miércoles, 3 de diciembre de 2008

MILAGROS ESCÉNICOS.

Ayer tuve un ensayo pésimo. Llevaba una semana ensayando la obra de teatro y Franco, mi actor, no había captado el personaje. Le explique de muchas maneras lo que quería del personaje, y por ende de su actuación.

- Franco, tu personaje es un niño pequeño que tiene arrebatos de violencia, pataletas agresivas que se toma cómo un juego. Franco, tu personaje es un tipo "loco y extraño" que juega a jugar que es violento. Franco, tu personaje vive entre la fina linea de la cordura y la locura más absoluta...

Así, una explicación tras otra, y nada. El personaje no salía. No estaba en el escenario. Estaba oculto... No había nada, sí había algo, pero no el personaje que yo me había creado en mi mente, no el personaje que yo quería crear a partir de la lectura que hice de la obra, cuando mi mente y mi creatividad comenzó a diseñar al personaje tal y cómo yo pensé que debía ser.

Ayer salí del ensayo fatal. Yo y Franco, el actor. La última media hora de clase fué una charla dónde le trataba de explicar a Franco que se había perdido, que no me estaba dando lo que yo quería, que su personaje necesitaba más garra, mas valor... Mas vida.

Esta tarde tocaba un nuevo ensayo. Franco ha venido y me ha dicho; Salva, tranquilo, ya lo tengo. Lo tengo. Se como es el personaje.

Nos hemos puesto a ensayar y AHI ESTABA EL PERSONAJE. Por fín, después de una semana de ensayos, Franco ha sabido darme lo que yo le pedí el primer día.

Hay dos tipos de actores; Los que se dejan guiar por el director confiando en ellos plenamente y los que, por mucho que fingan ser guiados por el director, necesitan trazar un camino ellos solos, un camino para descubrir cómo es el personaje y luego poder hacerlo arriba, en el escenario. Sin lugar a dudas que Franco pertenece a los segundos, es un actor que más que necesitar ser guiado por el director necesita descubrir por él mismo todos los recovecos internos que cualquier personaje posee.

Cualquier método es válido si con él se consigue el perfil del personaje. En el teatro, cómo en el cine, el fin siempre justifica los medios. Es la única parcela de la vida dónde este refrán es válido. Con todas las consecuencias. Con todos los sufrimientos.

¿Cómo ha logrado Franco dar con el personaje? Supongo que ha sido un cumulo de cosas; todo lo que le explicado esta semana sobre el personaje, las reflexiones que él se ha hecho personalmente, su investigación sobre la forma de ser del personaje.... Y también, porque no, la anulación de una parte del miedo escénico que todo actor lleva dentro de sí, y este miedo, a veces, juega malas pasadas pues no te ofrece libertad para crear... Para dejarte llevar. Para descubrir... Para disfrutar.

Y también ha dado con el personaje porque esta noche pasada Franco ha soñado con "algo" y este algo le ha ayudado para entender cómo era el personaje. EL PORQUE del mismo. Un personaje nunca es, es un PORQUE. Sabiendo esto se sabe todo de él. Franco me ha contado el sueño que ha tenido, (yo no lo puedo contar porque es algo privado, y en cierto sentido se rompería la magia), pero este sueño que ha tenido es una de esas pequeñas cosas que pasa a veces en el mundo del teatro y del cine. Una respuesta certera a medianoche que te soluciona rápidamente todos los problemas creativos que has tenido durante un tiempo.

Definitivamente es MAGIA. Esta tarde el ensayo estaba... Estaba vivo. Por supuesto que aún hay muchas cosas que pulir, muchos errores míos de dirección que tengo que arreglar... Pero el diamante en bruto, el camino por el cual tenemos que andar de aqui en adelante, ya estaba esta tarde. Está conseguido.

La autora de la obra se ha enterado que estoy preparando su drama. Me consta que le ha hecho mucha ilusión y ha dicho de venir a los ensayos. A mi me da mucho corte, la verdad, pues entiendo y comparto que cuando alguién escribe algo tiene el derecho moral, cómo un padre, de querer proteger a sus hijos, en este caso de proteger el sentido único que impregnó el texto original al ser escrito. Pero también que consta que un director de teatro crea a partir de un texto cualquiera un mundo propio. Así pues, si la autora quiere venir a uno de los ensayos será bienvenida. Pase lo que pase, le guste más o le guste menos, tiene que ser todo un place ver que los personajes a los que un día diste vida "escrita" ahora, después de un tiempo, vivan de verdad.

Milagros del teatro.

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