Con la edad tu circulo de amigos se ve reducido considerablemente. ¿Cosa mala? Para nada. Al contrario. Siempre he sido de la opinión que cuando eres adolescente o tienes 20 no elijes a tus amigos, sino que te los encuentras y estás con ellos, te aporten o no algo, simplemente por la necesidad de ser sociable, de encontrar tu lugar y de sentirte integrado en un sistema social.
Con la edad, cuando ya pasas de los 25, o al menos eso me ha pasado a mi, vas eligiendo a tus amigos y ya no pierdes el tiempo en relaciones amistosas que no te aportan nada. El sentido social de la amistad va dando paso a un sentido más práctico y sentimental del mismo, y ahora tus amigos se van eligiendo conforme a una serie de estímulos, necesidades y/o experiencias de crecimiento y conocimiento que te va aportando cada persona con la que decides entablar una amistad.
Ahora aprendes a disfrutar de la persona en sí, con sus virtudes y sus defectos, y no de los momentos que puedes vivir con esa persona, o sea, no a situaciones externas que te hacen estar unido a una relación por causas de aburrimiento y/o necesidad, sino que con el tiempo aprecias la buena compañía, las buenas charlas, unas risas sanas sin complicaciones ni malos entendidos... y unos momentos donde tu y la otra persona podéis hablar de cientos de temas... o no hablar de ninguno en particular. Simplemente se disfruta de la compañía, y se van estableciendo lazos en base a unas conversaciones y/o intercambio de sensaciones, conocimientos y experiencias que tiene como base la vida real, las anécdotas del día a día, ya pueda ser tu vida amorosa, el trabajo o cualquier hecho que quieras compartir con tus amigos más cercanos.
En pocas palabras; la amistad ya no es forzada. Ya no tienes que maquillar tus defectos y caerle bien a alguien por el simple hecho de que necesitas su compañia. Ahora si caigo mal me da exactamente igual... sé que esa persona no llegará a ser amiga mía, si caigo bien procuro no caer bien demasiado... en el sentido de que prefiero esperar un tiempo prudencial para saber si esa persona merece o no mi tiempo, pues el tiempo es oro y hay que dedicarlo a personas y actos que realmente merezcan la pena.
Guardo cuatro grandes amigas de mis tiempos adolescente; Ana, Susana, Rocío y Tania. Cuatro amigas que siempre han estado al pie del cañon. Aunque con nuestros más y nuestros menos, hemos sabido superar las adversidades, el tiempo y la distancia... Nos podemos ver una vez cada medio año, como vernos todos los días... la sensación siempre es la misma; buenas vibraciones, sentirse a gusto, saber que tu tiempo está siendo compartido de la mejor manera posible. No tienes que fingir comportamientos ni maquillar defectos y/o situaciones... todo es natural.
Mi experiencia en Madrid me regaló a dos amigas que a día de hoy me parecen totalmente imprescindibles para etender mi vida actual; Gema, mi antigua compañera de piso y Esther, amiga "telefónica" cuya historia en común de amistad es más que curiosa y algún día la contaré, para demostrar sobre todo que la amistad no entiende de tiempos ni de espacios y que preciosos y valiosos vínculos se pueden estrechar y cuidar a pesar de que dos personas no se hayan visto nada más que una vez en la vida. Gema y Esther son dos amigas muy importantes, vitales en mi trayectoria como persona. Siempre diré que su aparición en mi vida fué un hermoso regalo y la línea divisoria que separa al antiguo Salva del nuevo, ya que ellas fueron testigos de los restos de mis últimos naufrágios y testigos de mi nuevo renacer. Nadie como ellas para entender el cambio brusco y decisivo que di hace unos tres años.
En el año 2008 hacen su aparición Estela y Pili. Estela había sido mi prima toda la vida, pero casi nunca nos habíamos planteado tener una relación de amistad y confidencias más continuada. Junto a Pili, vino a rescatarme del fondo de un pozo y hasta el día de hoy, los tres, nos hemos hecho inseparables. Hay una hermosa complicidad en este trío. Yo estoy en un extremo, Pili en otro, y Estela ajusta la balanza, aplica la justicia sabia en sus juicios y da la calma y la inteligencia necesaria para que nuestra relación a tres bandas sea, a la vez que hermosa, divertida. Este trío se ha hecho grande con nuevas incorporaciones con las que me siento más que a gusto y con las que tengo una complicidad amistosa más profunda de lo que he tenido nunca con muchas otras personas; Mon, Laura y Charito.
De la misma forma también aprecio mucho a algunos amigos y amigas que hice en mi estancia en Barcelona, pero creo que, por culpa de la distancia y que quizás cuando nos hemos vuelto a ver no me he mostrado tal y como pretendía ser o soy ahora, tienen algunas ideas grabadas de mi del Salva anterior, aquel chico loco y siempre risueño que paseaba sus alegrías y sus historias locas y de "culo de mal asiento" por la ciudad Condal, o bien les contaba mis historias locas cuando ya estaba de nuevo en Málaga, y me buscaba a mi mismo entre situaciones, hechos y aventuras que sin lugar a dudas me han hecho descubrir cual es mi sitio ahora mismo y la persona que, dudas ya cerradas en muchos temas, siempre he querido ser. En este sentido espero que el tiempo me haga conincidir con ellos más a menudo y me pueda mostrar tal y como soy ahora, sin lugar a dudas veran a un Salva muy cambiado, menos optimista y más realista... más centrado en asuntos mundanos. Siempre he pensado que Chabe y Josep, mis amigos catalanes más queridos, no saben a ciencia cierta quién soy yo ahora mismo. No es culpa de ellos, es culpa mía como he dicho anteriormente, ellos vieron la crisis y el momento del cambio, pero desgraciadamente no han visto el cambio en si mismo, con todas las cosas buenas que me ha traído. Espero que, con el tiempo, tengamos espacio para ello.
Haciendo memoria y reflexión es curioso que mis mejores amigos sean chicas y no chicos, pero no he de ocultar que siempre me he llevado mejor con ellas que con ellos. Quizás la expresión no sea "llevarse mejor", pero entre las chicas me he sentido más a gusto siempre, siempre ha habido con ellas una extraña conexión que, si en un tiempo no era amor, se han convertido en buenas amigas y compañeras de fátigas, penas o divertimentos.
Entre mi profesión también he encontrado a grandes amigos, y cuando tenemos tiempo, entre cine y/o teatro también hablamos de nuestras cosas... compartimos sueños, ilusiones y una visión de la vida más o menos parecida. Estos amigos son Jon y Pablo.
Sumando no van más de 13 o 16 personas... pero son las que quiero y aprecio. Las que he elegido y ellos me han elegido a mi. Las que quiero por encima de cualquier cosa... y las que han sabido apreciarme en mi verdad, con mis virtudes y mis defectos... con mis grandes fracasos y mis pequeños triunfos.
Los 30 es una edad maravillosa, de verdad... tienes menos gente alrededor, pero por el contrario te sientes menos solo que nunca.
Este post va dedicado a todos ellos.
Gracias por todo.
Salva.
¿Por qué apuntan a Sirio?
Hace 6 años
1 comentario:
Alimaña!!! Te quiero!!!
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