lunes, 12 de enero de 2009

EL MIEDO... Y EL AMOR.

(Dedicado a mi amiga Pili, que esta noche lo está pasando algo mal. Ánimo, ya verás cómo todo se arregla).

A veces el amor es sinónimo de miedo. De no saber que hacer para hacer, cómo bien dice la canción de Miguel Bosé. A veces ese miedo se hace grande en nosotros, y provoca que digamos cosas que no queremos decir, quizás sí al momento, pero más que afirmaciones son pensamientos en voz alta que se escapan para hayar un consuelo ante tanto miedo, una palabra que pueda entenderte, una mirada que te haga sentir y te diga sin decir nada; yo estoy aqui. Juntos, no pasará nada, te lo aseguro.

El miedo, también, es mal consejero amoroso, pues ese miedo puede ser producto de malas experiencias pasadas, de falsas o tempranas idealizaciones, de pensamientos e ideas que han sido creados tan rápidos y tan espontáneamente que el mero hecho de racionalizarlos ya nos da miedo, temor, pavor.

El miedo es lo más humano del mundo, cómo el amor. Son sentimientos quizás contrarios pero que muchas veces, más de las que pensamos, vienen cogidos de la mano... Y si no tenemos tiempo, ni sabemos como reaccionar... Se pueden quedar siempre juntos.

Es por eso que debemos recapacitar... ¿Qué nos da miedo? ¿Por qué le damos miedo a otra persona? ¿Qué podemos hacer para evitarlo? ¿Para hacer entender que el miedo, ese miedo que sentimos o siente la otra persona por nosotros es natural, una fase más que siempre aparece cuando las relaciones amorosas están asentadas sobre bases no- reales, o al menos sobre bases que no han sido sopesadas con cierta parte de nuestra cabeza... Parte que, tarde o temprano nos dirá que algo está funcionando mal... Qué algo no está yendo cómo debería ser.

El miedo... Y el amor.

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