Llenamos las botellas de arena color oro.
Arriba nos observaban.
María se arrojaba al suelo despreocupada, llenando su espacio transparente cómo quién juega con un perro.
Cesar era más lento, observando cada paso de ella, cada instante vital, cada mirada.
Era el momento perfecto.
¿Perfecto para qué?
No lo sé. No lo sabía. Y jamás lo sabré.
Después subimos las escaleras de caracol a un ritmo intrépido. Allí nos esperaban con grandes sonrisas y miradas de complicidad.
¿Qué habría pasado de habérselo dicho claramente?
¿Decir qué?
No lo se. No lo sabía. Y jamás lo sabré.
Triste fuí paseando a su lado.
Contando cada respiración suya.
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Al recorres la ciudad al amanecer te das cuenta que todo lo que ves no es igual a lo que ayer creíste conocer. Las paredes grises y manchadas se convierten en bellas sábanas de terciopelo negro y pardo; las piedras de los edificios trepan cómo la hiedra fuertemente agarradas a los rayos de sol que aún están por venir.
El silencio es sepulcral, cualquier sonido insignificante se convierte en un ruido extrañamente melódico. Y sin darte cuenta la ciudad te invade bajo el traje de una bella dama, quizás vestida para matar, pero siempre con disimulo.
Cuando vuelves a casa después de una noche ciega y llena de confesiones, sientes que dejas a un lado la persona que durante muchos años ansiabas ser. Y te arrepientes de muchas cosas que, si eres consecuente, son actos, palabras o gestos que dormían en ti desde mucho antes de que tu nacieras.
Cuando regresas a tu cama, y cierras los ojos lentamente, muchas veces con dolor, tu mente se expande más allá de todo lo creíble y revives en un segundo miles de años de sufrimiento y alegría.
Eso es ser joven. La verdad absoluta.
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(Fragmento de un viejo diario personal que aún conservo)
No sé como explicarme... y si te miento a ti, me mentiría a mi mismo y entonces todo este tiempo no habría servido de nada.
¿Te acuerdas de aquel paseo que dimos esa tarde de lluvia? No, ¿verdad?. ¿Esa tarde de frío que acabamos besándonos en tu portal con el miedo de que algún vecino nos pillara?
Pues fué la primera vez que lo tuve claro; más que el agua. Lo nuestro tenía poco futuro. Tu dices que eres sincera, pero no es cierto. Yo digo que no soy sincero, pero esto tampoco es verdad.
Yo me hago el frio pero ardo por dentro.
Y tú te haces la mártir, y ries en cada esquina.
No digo que no me quieras... Bueno, que no me tengas cariño porque yo aún no se que es el amor. Y lo nuestro, no ha sido eso precisamente.
Hemos pasado momentos bonitos, algunos hasta de cine... Pero ya me he cansado. No me gusta el teatro. Y mucho menos cuando lo tengo que hacer a diario.
Tú no me soportas. Te quema por dentro ver con que clase de gente me relaciono, las ideas que tengo de futuro, y según tu, me parezco demasiado a ese hombre de esa novela que tan poco te gusta...
Ese que escribe cosas que no sirven para nada y luego clava los papeles escritos en las paredes de esa casa. Pues sí tu crees que me parezco a ese loco, allá tú. Ojalá fuera cierto...
Cuando hablo contigo se que no me escuchas.
Cuando tu hablas conmigo te escucho siempre. Y trato por hacer que te comprendo, que me pongo en tu lugar. En tu asqueroso lugar.
Una vez estuvimos más de tres horas en un bar sin decirnos nada. El té se ponia frío y nuestras miradas también. Yo me fijé en esa chica de la mesa de al lado, pues su sonrisa era inmensa, cosa que a ti te faltaba. Y tú empezaste a pensar en tus cosas, en lo mucho que tenias que hacer cuando llegaras a casa.
Y esa tarde lo vi todo claro.
Por eso basta ya de esta farsa. Ha pasado mucho tiempo... Tiempo más que suficiente para reafirmar mi postura.
Desde hoy, tu y yo; hemos acabado.
