lunes, 1 de marzo de 2010

MARZO

Marzo empieza con un reencuentro inesperado y un mini-viaje que mis niñas del Alma, Pablo y yo nos hemos regalado a Almuñecar, en las costa de Granada.

En mis últimos meses de estancia en Barcelona conocí a dos buenos amigos que estuvieron conmigo hasta que decidí volver a Málaga; Javi y Jordi.

Hace dos semanas aproximadamente Javi me localizó por el Facebook. Nos habíamos perdido la pista porque él cambió de teléfono y yo no seguia guardando el suyo ya que en estos años han sido muchos los teléfonos que se me iban rompiendo y jamás había grabado ningún número en la memoria de la tarjeta. Tampoco teníanos nuestros mails, así que me conformaba con pensar que algún día, por eso del destino, nos volveríamos a encontrar por las calles de Barcelona.

Pues bien, Javi puso mi nombre y mi ciudad actual en el Facebook y tuvo paciencia para buscar entre los muchos Salvas que allí se encontraban, al final la espera dio sus frutos y hace dos semanas me agregó. La semana pasada me mandó un correo y me dijo que iba a bajar a Málaga para vernos después de tantos años y así ha sido.

Nos volvimos a ver el sábado por la tarde. Jordi, que era su antigua pareja, ya no estaba saliendo con él y es por eso que el re-encuentro ha sido a medias, aún así me ha gustado mucho, siempre es hermoso retomar amistades que el tiempo y el espacio han alejado, y no los problemas o los malos rollos.

Así que el sábado por la tarde nos volvímos a ver y estuvimos recordando viejos tiempos mientras nos tomábamos un té en el centro. Hablamos sobre lo complicado que fué para mi hallarme en los últimos meses de mi estancia en Barcelona, en todo lo que nos había ocurrido en estos años, (que son muchas cosas), y sobre todo hablamos de nuestros planes futuros sobre el trabajo, el amor... y la vida en general.

Hablamos (conversación obligada entre mis amigos catalanes y yo), de la dificultad aparente que se interpone entre diversos círculos amistosos de catalanes y alguién de fuera (en este caso yo, del sur), cuando quiere acceder a ellos y se topa de pronto con una aparente frialdad, que no es frialdad, sino prudencia y tiempo, cosa que, sinceramente... casi nunca nos tomamos en el sur, sobre todo si de temas amistosos se trata.

Es curioso que con todos los amigos y amigas que hice en Barcelona por aquellos tiempos aún nos sigamos hablando y que hallan sido pocos o muy pocos los que me han defraudado. Con el tiempo te das cuenta que haces fuertes vínculos y que, aunque los veas poco, o nunca... de vez en cuando obtienes una llamada de ellos y tu también te preocupas por saber, aunque sea en la distancia, como van sus vidas.

Javi y yo nos volveremos a ver próximamente en Barcelona. Ya he apuntado bien su teléfono y él el mio. Ya está guardado en nuestras tarjetas de memoria. Por si acaso, jajajaj.

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Ayer mis niñas del Alma, (Estela, Pili, Laura y Charito) y Pablo y yo nos fuimos a Almuñecar, para pasar un día juntos, salir por la noche de marcha y quedarnos a dormir en un hotel.

El hotel era precioso, a unos 10 metros del mar... con unas vistas preciosas. Moderno y elegante... de esos que salen en las películas y que destilan un cierto aroma acogedor aunque en sus formas primarias parezca un poco frío y distante.

Lo hemos pasado de puta madre. Ha sido un día de relax para olvidarnos de todo lo que últimamente nos pesa... para disfrutar de uno de esos días dónde vivir, tomar una copa con tus amigos o simplemente admirar una vista, parece (y de hecho es), lo mejor y más maravilloso que te puede pasar, lo único que te apetecía vivir en ese momento.

Y también la hemos líado parda en algunos momentos... la verdad es que es normal que cuando estamos todos juntos la líemos, en el buen sentido de la palabra, claro... y ya hay momentos que no nos cansaremos de repetir como momentos divertidos que vivimos todos juntos, en este día y medio que se ha terminado dejando una resaca extraña y melancólica de síndrome post-vacacional.

Para mi recuerdo queda la luna llena reflejada en el mar, a eso de las cinco de la mañana... la vista que se podía observar desde mi habitación, una vista tan cinematográfica y hermosa que parecía perfectamente organizada por el mejor equipo de rodaje del mundo.

También algunos momentos divertidos; los chistes de Pablo en la cafetería del hotel, las idas y venidas a las diferentes habitaciones cuales colegiales en su primer viaje de estudios, las copillas en la habitación de Estela y Pili... y una llamada que he hecho a eso de las cinco de la mañana a la habitación de Laura y Charito y que ha resultado ser un error... ya que he llamado a otra habitación y he despertado a otros clientes mientras colgaba rápidamente el teléfono bajo las risas de Pili que se estaba partiendo el culo.

Esta tarde hemos vuelto de Almuñecar por la carretera que tantos recuerdos me trae de mi niñez y mi posterior adolescencia. Mi carretera favorita. El recorrido que más me gusta hacer...sobre todo en domingos por la tarde, cuando el sol está a punto de caer y las olas del mar no son sino serpentinas extrañas y deformes que dibujan un paisaje hermoso y pacifico junto a las siluetas de las montañas.

Empieza bien Marzo.

Ya huele a primavera.

Y por mucho que no quiera... aún te echo de menos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

salvaaaa echar de menos es sin h, ¿ cuántas veces te lo voy a tener que decir?