Como todavía no soy un director afamado (ironía, pero cierta, jjaja), me tengo que ganar la vida como todo hijo de vecino, y hace un mes encontré un curro ideal para ganar algo de dinero y tener mucho tiempo libre para escribir, que a día de hoy, es lo que más me sigue llenando y a lo que más tiempo a la semana suelo dedicar.
Los viernes y los sábados por la noche, de once y media a cuatro y media de la mañana, soy algo así como un relaciones públicas de una discoteca. Tengo que vender las entradas, atender a la gente cuando llega e informar de todo lo que el personal requiera.
Me gusta el curro, la verdad. No te matas el coco, puedes beber todo lo que quieras, estoy conociendo a mucha gente y cada tres minutos puedo admirar la belleza de pivones impresionantes que con una sonrisa me piden una entrada. Escotes generosos, ojos bonitos y profundos, buenos tipos... en fin, el sueño de todo adolescente con las hormonas revolucionadas, jajaj.
Pero sí hay algo que me gusta de este trabajo es que ocurre de noche, y entre gente guapa, sonrisas y demás suelen venir algunas personas que, al contrario que la anteriores, ni son guapas, ni se ven tan alegres... o sea, me encuentro con personajes que, en la mejor linea de los guiones de Paul Shrader, son solitarios sin remisión, deprimidos que vagan por la noche de la ciudad, buscando una copa, un asiento en la barra... y buenas vistas que admirar mientras sueñan con terminan con alguna mujer guapa en la cama... y no para follar precisamente, sino para hablar, porque se ven muy necesitados de una conversación que les haga ver que el mundo, la vida, los días... merecen la pena.
Me encantan estos personajes. Son idénticos a esos personajes que pueblan las películas que tanto me gustan. Perdedores natos que guardan en su interior cientos de lecciones de amor y desamor, de suerte y mala suerte, de perdición... y alguna que otra victoria que fué efímera.
Unos vienen apestando a alcohol, otros llegan mirando el móvil y apagándolos, no vaya a ser que su mujer sepan que, en vez de estar en el trabajo, se disponen a tomarse una copa y alejarse un poco de la realidad diaria. Y otros, los menos la verdad, vienen de coca hasta las trancas, y sus mandíbulas torcidas y ojos brillantes y salidos de sus órbitas sólo denotan que quieren morir poco a poco, no saben como hacerlo... y creen que el polvo blanco es la mejor solución para estar muertos en vida.
Cuando veo a alguno de estos personajes mi mente creativa empieza a calibrar... ya me imagino situaciones, personajes, conversaciones.... una película clara y difusa al mismo tiempo se dibuja plano a plano en mi mente.
Como dicen en "taxi driver", todos los animales salen de noche.
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Hoy he vuelto a hablar con Ana. Ana es la chica con la cual comenzé a salir este verano en Barcelona. Duro poco la cosa, la distancia, mis miedos, el poco tiempo... la desidia y la vageza. Ana me ha dicho de volver y yo, por supuesto, le he dicho que no. Dice que se acuerda mucho de mi y que, a pesar de mi raro carácter, quiere intentarlo de nuevo. La noticia me ha pillado de sorpresa, ya que no me la esperaba, y mucho menos después de tanto tiempo, pero esto me hace reflexionar sobre las posibles oportunidades que perdemos, y se nos vuelven a presentar tiempo después. Muchos de vosotros pensaréis, "el otro día, en el post anterior, decía que de aparecer el amor, no volvería a decir que no", tenéis razón, eso es lo que dije en el post anterior, pero hay una pequeña salvedad que se supone lógica en todo este asunto... si no estoy enamorado, no merece la pena volver, ni siquiera intentarlo.
Tengo que decir, no obstante, que Ana, a pesar del poco tiempo que estuvo en mi vida, fué todo un catalizador para mi forma de ser, o mejor dicho, fué un catalizador para el modo en el cual yo, más o menos, generalmente, menos en casos particulares... siempre me he tomado las relaciones.
Ana me caló desde el primer momento. Dijo que era un niño, que tenía síndrome de PETER PAN, que mi sinceridad plena no valía la pena en muchos casos, pues de tanto hablar... podría estropear cosas. Me hablo de mi miedo a amar, de que no estaba preparado para afrontar una relación porque el mundo sólo giraba alrededor de mi, y que aunque ella percibía que todo el mundo que había estado a mi lado, se había llevado un buen sabor de boca y un buen recuerdo, eso era producto de la estrategia de un tipo que nunca se había mojado en el amor... de un chaval que había esquivado los problemas con buena cara, que había afrontado los desatinos con kilos y kilos de azúcar para tapar heridas, no implicarse demasiado... y dejar una imagen más o menos impoluta de lo que era amar, amar sin meterse de lleno... en la distancia... amar diplomáticamente.
