"El protegido". De Shyamalan. 2000.
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Todos tenemos miedos. Miedos ocultos, miedos conocidos, miedos que aparecen, se van y con el tiempo vuelven... miedos que nos hacen deternernos en la mitad del camino sin atrevernos a continuar hasta el final... Miedos que nos atrapan en mentiras, en tiempos muertos y vagos que se extienden con ficciones y culpabilidades que arrastramos hasta que nuestra mente, cansada y mancillada por la conciencia, no puede más.
Somos esclavos del miedo. Esclavos sin cadenas, sin horarios ni visitas. Presos en una cárcel abierta que tiene la dimensión justamente proporcional a lo que mide nuestra vida, los espacios donde vivimos... Las personas con las que tratamos. Las personas a las que, por culpa del miedo, negamos, engañamos... o disfrazamos.
Es humano tener miedo. Es humano sentir ese sudor frío que nos paraliza cuando lo sentimos, esa voz callada o muda que nos hace mirar para otro lado, sabiendo que quién no juega con su miedo, quién no lo mira cara a cara... no llega a nada.
Yo he sentido ese miedo muchas noches. Hace mucho tiempo, cuando no me atrevía a filmar ninguna imagen en movimiento por temor a que estas no fueran lo suficientemente buenas, por temor a que estas imágenes no fueran las que querían ver otros, otros que, con buena intención, habían puesto muchas esperanzas en ellas.
Sentí miedo cuando ví a aquella chica trás un cristal de una tienda de peluches donde ella trabajaba todos los fines de semana. Esa chica que tanto me había gustado en aquella noche, allá por mis tiempos de Madrid... Esa chica a la que no volví a llamar... Esa chica que se fué con mi último tren... Sin ni siquiera una despedida... Una mirada que me hiciera sentir un valiente sin armas ni complejos.
Siento miedo algunas noches cuando estoy a punto de mandar ese mensaje que llevo tiempo pensando en envíar. Ese mensaje que puede no obtener respuesta... pero que tan necesario es para mi. Para mi vida. Para matar el miedo que siento. Ese miedo que me paraliza y me hace imaginar lo que serían mis instantes si por una vez, en este tema, me dejara llevar e hiciera lo que sé que tengo que hacer.
Pero hace dos meses más o menos aprendí una lección vital... Una lección que me ha hecho cambiar de la noche a la mañana... Me ha hecho más fuerte y vital que nunca. Me ha hecho más seguro... y sobre todo me ha hecho creer en mi como jamás antes había creído... un sentimiento crédulo nada orgulloso ni prepotente... sino un sentimiento crédulo de expansión, de crecimiento personal como nunca jamás había pensado... como nunca jamás me había ocurrido.
Y es que pensamos que lo importante es que todo el mundo crea en nosotros, cuando en realidad somos nosotros mismos los que debemos creer en nuestras posibilidades, en nuestros pensamientos, en nuestros sueños... en nuestra vida que poco a poco se va construyendo con los rencores y las penas... Pero también con las alegrías y los esfuerzos... Con las esperanzas, que son tan necesarias como el aire que respiramos... o el agua que bebemos intensamente cada mañana al despertar.
El miedo es una reacción química que nace en nuestra cabeza... El miedo es comprensible y entendible... Pero no tiene razón, ni base... ni explicación coherente alguna que te haga certificar que el miedo es más sano que el valor, que el miedo te hará fuerte y seguro... cuando es, precisamente, todo lo contrario.
Has de creer en ti como otros muchos creen en Dios o en sus pequeños rituales de suerte y azar. Has de querer para poder.... mayor verdad no hay en el mundo.
Y es por eso que ahora, desde hace un par de meses, por las mañanas... cuando me levanto... ya no estoy triste.
A Lucía.
2 comentarios:
Hoy he estado leyendo de nuevo muchísimas publicaciones antiguas. Del año 2007 y 2008, en especial "Fragmentos de mi vida". Ahora estoy aquí, sola en casa, llorando de ésta emoción tan hermosa que me recorre el cuerpo.
Hoy he revivido muchos momentos gracias a ti... nosotros con los amigos, nuestra separación, al igual que tú también tengo la imperiosa necesidad de intentar explicar lo que siento cuando voy al espigón, pero como tú dices; es imposible, mejor callar.
Has hecho mi vida tan interesante y hermosa, no sé que hubiera sido de mi si no te hubiera conocido.
La inmensa soledad y vacío que sentía en mi hogar, en mi familia, en mi interior ... tú lo llenabas todo. Cuando te digo que no se que hubiera sido de mi si no te hubiera conocido salva... no sé si te llegué a contar que una vez estuve a punto, a punto Salva de apretar más de la cuenta el cuchillo en mis venas. De echo tengo una pequeña cicatriz que me lo recuerda a diario. Aunque en aquella época ya no nos veíamos, por ese paréntesis doloroso que tuvimos; tú estuviste en ese momento conmigo. Por ti no apreté más de la cuenta, por ese mundo tan bello que veía en ti, siempre un mundo con algo de esperanza. Pensé que si tú estabas aquí el mundo no podía ser tan malo, pensé que si esperaba un poco tal vez podría toparme con algo tan bueno y mágico como tú.
