHICA... ERES UN EGOISTA.... NO LA QUIERES... NO TE IMPORTA... ERES UN CALIENTA COÑOS.... LA PONES CACHONDA Y LUEGO TE VAS¡¡¡
Al escuchar estas frases Franco, el actor, se ha incorporado... Se ha acercado a la actriz, ha rozado su barbilla con la de ella y cinco minutos más tarde se han comenzado a besar... A tocarse por todos lados, hasta el punto que la actriz se ha subido encima de Franco y han comenzado a fingir que estaban haciendo el amor... Bueno, de hecho he parado en ese momento, porque si hubiese seguido de seguro que lo habrían terminado haciendo.
He encendido las luces. He vuelto a hablar con ellos.
A la actriz; eso mismo tienes que hacer pero desde tu personaje. Sentir esa pasión que yo he visto... Comértelo con los ojos, besarlo... Subirte encima de él.
Al actor, Franco; Lo tuyo es más complicado... Cómo persona no eres capaz de implicarte con nada.. Y lo que es peor con nadie. Eres un lobo solitario que aún no ha aprendido que amar, amar a alguién no es una derrota, sino un triunfo personal. Te vas a quedar solo cómo no cambies. El mundo no es YO, YO, YO, YO... Si no sabes amar, si nunca has amado, no podrás ser actor en tu vida, porque un actor, si tiene que saber algo, es amar... Porque sí no das amor a una persona jamás podrás darle amor a lo que más te apasiona... Que es el teatro.
A Franco se le han saltado las lágrimas. Entre risitas y algún que otro puchero me decía que estaba siendo muy duro con él. Yo le decía que era necesario... Pues su personaje no actuaba cómo tenía que actuar... Y que el, en la vida real, puede no amar a la actriz, pero que encima del escenario la tiene que amar con todas sus fuerzas, sin eso, sin ese acto de amor, la obra no será nada.
Hemos terminado el ensayo y Franco estaba un poco hecho polvo. La actriz, Sole, estaba más animada, más segura de si misma... De hecho su interpretación de hoy ha sido la mejor en mes y medio de ensayos.
Antes de irse les he dicho; Quiero lo mismo que ha pasado esta tarde pero en escena. Lo mismo. Con las mismas intenciones, los mismos gestos, las mismas miradas... Me da igual lo que pase en vuestra vida personal, pero esta tarde, viendo que esto estaba influyendo en el trabajo, no he tenido más remedio que haceros ver lo que esta pasando en realidad entre vosotros.... Utilizar vuestra vida personal para manipular lo que en realidad sentis el uno por el otro. Sacar de vosotros lo que llevais dentro y no sois capaces de deciros a la cara.
Sí, ha sido un ensayo duro, cruel... Y quizás me he pasado un poco, lo reconozco. Pero estoy seguro, casi al cien por cien, de que la semana que viene, por fin, después de mes y medio de Ensayos, Franco y Sole se dejaran de tonterias y sabrán que esos personajes, a los que están dando vida, necesitan de unas acciones, unas reacciones y unos sentimientos que solo ellos, a pesar del dolor, de la mentira y de todo lo que viven, les pueden dar.
Hoy me he acercado más que nunca a la verdad del teatro, y no es otra que esta; el teatro es una prolongación de la vida real. Es una parte de la vida que se llena con la vida. Fingir que se vive sin estar sintiendólo de verdad no sirve de nada. Hay que descubrir lo que tienen los actores. Aunque sea duro.
La verdad nunca duerme; ni siquiera en la ficción.