domingo, 23 de noviembre de 2008

HABLEMOS DEL AMOR.

Lejos quedas ya.
Aunque a veces te recuerde.
Unicamente cómo un sueño de niño, ya olvidado.
Renacer de lo que siempre creí sería eterno.
Aprender a saber que después de ti, vino el mundo entero.

Hablemos del amor.
Del tiempo perdido dónde cómo niños jugamos.
De las tardes de domingo soñando entre gatos.
De los momentos felices, lejanos... Olvidados.

Caminando, caminando, me enamore de ti.
Hablando entre risas, entre verdades escondidas.
Acercando mis ojos a los tuyos, también mis manos.
Bajando los miedos, acercándolos más a ti.
Enamorado de todo lo que me hizo libre.

Hablemos del amor.
De las calles nuevas y las ilusiones conquistadas.
De las campanas lejanas, tu falda vaquera... Tu profunda mirada.
De los cines, los bares, las noches, las mañanas.
De todo lo que hablamos bajo paredes extrañas.

Nocturnos musicales bajo el humo de nuestros cigarrillos.
Unicamente por el placer de jugar a creer que todo era algo más.
Rebuscando entre lo que para ti era conocido y para mi nuevo secreto.
Imaginando que el tiempo sería poco, confirmado las prisas por besarnos.
Amanecer incierto. Verdad adulta de mi nueva vida.

Hablemos del amor.
De la música extraña. De las noches vagando, por la ciudad atormentada.
De tus lágrimas de miedo, de mis risas entrecortadas.
De todo aquello que vivimos para luego seguir cómo si nada.

Heroico fuí.
Evitando los miedos, las derrotas... Los gritos y las voces de otros.
Luchando contra viento y marea por un amor que fué sincero.
Intentando encontrar aquel recuerdo del futuro que me unió aún más a tu presente.
Olvidando también que a veces uno ama con la fuerza del mar encolerizado.
Sabiendo que, después de tanto tiempo, sólo fuí sincero. Cómo nunca jamás.

Hablemos del amor.
De sentir que tu vida era la mía.
De querer romper lo que Dios no quería.
De intentar comprender el porque de tu agonía.
De la desconfianza en mi ser, al saber lo que ya sabía.

Tanto amor de pronto, en tiempo breve pero eterno.
Alcanzar la verdad fué lo que supero nuestras miradas.
Nunca jamás el deseo fué pasto de llamas tan dolorosas.
Inalcanzable que el futuro fuera cierto, al menos entre nosotros.
Aceptando que tus ojos y los míos se esfumaran cómo vinieste a mi. De pronto.

Hablemos del amor.
De la sinfonía entre tu cuerpo y el mío.
De tu irá destructora y de tu gran mentira...
De todo lo que no te dí... porque en realidad nada feliz te haría.

Hablemos del amor,
cómo aquello que nos hizo libre.

Con la seguridad cierta de que;
por volver a volver,
al principio de todo,
de nuevo... Amaría.

No hay comentarios: