martes, 9 de diciembre de 2008

CRÓNICA DE LOS ENSAYOS.

Temo a los Martes, el primer día de ensayo de la semana. Los temo porque los Martes suelen venir profesores adjuntos, (voz y cuerpo), para ver los ensayos y "supuestamente" echarnos una mano con estás dos cuestiones, pero al final terminan hablando sobre la obra, dando una opinión muy personal de la misma sin haberse leido ni siquiera el texto, sólo opinando del trozo que han visto ese día, y esta opinión, que generalmente se transforma en "yo no lo veo así", pone nervioso a mis actores, les hace dudar... y cambian radicalmente el carácter dramático y de puesta en escena que yo he elegido para dirigir la obra.

Algunos de mis compañeros gritan, tratan a estos profesores cómo si no supieran de lo que están hablando y en el peor de los casos prohiben la entrada de estos a los ensayos, pero yo, que la verdad, no tengo ese pronto, dejo que entren... Y lo peor de todo; dejo que opinen sobre cuestiones que ellos no tienen porque opinar.

Yo escucho, asiento cómo que estoy de acuerdo con ellos, pero cuando se van sigo haciendo lo que me parece, cómo me parece y realizo mi visión de la historia que estoy motando. Pero esta tarde ya estaba harto, todos los martes lo mismo... Tenemos un trabajo realizado y llega un profesor de turno, dice que no lo ve claro, los actores se ponen nerviosos, estos profesores proponen cosas nuevas... Y al final perdemos el tiempo, pues acabamos retomando la visión que yo tengo de la historia, pero antes los actores han dudado por la opinión que de la obra han realizado estos profesores.

En fin, no se... Mira que el texto es claro, eh... Unos dicen que tengo que exagerar más... Otros dicen que tengo que exagerar menos... Yo pienso, cómo he pensando desde el principio, que lo mejor es quedarse a mitad de camino ya que el texto así lo deja ver... E ir subiendo y bajando el ritmo de las interpretaciones, la intensidad de las mismas... Las indicaciones de dirección. Definitivamente esta es mi visión desde el principio. Y a ella estoy siendo fiel.

Yo creo que hay algo que no funciona en la asignatura de dirección y es lo siguiente; cómo alumno he de recibir, (y he recibido), la formación necesaria para aplicar una técnica a mi trabajo de dirección pero creo que, cuando la técnica ya ha sido asumida, el director ha de estar totalmente libre para poner esta al servicio de su visión de la historia. Lo que quiero decir es que un profesor me puede (y debe) decirme que un movimiento no está limpio, que un actor dice una frase de una manera falsa, que el ritmo baja cuando debe subir, pero lo que creo que no deberian decir es que mi visión de la historia está equivocada, que el texto debe ser realizado de una manera determinada... Que al fin y al cabo, debo montar una obra cómo ellos piensan que debo montarla. El arte es libre y parte siempre de la mirada de un creador. Este "creador" soy yo, nadie puede decirme que estoy equivocado en mi concepción de la obra, pues luego, el público podrá opinar sobre sí la obra ha gustado o no, pero nadie puede decir que mi visión o el modo de dirigir no ha sido el correcto. El modo de dirigir y mi visión es mi visión como artísta, cómo director, es lo que quiero decir, en el momento que lo quiero decir, con las palabras que quiero decir...

Es cómo si a un fotógrafo la dijeran; Oye, creo que el encuadre de tu foto está mal planteado. Creo que has debido girar la cámara un poco más a la derecha, para que se pudiera ver ese árbol marrón y verde tan hermoso.

Cómo es normal, no es que el encuadre de la foto está mal realizado, sino que el fotógrafo no quería sacar ese arbol pues o no le interesaba en ese momento, o no lo veía importante para lo que quería decir haciendo la foto que quería hacer.

Simplemente eso. Nadie puede juzgar la elección formal y artística de una obra de arte. Puede decir, (sentir), que le ha gustado más o menos... Es más, alguién puede decir, (cómo se dice), que un guión es malo, o que una obra de teatro es aburrida... Pero nadie debería decir; Creo que no has debido de dar tanta importancia a este personaje, creo que esta película debería pasar en el siglo XIX y no en el siglo XX, esas cuestiones artísticas, esas elecciones formales de dirección, sólo corresponden al creador, y el creador sabe porque ha elegido estás y ha desestimado otras.

Así que he decidido que a partir de mañana a mis ensayos NO ENTRA NI DIOS, sólo la profesora de prácticas de dirección. Con estas opiniones sobre el trabajo que se va haciendo poco a poco, solo se pierde el tiempo, los actores se lian, toman miedo, crean inseguridades... Y a mi me retrasan un trabajo dónde desde el primer día tengo muy claro los resultados que quiero obtener con él.

Se de antenamo que mi obra no va a ser perfecta, quizás no sea la mejor obra del mundo, pero lo que sí se es que esta obra, la que estoy haciendo ahora, va a ser cien por cien salva. O sea, que en ella estoy poniendo todo lo que quiero decir en este momento. Y punto.

Y ojo, esto no es prepotencia, bien saben muchos que soy amigo de los puntos de vista diferentes a los míos y que me gusta oírlos, pero cuando estos puntos de vista se meten de lleno en tu concepción de la obra que estás realizando, pienso que has de cortar por lo sano, ya que nadie cómo yo, sabe y entiende el trabajo que estoy realizando desde el primer día. Nadie cómo yo entiende y comprende los mecanismos extraños y diversos que he de poner en juego para que mi obra sea mi obra, y no una obra común de gente ajena que ha ido dejando su opinión en los ensayos.

Que el público opine, es lo que quiero, pero sólo cuando mi visión personal de la obra se haya visto. Antes no. No es ético, no es tolerable... No es artístico. Y cómo siempre digo; el arte no es matemáticas ni economía, el arte es algo que no se puede medir.

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