viernes, 12 de diciembre de 2008

A 18 DIAS.

A 18 días para el año nuevo.

A 18 días para un "nuevo comienzo".

A 18 días para recordar por siempre... Y olvidar a partes iguales.

No ha sido un año malo; ha sido un año extraño Dentro de "extraño" hay sensaciones y momentos de todo tipo; buenas sensaciones, malas sensaciones, malos rollos, buenos rollos... Supongo que cómo a todo el mundo le ha pasado y le pasará durante un año de su vida, la verdad es que a estás altura no voy a descubrir nada nuevo, ¿no?

En Febrero, el amor me tuvo "secuestrado". Un mes ausente, haciendo esfuerzos para convivir con el compromiso, la responsabilidad... El amor. Y sus problemas. 28 días sin escribir nada en este blog. Absolutamente nada. Viendo la luna desde un precioso balcón de grandes cristaleras, haciendo el amor un día sí y otro también; aprovechando los momentos de soledad para disfrutar de mis amigos; sobrellevando situaciones que, pensadas ahora, tiempo después, me parecen de una película ajena a la mía. Paseando un perro por las mañanas... ¿Cuando coño me han gustado a mi los perros? Acostándome a las doce de la noche, levantándome a las nueve de la mañana... Sí, definitivamente estuve "secuestrado" por un ente ausente que provoco en mí todo aquello que no soy y que jamás quise ni querré ser.

En Marzo vino un portazo, unas malestas, un llanto fingido... Y luego de todo esto la libertad ansiada. Noches de marcha con mis amigos. Charlas y más charlas a las tantas de la mañana, junto a una buena botella de vino. Algunos polvos anónimos que fingí después, en un futuro próximo a este momento, no haber echado. Y ahora me pregunto, ¿Por que no reconocí en su momento que me había pegado mis festines? ¿Qué malo había? Estaba libre, ¿no? Y la libertad consiste en eso, ¿verdad? En hacer lo que quieres, cuando quieres y con quien quieres... También con quien puedes, claro está. Querer es poder.

En Abril el recuerdo me jugo una mala pasada... Y por jugar aposté la última carta a la última oportunidad. Trate de vaciarme de mentiras, de miedos, de paranoías... Y me di una nueva oportunidad. Me dieron una nueva oportunidad. Y todo hasta una tarde de Mayo dónde, en un arrebato de sinceridad "pokera", pues de juego se trataba, caze un farol a mi jugador contrario.

Mayo y Junio. Con el farol detrás de la oreja, "La mosca", agote todas las posibilidades, que en realidad ya estaban agotadas. Sólo que se me da muy mal dejar de jugar así, friamente... Y no tuve más remedio que alargar la partida hasta altas horas de la madruga. Así que mi cuerpo actuaba cómo un autómata, pero mi mente estaba siendo preparada... La preparaba todos los días; ahora tendrás que organizarte así, ahora tienes que hacer esto para que pase lo otro... Tienes que abandonar la partida pero dejándo ver que en realidad te duele, te duele mucho.... Siempre me consideré un buen actor, la verdad, y aunque suene frío, en aquellos tiempos realice el mejor papel de toda mi vida. A veces la realidad supera a la ficción.

A finales de Junio me fuí de la partida sin más intención que la de alejarme de esta para siempre. Y me fui lejos, a Madrid. Y durante una semana, dos, fuí muy feliz... Por el día. Por las noches seguiamos jugando, el otro jugador tenía ganas de marear las cartas y claro, no había más remedio que finalizar lo que, de mutuo acuerdo, habíamos empezado meses antes.

A principios de Julio, de noche, una mano rápida; de esas que no se olvidan. Una mirada triste, de fin de partida... Y sí te he visto no me acuerdo. FIN. SE TERMINO. ME VOY.

De Julio a Septiembre, la resaca del juego. Mentiras y malentendidos. Malentendidos y mentiras. Quería salirme del juego, de hecho ya estaba fuera, o al menos así lo pensaba yo... Pero las ansias ludopáticas de un jugador con mal perder no dejaban de acosarme. Y nada, así un día, y otro, y otro, y otro... Sin descanso. Sin remedio.

Recuperé amistades pasadas. Hice otras nuevas. Todas ellas me ayudaron. Fué una desintoxicación lenta, pesada, abrumadora... A veces hasta dolorosa. Una intriga palacia de esas que enganchan a los pobres corazones. A los que no tienen nada que hacer, a los que quieren perder el tiempo... Y a los que suponen que los demás, cómo ellos, también queremos perder el tiempo.

Pero la rehabilitación fué conseguida, con paciencia, perseverancia y sangre fría. A finales de Septiembre la escuela. La rutina, cómo siempre digo, la béndita rutina.

De Octubre hasta ahora una alegría inusitada invade mi cuepo, todo mi ser. He jugado muchas partidas y de momento el cupo de apuestas ya está cerrado. Sí alguién quiere jugar connmigo, o engañarme, que a veces es lo mismo, lo tiene crudo. Ahora soy yo, solamente yo, y nada más que yo.

Y me pierdo en la noche. También en el día. Y me lo paso bien, la verdad, para que nos vamos a engañar. Y lucho. Lucho. Lucho. Voy hasta a clases de música¡¡¡ Y aprovecho el tiempo, y descubro... Y no me dejo intimidar... Y voy recuperando poco a poco aquello que fuí. Aquello que deje atrás hace algún tiempo.

Y así llegamos hasta hoy mismo. Cuyo colofón ha sido una agradable cerveza que me he tomado en el bar de Diego, con la gente de mi clase. Sin más pretensiones que las de reir, reirme de mí, reírme de todos... Y reírme del mundo.

Y mañana tengo que madrugar pues me han invitado a Almorzar. Pero aquí me tenéis, hablando (escribiendo) con vosotros, para vosotros.

A 18 días de un nuevo años....

A 18 días de una nueva oportunidad...

18 días que esperon que sean los mejores del resto de mi vida.

Y luego, dentro de 18 días... Muchos más, mejores... Cómo estos 18, sí puede ser. Sí tengo suerte. Sí el destino está de mi parte.

DEDICADO A TODOS LOS QUE ME HAN AYUDADO ESTE AÑO.

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