domingo, 13 de julio de 2008

INMENSO.

Ayer estaba tendido sobre la arena de la playa. Era de noche, alrededor de mi mucha gente que cantaba y bailaba con una música atronadora que salía de un escenario.

De pronto y sin apenas darme cuenta mire al cielo. Y allí, cómo siempre, aunque ya las había olvidado pues hacia mucho que no las miraba; las estrellas... En el cielo, inmenso... Negro. Mágico.

Me sobrevino entonces un pensamiento; ¿Por qué todo?

Comence a divagar sobre la vida... Sobre los trozos de nosotros mismos que vamos dejando olvidados en algún que otro lugar. Sobre los trozos de nosotros mismos que vamos rompiendo a cada paso, en un momento determinado...

¿Por qué todo?, me preguntaba una vez. ¿Por qué esto? ¿Por qué?

Una a una fui pensando en todas las cosas en las que hacia mucho que ya no pensaba. Al mirar al cielo, a las estrellas, a ese espacio tan de ficción que tantas veces escuchamos oir hablar de el, pero pocas veces tenemos tiempo para observar, me detuve intensamente... Y entonces, después de pensar, después de mirar..... Llegué a la conclusión;

¿Por qué todo?... Por que es mejor que nada.

No hay nada, amigos mios. Nada. Y si no hay nada significa que hay mucho. Quizás no todas las cosas que nos gustarían, no todas cosas buenas, no todas cosas felices... Pero por el simple hecho de conocer estas cosas, de caer en ellas una y otra vez, de sufrirlas, de amarlas, de reir por ellas... De llorar.... Merece la pena seguir.

Estoy cambiando. Lo noto cuando me levanto. Cuando pienso. Cuando camino por la calle. Cuando me acuesto. Y este cambio, bien se yo, que será para mejor. Solo es cuestión de tiempo. De aprender y aprehender.

No me queda otro remedio que pensar esto. No me queda otra esperanza.

Un abrazo.

PD: A mi "editora" madrileña. Gracias por tus ánimos. Los necesito en estos momentos.

No hay comentarios: