20 DE AGOSTO.

Esta tarde iba en el Bus de regreso a casa y un sentimiento profundo de pena se ha apoderado de mí. En menos de un segundo me he sentido pequeño, insignificante, minúsculo... Me he sentido "nada" ante un mundo que corre a la velocidad del rayo y a veces no nos adaptamos a su ritmo.

No, no se porqué a venido ese sentimiento... Pero todo se ha ido volviendo negro, oscuro, pesado... Os juro que creí qué me iba a dar algo. Un bajón de los buenos. Pensaba en muchas cosas pero en ninguna en particular.

Pensaba en mi vida. En cómo no es del todo lo que yo había soñado. Y eso que las prioridades me han cambiado. Antes, bueno, hace unos años... Soñaba con tener mucha pasta, dedicarme al cine y rodar y rodar... Ahora, todo eso ha pasado. Quiero cosas más sencillas. Ya que de momento no las tengo, y las hecho en falta.

Una cosa que necesito (y quién no) sería por fín un amor sincero, de esos que dicen que duran (o pueden durar) toda la vida. Que dure o no es lo de menos, pero echo de menos el sentimiento de tener alguién a mi lado, y que me de seguridad y paz. Sobre todo paz, pues la seguridad ya me la busco yo solo, pero sueño con esa persona que al volver a casa... Con una mirada ya sepa cómo te sientes y entonces, cualquier problema por grande que haya sido, pasará a mejor vida, y sabrás que en cierta parte eres feliz.

Supongo que toda esta paja mental viene al caso porqué el viernes por la noche me encontré en la feria a uno de mis mejores amigos del instituo. Cuando nos saludamos nos hicimos la pregunta de rigor, "¿qué tal va todo?". Yo le dije que bien... Tirando... Y él giro su espalda y me señalo a una chica que estaba justo detrás de él.

-¿Aún sigues con la novia del instituto?-Le pregunté yo.

Y él me enseño un dedo de su mano derecha... Había un anillo.

-Claro-me dijo-Nos casamos hace dos semanas.

¡¡¡Madre mía¡¡¡ La misma novia del instituto, sólo 25 años, y ya casado... Sí, se que esto puede sonar a típica película cursi desfasada pero; ¿sabéis qué?; Ahí habían dos personas profundamente enamoradas. Desde los tiempos ancestrales... Y eso se notaba.

Ayer llame a Toñi (mi antigua compañera de piso) y allí estaba ella, hablando conmigo por su móvil y sosteniendo en brazos a su primera hija, a la que dió a luz poco menos que hace un mes.

En fín... Qué parece que la gente tiene su vida (para bien o para mal) y yo sigo estancado en esta telaraña en la que me dejo llevar sin darme cuenta que el tiempo pasa, (es lo único verdedero que hay), y poco a poco todo se vuelve más negro... Mas incierto. Más urgente.

Total; que cuando me he bajado del Bús en la ALAMEDA PRINCIPAL, he mirado al cielo y he visto cómo unos hermosos rayos de sol se estaban filtrando por las hojas de los árboles y estos rayos de sol acariciaban todo; los coches, la carretera, los edificos... A los peatones... Y entonces mi mente se ha dejado llevar y el sentimiento de pena se ha ido por unos momentos y me he dicho;

-¡Joder... Que cosa más hermosa¡ ¿Quién se estará dando cuenta de este momento aparte de yo?

Pero claro, no era cuestión de preguntar, así qué me he subido a otro bús y me he olvidado de todo un poco. Y ya no era un sentimiento de pena, síno una extraña mezcla de alegría, tristeza, melancolía... Esperanza.

Me suele pasar. Ya estoy acostumbrado. Soy cómo un personaje de una película de Kieslowski... Pienso que todo es una mierda y de pronto, ZAS... ¡¡¡La revelación¡¡¡ Vale la pena vivir. Al menos aunque sea por estos momentos dónde una extraña magia te envuelve y te hacer ver el otro punto de vista de las cosas. El punto de vista misterioso de una vida que no sabemos muy bien dónde nos lleva... Pero que, irremediablemente, nos tiene bien apretados y sujetos.

La verdad es que mientras escribo aquí tranquilo no puedo dejar de pensar que dentro de pocas semanas tengo el examén de música y cómo lo suspenda tendré que hacer la carrera en otra ciudad... Y cómo tenga que irme a otra ciudad no se que haré, porqué ya han sido tantos comienzos (con sus finales), que ya no tengo fuerzas para ni siquiera intentar algo que de momento no se sí vale la pena o no.

Ayer le dije a Guille (el primo de Chabe), qué me gustaría volver a Barcelona. Me gustaría disponer de un año allí dónde poder escribir alguno bueno de verdad, reencontrarme con la ciudad dónde verdaderamente fuí feliz y volver a pasear por esas calles que tantos recuerdos agradables me traen. Mira que me lo he pasado mejor en Madrid, eh... En temas de amigos, salidas y tal, pero mi historia de amor BARCELONA-SALVA me tiene de los nervios desde aquel 2004 dónde me tuve que venir a toda prisa. De nuevo a Málaga.

Mis amigos me dicen que soy un culo de mal asiento... Yo no lo niego, pero desgraciadamente ellos no han salido tanto cómo yo de nuestra ciudad, y cuesta explicarles qué cuando te has sentido feliz en un sitio deseas volver, aunque sólo sea para poder rememorar todos aquellos momentos mágicos dónde un paseo por el Barrio gótico, una película en el cine Meliés o un instante divisando la ciudad desde el Parc Guell... Eran la vida. Sín más.

Se que volveré. Lo se desde hace mucho tiempo. Cuando y cómo no lo se. Pero volveré.

En fín, amigos míos...

Nada nuevo bajo el sol.

Un abrazo.