Pues todo esto y mucho más me dijo Ana una noche, sentados en un banco de Paseo de Gracia, mientras los coches pasaban... y yo no tenía más remedio que escuchar y callar... pues si algo bueno tengo es que, cuando alguién tiene razón, nunca, jamás discuto.
El elemento catalizador fueron estas palabras y la posibilidad de analizar mi trayectoria amorosa, como la de alguién que, como bien decía Ana, siempre ha estado allí, diplomáticamente... pero nunca, o en muy pocas ocasiones, de mente y corazón... sino con estas dos vertientes separadas según fuera el momento, el día... o mi circunstancia personal.
Así que Ana fué una historia breve, pero de una importancia feroz e inusitada. Ella me dejo mirarme a mi mismo desde fuera. Ella fué la que me dijo... "la única respuesta al amor es aceptarlo". "Claro que vendrán momentos malos, pero dime, Salva... y si además, por miedo a esos momentos, también te pierdes los buenos momentos... estás perdiendo mucho, y el precio es alto... nunca se sabe cuando va a salir aquel momento en el cual vas a decir.... quiero a esta chica... ella es.... ella es la chica de mi vida... y haré todo lo posible para demostrarle que, a pesar de mis miedos, y de los malos momentos... no voy a dejarla escapar".
Así que esto enlaza directamente con el post anterior... Ya estoy preparado. Gracias a Ana.
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Mientras escribo todo esto escucho sonar la lluvia. Es un placer oír la lluvia cuando no tienes ganas de dormir. Cuando tu mente se expande más allá de las paredes de tu habitación. Cuando sabes, por mucho que alguién lo niege, que aún quedan esperanzas... sólo que esas esperanzas son mudas de momento. Pero no hacen falta palabras. Lo sé.
¿Por qué apuntan a Sirio?
Hace 6 años
7 comentarios:
Son ya tres años los que llevo leyéndote y creo que te deberían de dar el premio Nobel al mejor blog de la red. Me has hecho llorar y reír a parte iguales. Muy grande este sitio. Y muy grande esta entrada, Sagitario.
Marta de Salamanca.
¿ que Ana ha sido la única que te ha dicho eso? jajajja tiene razón marta de salamanca haces reir y llorar a partes iguales
Querida anónima, (aunque creo que ya sé quien eres), no creo equivocarme...
Ana ha sido la única que me ha dicho todo esto sin agobiarme, sin pretender que mis "defectos" cambiasen de la noche a la mañana, sin reproches, con la única intención de, como digo en el post, hacerme verme a mi mismo desde fuera, pero no para su bien y beneficio, (esto habría sido egoísmo), sino para bien y beneficio mío.
Es por ello que digo que Ana ha sido la primera que me ha dicho todo esto. Y te aseguro que será la última. Ya no hace falta.
Marta de Salamanca dice que mi blog hace reír y llorar al mismo tiempo, no se refería a mi personalmente... si te hice reír alguna vez, eso que te llevas, seguro que lo hice con mucho gusto, si alguna vez te hice llorar... seguro que un poco de culpa tuviste... y si eres quién creo que puedes ser... no tuviste algo de culpa... sino toda, por quererme acaparar con mentiras, falsedades, celos infundados... y alguna que otra idiotez seria que aún hoy me da verdaderos escalofríos recordar.
Así que... si has reído... y has llorado... has sido porque bien a gusto que estabas...y bien que querías.
A mis amigos lectores pedirles perdón por la personalización de este comentario, pero es que estos anónimos con ganas de hacer daño por motivos de amor despechado ya me suenan a pura enfermedad... y a los enfermos... hay que darles medicinas.
Por cierto, querida anónima...¿tanto daño te hice que aún me sigues leyéndo?
Un abrazo!
que no picha, que te equivocas, y no es con ganas de hacer daño
Entonces sí me equivoco díme por que dices que no ha sido la única que me lo ha dicho. Eso, por que hago llorar y reír a partes iguales... y si puede ser de que nos conocemos y si hemos tenido el placer de salir juntos.
Un abrazo, anónimo/a.
illo, te lo hemos dicho mucha gente.
y no siempre has dejado buen sabor de boca. ¿ a tanta gente conoces por net que ya no te acuerdas de mi?
de todas formas olvidalo, que uno viene con ganas de reirse y tu te pones a la defensiva
No me acuerdo de ti porque no me dices quién eres.
anda... aquí te dejo mi correo, díme quien eres y de que nos conocemos.
salva.martos@hotmail.es
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