martes, 2 de marzo de 2010

PREPARADO

Hace un rato le comentaba a Tania, una de mis mejores amigas de la adolescencia y que aún lo sigue siendo hoy, que ya me siento preparado para tener una relación.

Han sido años duros de aprendizaje con respecto a este tema. Antes cualquier problema era solucionado con un "no te quiero", "te veo más como a una amiga", "creo que no estamos hechos el uno para el otro", y ahora siento que ya no tengo que excusarme en estas frases, sino que, cuando el problema surja, pediré un día o dos, pensaré en mi rincón oscuro de soledad... y esos dos días me serviran para darme cuenta que la que está a mi lado es la que me llena realmente, y no la dulce tentación de la libertad, realidad difusa y mitificada, de la que ya estoy más que cansado, ya que no es libre quien está solo, sino el que sabe estar acompañado y no se siente preso por ello.

Con el tiempo, (quizás la edad tenga mucho que ver en todo este asunto), me he dado cuenta que las cosas grandes se van y se esfuman como el agua de una pecera que se rompe contra el suelo, y solo quedan las cosas pequeñas, esas esencias insignificantes que nos hacen sentirnos a gusto con la persona que está a nuestro lado, esas pequeñas singularidades que nos hacen acercarnos a ella día tras día, sin prisas... con la idea segura y fija de que lo que hay fuera ya no puede llenarte...simplemente porque nada de lo que está dentro te hace sentir vacío.

Cada día estoy más seguro de mi mismo y de todo lo que puedo dar. Ha sido duro y extraño dejar cuando aún se amaba, mentir cuando sólo se tenían ganas de decir la verdad, marchar cuando en el fondo de ti sólo existian ganas de quedarte... Todo ello por el miedo y asuntos pendientes que parecían esenciales, y ahora quedan atrás como asuntos triviales y ya solucionados que sólo me recuerdan la gran ignorancia del ser humano cuando tiene terror, cuando se siente inseguro de si mismo... cuando piensa en el futuro... sin caer en la cuenta que con veinte años el futuro es mañana, pero con treinta el futuro, gracias a Dios, es hoy.

Ahora me da igual marchar o quedarme, no recordar o recordarlo todo, llorar o reír por las mismas cosas, si hago todo esto sabiendo que sin otro rostro y otra voz no sería nada. Absolutamente nada. Un cero a la izquierda. Una flor de plástico. Un libro abierto de par en par donde las palabras y las frases se encuentran desordenadas y escritas con una tinta a medio imprimir.

Ahora busco una vida y una historia ordenada, con el caos sano y necesario para tener algo de vitalidad, pero un caos que sea dado por las circunstancias y no por una mente como la mía que siempre ha pensado, equivocadamente, que después de dos días vendrían tres... y después de tres, cuatro... y todos ellos serían iguales, por el mero hecho de que el tiempo pasa, y no podemos hacer nada para aplacarlo. Ahora sé que el tiempo pasa, pero mientras pasa el tiempo ocurren muchas cosas más que merecen la pena, como por ejemplo ver cambiar a una persona, observarla desde el principio y el durante... sin esperar un final, por el simple hecho de entender que todo terminar y tiene su fin... sino por el simple hecho de saber que cuando estás no quieres terminar, por tanto, cuando no quieres terminar es porque quieres continuar, sean los días que sean... los minutos se convierten pues en la certificación de que lo que un día fué eterno entre dos miradas, ahora es duradero.... conceptos parecidos pero no semejanes... La eternidad es una quimera, la duración es real, se puede tocar y palpar. No exige de tiempos ni fianzas.

Y es por ello que ya no escribo poemas de amor, ni falsas alegorías que presentan el amor como un juego del pasado, irrecuperable en sus formas y maravilloso en su fondo. Ya no. No volveré a caer en esa trampa.

Habrá poemas nuevo pero surgirán de mi boca, y no de mi pluma. Habrá alegorías fascinantes sobre la magia de sentir AHORA, y no ANTES. Conseguiré tiempos y espacios coexistentes dentro de un presente real, condicionado por dos almas, y no sólamente por la mía, como ha sido siempre.

Buscaré esos momentos pequeños e imperfectos que dotan a la otra persona de rasgos únicos y definitorios que no se pueden encontrar en los libros ni en las películas... momentos únicos que serán sinceros y mágicos porque serán verdaderos, reales como el beso que daré antes de irme a dormir, sin el miedo de que al día siguiente, al despertar, mi miedo me haga sentir que todo ha cambiado.

Y seguiré desafinando cuando cante canciones de amor al oído, sin apenas darme cuenta que esos desafinos no están hechos para provocar la risa, sino para hacer sentir y hacer ver que las imperfecciones de la vida, y por ende en el amor, son necesarias para seguir viviendo. Para ser uno.

Para ser dos.

Canción "Sin tu latido", de Luis Eduardo Aute.

www.youtube.com/watch?v=ovLbjuwXxH0&feature=related

1 comentario:

Anónimo dijo...

Afortunada la que venga ahora. Me da pena pensar que en lo que cuentas no vale decir eso de "más vale tarde que nunca" porque ya ha pasado mucho tiempo y cuando tenias que estar no estabas. Te fuiste de pronto y me hubiera gustado que en esos dias pensaras lo que has escrito aqui.

Me queda el consuelo de saber que de algo te servi y que también me dijiste "te veo como a una amiga" y "ya no te quiero" cuando quizás no pensabas eso. El miedo te pudo y tu mismo lo dices.

También me da pena pensar que todas menos una quizás sólo hemos sido un eslabón mas en una cadena que te ha hecho pensar lo que piensas ahora. Por que estoy segura que con esa una no pensaste en estas cosas y las has pensado después con las demas. Lo que me da por pensar que lo que vino durante nosotras no fue mas que un anticipo de lo bueno que vendra con la siguiente, si no es esa una a la que me refiero y de la que tanto hablabas cuando estábamos juntos.

No quiero darte pena ni que piensas que te estoy echando algo en cara Salvi cuando eso no es asi pero debes de entender que me sentí rara cuando paso todo aquello y tu nunca estabas alli siempre en otra parte esperando lo que por mucho que querías no estaba pasando.

Te deseo mucha suerte en tu nueva aventura, asi te gustaba llamarlo a ti, y ojalá nadie se sienta sombra de nadie como cuando yo estaba contigo y eras tan niño que no pensabas en mi si no en la que no estaba a tu lado, y no en mi, que si estaba.

Un beso muy grande Salvi.