No me llames. No me escribas. No pienses en mi. Yo tampoco lo haré contigo. Y sí alguna vez tienes esas tentaciones más vale que las escondas o las disimules... O que te suicides. Porque cómo vuelva a verte el pelo por mi vida te juro que... me moriré de pena. Y ya no puedo más. Porque ya estoy muerto, ¿entiendes?
Y ahora no llores, no vayas por ahí diciendo que soy malo, que te he hecho mucho daño. Cada cual recoge lo que siembra.
No me arrepiento de haberte tocado. En esas tardes fuí feliz. O eso pensé yo.
Me quitaré tu aroma de mi cuerpo y sí es necesario utilizaré a otra para ello.
No me aproveche de ti. Yo nunca fingí que no tenía ganas o que no me importaba mucho. Tú sí. Y eso me dolio.
Tira todo lo que te di. No quiero nada que tu tocaste. Y sí alguna vez lloras recordándome, piensa que no hay manera más absurda de perder el tiempo en este mundo. Y tú no eres inmortal.
No entendiste ni una palabra de lo que te dije.
Cuando ella subía por el ascensor y él sonreía yo te dije; ese soy yo.
Cuando él muere solo, antes del atardecer, yo te dije; ese soy yo.
Cuando le enseña la iglesia, yo te dije; ese soy yo.
Y a ti por un oído te entró y por otro te salió.
Es una pena no creer en nada, cómo así dices tú. Pero el tiempo es sabio y pondrá a cada uno en su sitio.
Aún me quedo aqui un rato.
No vuelvas la vista.
No estaré mirándo como te vas.
Y eso, amor mío, te dolerá mucho más.
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Entre las hojas de un libro que el destino me hizo encontrar y no he vuelto a leer, he encontrado esta noche una carta de amor... Una carta de amor que alguién me escribió hace algún tiempo.
Habla de cosas buenas... Y también de cosas malas... Lo curioso de esta carta es que, aunque era una llamada llena de desesperación, esta llena de esperanza.
Por primera vez en mi vida leo una carta de amor pasado sin inmutarme. Sin despertar en mi los recuerdos pasados de un tiempo ya lejano donde se supone que fui feliz...
Es increible comprobar cómo el tiempo, aunque sea poco y escaso, es capaz de borrar de tu mente una historia de amor que pensaste era la más hermosa que ibas a tener jamás.
Y sí no quemo esa carta es porque esa carta es la llave de un olvido hacia algo mejor. Esa carta es la certificación de que mi corazón es fuerte y de hierro. Esa carta es el pasaporte hacia lo que jamás, ni por todo el dinero del mundo, volveré a repetir.
Pues los recuerdos hermosos ya han caido al olvido. No recuerdo ni el rostro, ni el nombre... Ni tampoco el cuerpo.
Hay un tiempo borrado en mi memoria... Un agujero negro que se extiende entre un mes de un año y un mes de otro año. Un espacio borrado y soñado dónde el cuerpo, la mente, la voz, la risa... Esta totalmente distorsionada a más no poder.
Y sinceramente no reconozco nada. Nada de aquello.
Por primera vez en mi vida puedo decir que las cadenas del pasado se han roto...
Y me siento libre.
Al leer esa carta esta noche me he dado cuenta... Por eso he esperado tanto tiempo.
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Un beso a todos.
¿Por qué apuntan a Sirio?
Hace 6 años
5 comentarios:
Me alegro mucho que tu blog vuelva a ser lo que era. Echaba de menos tus palabras y tus frases. Gracias por hacerme sentir cómo en mi casa.
Sonia
Serás cabrón!! Menudo poeta estás hecho!!
Muchas gracias por vuestros comentarios.
A Sonia; Yo directamente te echo de menos a ti, guapissima¡¡¡
A ver cuando nos vemos, ¿vale?
A anónimo; Hombre... A mi me gusta el juego, el vino... Y tengo alma de marinero... Cómo decia Serrat, así que por "cohones" tengo que tener algo de poeta, ¿o no?
Un abrazooo¡¡¡
Gracias por seguir leyéndome¡¡¡
me encanta tu portal, me siento super identificada contigo :)
Muchas gracias, amiga!!!! Serás bienvenida entonces por este lugar cuando quieras.
Un fuerte abrazo y gracias!
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