miércoles, 21 de enero de 2009

EL COMPROMISO.

(Dedicado a ellas. A las que fueron, a la que es... Esperando a la que será siendo la que es).

Generalmente ocurre en el momento más común e intrascendente. En el lugar menos indicado. En el día donde la vida no te auguraba un sentimiento y una sensación de tal calibre. Sí, siempre... Cuando menos te lo esperas.

El caso es que vas con ella al cine, a cenar, a pasear... O bien cuando te levantas a su lado. La miras y ella hace algo. No hace nada en especial, quizás te mira, camina, te habla... O simplemente permanece en silencio haciendo lo que todo el mundo hace.. Y de pronto, una idea (mejor dicho, una afirmación), te golpea en seco la mente y el corazón; "Es ella", te dices,"Es ella la chica con la que quiero pasar el resto de mi vida.

Quizás ha sido esa manera de mirar que tiene o de hablar, quizás también ha podido ser que has descubierto en ella algo que no habías descubierto antes... O quizás sí lo habías descubierto ya, sólo que esta vez, en la rutina de tu vida, en la rutina de su vida, has visto que eso, ese detalle, te encanta, te apasiona, te hace sentir pegado a la realidad, a una realidad que amas por encima de todas las cosas. Y entonces, eso... Te vuelves a repetir, "Es ella. Es ella la chica con la quiero pasar el resto de mi vida".

Ese día se apodera de ti una extraña quietud, una paz, una tregua donde se ponen de acuerdo cabeza y corazón, mente y espíritu... Tu verdad de fuera con tu verdad de dentro. Y los días pasan felices, las semanas... Quizás los meses. Y los problemas ya no son problemas, pues haces por solucionarlos, pensando que toda solución, aunque tengas que ceder, merece la pena, pues por nada del mundo has de perder lo que tienes ahora.

Y así todo transcurre por su cauce natural, hasta que un día otro sentimiento o idea te golpea la cabeza de lleno. "Y ahora, ¿qué?", te preguntas.

¿Y ahora que?, te repites una y otra vez... ¿Y ahora, que? Y esa pregunta se transforma en otra pregunta... Y esa pregunta, a su vez, se transforma en decenas de preguntas... Y estas decenas de preguntas se transforman en cientos de preguntas... Y ya no puedes más porque tantas preguntas no pueden caber en una cabeza tan pequeña. Porque el peso de estas se hace cruel, incómodo, incompatible con lo que hace algunos días pensabas. Totalmente diferente a lo que habías sentido cuando todo parecía ir bien.

Y sí, va todo bien... Pero esas preguntas no te dejan vivir tranquilo. Y entonces piensas en todas esas chicas que aún no has conocido y a las que puedes conquistar cómo has conquistado a esta última. Y entonces piensa que el misterio del amor ya se ha resuelto, pues los días y lo cotidiano ya son siempre lo mismo. Y entonces te fuerzas por buscar lo nuevo, lo inesperado, lo intrépido... Por caer en la cuenta de que el amor que tienes, el amor por el que darías la vida... Ya es tu vida.

Y viene el miedo a reconocerte en la otra persona. Ha dejar de ser tu y ser otra. Ha cesar de salir, de tener tu vida, tus secretos con tus amigos, tu lado canalla que aunque inofensivo, te da esa vidilla tan particular que no quieres perder por nada del mundo. Empiezas a pensar también que lo que ahora ves virtud pueda ser en un futuro defecto. Empiezas a pensar que ya todo ha terminado... Que ya no eres nada ni nadie... Que no tienes voz ni voto. Que los sentimientos están programados para querer a esa persona igual y de la misma manera que siempre la has querido, por todos los días desde ahora hasta tu muerte. Y entonces dices... "¿Eso es todo?". "¿Ya?".

Y si eres gilipollas, (que de eso pecamos mucho chicos), te inventará una buena excusa para dejar claro, (aunque sea mentira), que no puedes seguir así, que el amor te ha atrapado y que todo lo que estabas dando de forma natural te está costando horrores... Y entonces el amor se racionaliza, y cuando esto se hace ya no queda más remedio que huir.

Y huyes, pero solo. Y solo te convences de que tu no estás hecho para estas historias... Y que el amor, cuando vuelva, te traerá nuevas sensaciones, nuevas experiencias... Sin pensar que todo lo nuevo algún día, cómo siempre ha pasado, ya no será nuevo, si no conocido. Pero la palabra conocido para ti tiene una comnotación negativa y entonces es mejor cerrar, carpetazo al asunto... Ser libre. Al menos sentir que estando solo, ya eres más libre que amado a una persona.

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Es increible lo que puede hacer el miedo, en este caso el miedo al compromiso... Pero ¿no es cierto que esa palabra, compromiso, ya encierra una anulación personal? Y digo yo, ¿en vez de compromiso, porque no se llama... No se... Aventura? No suena igual, pero podría entenderse como lo mismo y entonces, los tíos cómo yo, los hombres que temen esa palabra, se sentirian libres de estar con cualquier chica que les hiciera sentirse especiales.

Por eso... La próxima vez no me dejaré caer por culpa de los miedos, de los pensamientos elaborados... De las mentiras y las leyendas urbanas del amor... Y entonces... Diré; No, chica, esto no es compromiso, es una aventura... Y sí, quiero vivirla hasta el final.

La chica ha de saber para su tranquilidad que para mi "aventura" es lo mismo que "compromiso", pero a veces, las palabras, las palabras que no entendemos o nos negamos a enteder... Nos pueden dar mucho miedo.

Por la nueva aventura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Quien no ha sentido alguna vez esto que cuentas?

Me gusta la palabra aventura, encierra mucho mas que esas 8 letras. Porque pienso que, realmente, llevar una relacion a lo largo de todo un tiempo (que no es poco aunque sea solo uno)es mucho mas que un mero compromiso.

¿Tengo que aguantarte porque hicimos un compromiso mutuo? ¿Tengo que ir al cine contigo porque me pones en el compromiso de ir? ¿Tengo que..?

NO

Una relacion no se trata de compromisos, se trata de aceptar el reto de vivir esa aventura que tu cuentas.
De buscar modos y maneras demantener siempre esa chispitilla encendida. Ponerte en el lugar del otro y en el tuyo mismo desde diferentes perspectivas. No dejar nunca de sorprenderte a ti mismo y a tu pareja. Es romper rutinas y disfrutar de rutinas.
Es aprender a tener tu espacio propio compaginando el espacio comun al mismo tiempo. Es dar mucho y es recibir grandes recompensas (como la busqueda de tesoros de los piratas).

¿¿Acaso no es todo esto una gran aventura??

SI

Me gusta esa palabra.

Espero que algun dia estes plenamente preparado para vivir esa gran aventura.