miércoles, 15 de agosto de 2007

16 DE AGOSTO.

Esta noche hace un calor horrible.

Hace un momento que me he despedido de Chabe en la plaza de la marina. Tenía ganas de volver caminando a casa para pensar un poco en mis cosas, pero al final, el cansancio y el calor han hecho que haya tomado un taxi y mis pensamientos durante el trayecto en vehículo han sido por tanto breves, pocos esclarecedores y algo ambiguos.

La verdad es que no tengo mucho que deciros esta noche (quizas nada), pero esto de escribir en mi blog se esta convirtiendo en una costumbre y cuando dejo de relataros durante un tiempo las cosas que me pasan o pienso, me siento algo culpable y entonces deseo con todas mis fuerzas encontrar el momento de escribiros algo. (O encontrar algo para deciros y por lo tanto para escribir, que parece lo mismo pero en absoluto es la misma cosa)

Hoy tenía la esperanza de ver a mi amiga Susana. Susana es una de las mejores amigas que tuve. Hace ya algunos años que se fué a vivir a Madrid, y la verdad es que desde entonces nos hemos visto poco, siempre rápidamente y en situaciones dónde una buena conversación eran casi imposible... Hoy, cómo os iba contando, habíamos quedado para vernos y charlar un poco, pero al final no ha podido ser.

Es una mierda eso de venir de vacaciones a tu ciudad pocos días y en ellos tener que ver a un montón de gente que te suplica un poco de tu tiempo. Yo he vivido esa situación varias veces y por experiencia propia os digo que no hay peor sensación que la de estar agobiados en tu propia tierra y con la distribución de tu propio tiempo... Por lo tanto, no te preocupes, Susi, ya nos veremos en otra ocasión y nos podremos contar todo lo que nos ha pasado (o nos esta pasando) en todo este lapsus dónde el tiempo y el espacio ha jugado en nuestra contra.

Susana era (y aún es), una gran tía. La verdad es que cuanto más tiempo pasa más tengo la sensación de que a pesar de nuestros malos momentos, nuestros problemas y nuestras broncas pasadas y continuadas lo pasamos de fábula. La verdad es que no recuerdo muy bien cómo Susana entró en mi vida o yo entré en la de ella... Sólo se que fueron unos años maravillosos dónde no nos cansamos de soñar con momentos y lugares muchos mejores de los que podiamos disfrutar por aquellos entonces. Ahora que el tiempo ha pasado quizás hayamos cambiado mucho y nuestros deseos o sueños se hayan perdido cómo lágrimas en la lluvia... Pero con Susana siempre se tiene la misma sensación... Una sensación extrtaña y placentera que te llena de seguridad y franqueza. Es cómo volver a beber de un buen vino que hace mucho tiempo nos dejo un buen sabor de boca. Y ya se sabe que los buenos vinos jamás se olvidan... Pues eso Susi, que a ver cuando nos podemos ver, nos ponemos al día y de paso nos vamos de juerga que falta nos hace, joder¡

Bueno....

Me voy a dormir ya que tengo sueño. Tantos días de marcha me están afectando al coco, al cuerpo y sobre todo a mi moral.

Un beso amigos.

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