He tomado conciencia de nuevo del daño que te causé al dejar de verte, lo has mencionado en algún post. Cuanto lo lamento Salva, siento ahora mismo como si un puño me golpeara el corazón desnudo, atravesando el cuerpo, cuanto lo lamento... creo que nunca voy a saber explicarte el porque lo hice, creo que nunca podré.
Soy lo que soy gracia a ti, cualquiera que lea ésto no tiene ni la menor idea de la embergadura de lo que digo, solo tú.
Antes de ti estaba la nada, despues de ti había esperanza...
Muchas gracias amigo mío, amigo del alma, de MI ALMA. Te debo tanto que de ya se que nunca voy a poder devolvertelo.
Como dice Anibal Leckter a Clarice Stalin : El mundo es más interesante contigo dentro.
Y vaya con la llantera... Y ahora a hablar contigo por Facebook. Voy ha
hacerme un te, voy a tardar en contestarte por Facebook eh! que estoy sensible y ya sabes que soy una tipa dura.
Lucía
Esos tiempos tristes de los que hablas ya pasaron. Es cierto que esos días y esas experiencias han hecho de nosotros lo que somos hoy, o sea, en otras palabras... Lo nuestro ha crecido de tal forma que ya no imagino un mundo sin ti, amiga mía.
Eres una de las pocas personas que considero irreemplazable, por que si algo me han enseñado estos años es que mucha gente suele entrar y salir de tu vida; a la mitad las olvidas, a la otra mitad las estimas pero el tiempo y el espacio te alejan de ellas, de su recuerdo... a unas pocas amas y sientes especiales... y a unas pocas más, que son mínimas, sientes especiales, las amas... y las sientes irreemplazables, no concibes nada sin ellas... Nada de lo que hubo antes, y nada de lo que hay ahora. Y por supuesto, nada de lo que habrá en un futuro.
A mi me gustaba la Lucía de antes,esa chica tímida que me esperaba sentada en un escalón de cines ya olvidados, o que venía a casa para tomar té y escuchar discos con canciones antiguas... Pero me gusta más la Lucía que conocí justo al irme a Barcelona, que es la misma Lucía que conozco ahora, una Lucía llena de fuerza, cuyos miedos y miradas se van haciendo proporcionalmente más pequeños y más intensas... Una Lucía que sé me necesita en muchos momentos, igual que yo te necesito a ti. Pase el tiempo que pase. Por que esa sensación no la cambia nada ni nadie.
Hemos llorado juntos... y muchas más veces hemos reído. Tú has vistos mis númerosos fracasos y mis pequeños y tímidos triunfos. Tú has creído en mi cuando nadie, ni siquiera los supuestos amigos de verdad, creían en cualquier cosa que saliera de mi boca... o de mi pensamiento. Siempre. Es más... creo que, aunque nada hubiese hecho, ni grande ni pequeño, tu credo en mi habría estado intacto. Y aunque no lo creas... eso me ha servido de mucho... pues me hizo entender que de verdad tu querías y apreciabas a Salva a secas. A aquel que lo tenía todo... o a aquel que no podía haber tenido nada.
Hay gente que jamás a entendido ni entederá nuestra amistad... no han vivido ni aprecian el sentir de dos miradas que con sólo verse de reojo se lo dicen todo. Saben en que están pensando. Esa comunicación no verbal, extraña y casí metafísica que siempre hemos tenido. Y que aún tenemos.
El tiempo nos aleja de aquellos niños que somos. Pero el tiempo nos acerca a esas dos personas que ya somos, con todo lo bueno y todo lo malo... En unas palabras, tu haces virtudes mis defectos... y yo hago lo mismo. Esa es la grandeza. Ya no hay nada que explicar. No, las explicaciones son para los extraños. Y nosotros, ya no lo somos.
No somos extraños. ¿Sabes lo importante que es eso? Piensa en ello. Es muy grande, de verdad... muy, muy grande.
Yo también quiero dejarte la frase de una película... ya sabes, otra de nuestras peculiares maneras de comunicarnos que tantas veces nos ha servido para no tener que decir palabras vanas y carentes de sentido.
La frase es de "Ocho y medio".
- Claudia, ¿Sería posible decir la verdad sin herir a nadie... descubrir en otros el sentido de nuestra vida, saber que estamos comunicados por algo que es más grande que el sentido mismo de sentirse vivo?
- Sí, Guido... Conmigo es posible. Anda, no mientas más... se tu... como cuando estás conmigo.
Un beso eterno... o mejor, un abrazo eterno... de esos que se dan con algo de corte... de esos que pueden hacerte sentir algo ridículo y vergonzoso... Pero de esos que encierran la verdad que las palabras no saben expresar.
Salva.
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