Ayer le conté a Nuria qué en dos años he crecido diez.
Ayer le conté a Nuria qué me siento engañado.
Ayer le conté a Nuria qué alguién me ha robado un tiempo muy importante y he de recuperarlo cómo sea.
Ayer le conté a Nuria qué mis miedos son más claros, ahora se localizarlos plenamente, e incluso controlarlos, cómo sí de pequeños títeres se trataran.
Ayer le conté a Nuria qué he aprendido a vivir con mis fantasmas.
Ayer le conté a Nuria qué ahora he aprendido a aceptar a las personas tal y cómo son.
Ayer le conté a Nuria qué el sentimiento de culpabilidad qué siempre nacía en mi cuando descartaba a alguién en mi vida va pasando poco a poco.
Ayer le conté a Nuria qué estoy harto de ser un Don Juan sin Espada.
Ayer le conté a Nuria qué ahora tengo las cosas claras, y qué por mucho que a veces sienta dolor, este es necesario.
Ayer le conté a Nuria qué mi realidad (lo que siempre he sido, pero pocas veces he dejado ver) se expresa cada día más libremente.
Ayer le conté a Nuria qué estoy harto de las personas qué vampirizan tus sueños y tus esperanzas con el deseo de poder apropiarse de unos sentimientos y pensamientos qué le son ajenos.
Ayer le conté a Nuria qué mi dolor es intenso.
Ayer le conté a Nuria qué este libro ya se ha terminado.
Ayer le conté a Nuria qué solo quiero vivir. En paz. Tranquilo.
Ayer le conté a Nuria qué estoy harto de ser un Ángel de la guarda para muchas personas.
Ayer le conté a Nuria que pronto, muy pronto... Mi carácter iba a salir.
Ayer le conté a Nuria qué sentí una pena inmensa cuando me di cuenta qué todo había sido un juego.
Ayer le conté a Nuria qué no quiero manchar a gente ingenua.
Ayer le conté a Nuria qué no quiero mancharme con gente manchada.
Ayer le conté a Nuria qué dentro de mi hay un hombre normal.
Ayer le conté a Nuria qué mi honor va más allá de cualquier otra moral o ética.
Ayer le conté a Nuria qué ahora quiero ver la vida de cerca.
Ayer le conté a Nuria qué mis ojos han llorado... Y mi alma rió.
Ayer le conté a Nuria qué disfruto de mi soledad.
Ayer le conté a Nuria qué siempre estaré aquí. Sólo han de buscarme.
Ayer le conté a Nuria qué no soy SUPERMAN, por mucho qué la gente crea que sí.
Ayer le conté a Nuria qué mi risa y mi llanto tienen el mismo valor.
Ayer le conté a Nuria qué un tunel siempre tiene un final.
Y ayer le conté a Nuria qué ahora soy el mismo Salva de siempre... Pero con el miedo y el temor guardados en los bolsillos. Me pueden pesar, no digo que no... Pero jamás guiaran mis pasos.
Y Nuria... Lo sabia todo.
La conversación qué tuve ayer con Nuria me ha hecho mucho más libre, y es qué, por mucho que a veces me sienta un marciano entre tantos terrestres... Siempre hay alguién qué sabe entender cómo te sientes.
Un beso Nuri... Te quiero mucho.
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Hace 6 años
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